Se le llama a San Teodoro "el bisoño" para diferenciarle de otro mártir del mismo nombre que se celebraba en febrero al que también se llamó de Amasea o de Euchayta, pues en el primer lugar fue martirizado y en el segundo se veneraron sus restos durante mucho tiempo. El relato de éste, al que la tradición conocía como "el capitán" dice que su martirio fue descrito por un escriba llamada Abgaro que se hallaba presente durante el tormento y a quien Teodoro pidió antes de morir que trasladase su cuerpo a una tierra heredada de sus padres para recibir allí sepultura. La tradición cristiana cuenta que San Teodoro ayudó a algunos reyes a ganar sus batallas por lo que, finalmente, el lugar de su tumba fue magnificado y bautizado como Teodorópolis. Curiosamente ambos santos tienen historias similares y se siguen confundiendo sus historias pero en la iconografía se les representa con imágenes diferentes, aunque casi siempre juntos.