Algunos hagiógrafos coinciden en que San Eugenio nació en Cartago, donde sucedería al Obispo Deogracias en el año 480, después de mucho tiempo de estar vacante la sede. La razón por la que los católicos sufrían innumerables injusticias era que los reyes vándalos cuya religión era el arrianismo no permitían que hubiese libertad para otras confesiones. Sólo después de mucho tiempo consintió Hunerico, sucesor de Genserico y de carácter brutal y tornadizo, que los católicos pudiesen elegir obispo e ir a las iglesias libremente. En el año 483, sin embargo, cambia su opinión y prohíbe de nuevo el culto católico desterrando a muchas personas, entre ellas a Eugenio, que se ve obligado a vivir en el desierto de Trípoli hasta que Guntamundo le restituye en su sede y le permite volver a predicar. Al poco tiempo, sin embargo, el sucesor en el trono vándalo, Trasamundo, reanuda la persecución de los católicos y condena a muerte a Eugenio, conmutándole la pena por el exilio a la localidad de Vienne, en Francia, donde Eugenio fundará un monasterio y vivirá hasta su muerte. Son recordados algunos de sus escritos, como la Expositio fidei catolicae, y otros en los que además de una defensa de su fe manifiesta la divinidad del Espíritu Santo.