Las Crónicas Anónimas de Sahagún, refieren que los santos Facundo y Primitivo nacieron en León. Fueron hijos según la leyenda de San Marcelo y Santa Nonia y padecieron el martirio bajo el mandato del gobernador Ático, teniendo que sufrir el ser arrojados en un horno, ser envenenados, ser introducidos en una caldera con aceite hirviendo o ser silenciados tras hacerlos tragar cal viva con vinagre. Al ver que ninguno de esos tormentos conseguía acabar con su fervor y fortaleza, el gobernador los mandó degollar en el año 304. Piadosamente enterrados en el lugar en que sufrieron martirio, en las riberas del río Cea, se creó bien pronto una iglesia que se transformó en monasterio bajo la orden de San Benito, siendo un lugar de peregrinación que tuvo una enorme importancia en toda la zona, como foco de cultura y de poder.

CREENCIAS

Fray Joseph Manzano en la Vida y portentosos milagros del Glorioso San Isidro Arzobispo de Sevilla dice que San Marcelo y Santa Nonia -quien por cierto fue martirizada arrojándola a un pozo- tuvieron doce hijos, todos santos, a los que compara con doce frutos o con los doce meses del año y cuyos nombres eran Claudio, Lupercio, Victorio, Emeterio, Celedonio, Servando, Germano, Fausto, Januario, Marcial, Acisclo, Victoria, de modo que ni Facundo ni Primitivo aparecen como hijos suyos.