Es el evangelista San Marcos quien, de forma sucinta, narra la historia de la degollación del Bautista, que se celebra en este día. San Marcos, en el capítulo sexto, relata los motivos y los prolegómenos: Juan, en su predicación, arremete muy frecuentemente contra la actitud del rey Herodes, que se ha llevado a su palacio a la mujer de su hermano Filipo para vivir con ella. Herodías, que así se llama la mujer, debe soportar la vergüenza de ser criticada en la calle y en el propio palacio por San Juan, que recuerda a Herodes: "No te está permitido tener la mujer de tu hermano". Herodes apresa a San Juan y le encarcela. En el cumpleaños del rey, éste reúne a sus amigos y a los magnates del reino en una gran fiesta en la que baila para él la hija de Herodías. Al terminar la danza, Herodes, complacido, promete a la joven darle lo que le pida. Herodías sugiere a su hija que le pida la cabeza del Bautista y ella lo hace. Herodes, contrariado, no puede incumplir su promesa ante tanta gente y accede. La cabeza del precursor se le trae en un plato y San Jerónimo añade que Herodías atraviesa con un alfiler del pelo la lengua que tanto había clamado contra su comportamiento. El patriarca Nicéforo recuerda además en uno de sus escritos que la hija de Herodías, Salomé, muere poco después al caer en un río helado y tratar de sacar la cabeza fuera del hielo, degollándose ella misma.