Nació Luis del matrimonio de Carlos II de Anjou y María de Hungría, por lo que le hubiese correspondido participar en los derechos sucesorios de la dinastía de Anjou. Sin embargo una serie de hechos, entre ellos el haber sufrido prisión tres años en Barcelona para conseguir que su padre -que había sido derrotado por Roger de Lauria y encarcelado por Pedro III de Aragón- fuese liberado, modificaron su carácter inclinándole hacia la carrera eclesiástica y renunciando a los posibles derechos dinásticos en favor de su hermano Roberto. Tomó el hábito de franciscano y dedicó toda su vida a los pobres y a la caridad, siendo nombrado Obispo de Toulouse, donde se acrecentó su fama y su santidad pese a que su deseo era pasar inadvertido y mostrar humildad en todo momento. Murió en 1299 cuando iba a Francia a asistir a los actos de canonización de su familiar el rey San Luis y su cuerpo fue trasladado mucho después a España por Alfonso V de Aragón y depositado en Valencia.