La historia del militar romano Plácido, capitán de los ejércitos de Vespasiano y Tito, según César Baronio -quien le atribuye los hechos de que habla Josefo en el libro III, capítulo III de su Guerra de los judíos- se convierte por completo a partir del hecho milagroso que se narra en las hagiografías. Habiendo salido a cazar, trató de seguir a un ciervo que se fue metiendo en la espesura del bosque hasta que, acosado por Plácido, se volvió hacia él y el cazador pudo ver claramente que entre la cornamenta iba una cruz. Al tiempo escuchó una voz que le reprochaba que le persiguiese tan sañudamente. Al llegar a su casa, su esposa había tenido un sueño similar por lo cual acudieron a un presbíterio llamado Juan quien les adoctrinó y les bautizó en la fe cristiana imponiéndoles los nombres de Eustaquio a él y de Teopiste a su mujer. Retiróse Eustaquio al campo donde ejerció el oficio de labrador hasta que fue descubierto por unos soldados que habían servido con él y que le llevaron de nuevo a Roma donde fue recibido por el emperador. Sabiendo éste que se había convertido al cristianismo y teniendo la obligación de velar por la religión del imperio, instó a Eustaquio a que negara sus principios. No lo hizo y se le sometió, junto a otros compañeros, a diferentes tormentos que acabaron cuando se les introdujo dentro de una estatua que representaba a un toro, prendiéndole fuego con ellos dentro.
CREENCIAS
No olvidemos la frecuencia en la hagiografía de la representación de la cruz entre las astas de un ciervo, símbolo del árbol de la vida y de la resurrección. El ciervo mismo tiende a ser representado en ocasiones con aspecto humano. Tras las publicaciones fisiognómicas del italiano Giambattista della Porta, estudioso de las artes ocultas y fundador de la Academia Secretorum Naturae, muchos seguidores trataron de hacer de la observación del rostro de las personas un tratado comparativo entre los retratados y sus similares, tanto en el aspecto físico como en el comportamiento y virtudes. Uno de esos seguidores fue Giuseppe d 'Alessandro, tercer duque de Pescolanciano, quien, además de dedicar su vida entera al estudio de los caballos, dejó algunos trabajos sobre la fisiognómica que publicó su hijo Ettore en Nápoles en 1723. En esos grabados, muchos de ellos copiados del libro de della Porta, se comparaba el aspecto de diferentes personajes históricos con cabezas de algunos animales: a Sócrates se le comparaba con un ciervo, por ejemplo, a Platón con un perro Bracco, al emperador Vitellio con un cárabo, etc.
FIESTAS
Es fiesta local en:
Iruecha (Soria)
Cabañas de Sayago (Zamora)