Santiago de Vorágine es, sin duda, una de las mayores personalidades de la Edad Media y sus escritos superan su época instalándose cómodamente en un destacado lugar de la literatura universal. Su fama va en ascenso desde que entra en la Orden de Predicadores hasta que es nombrado Obispo de Génova, siendo muy considerado como orador y mucho más aún como narrador. De hecho su obra más conocida La Leyenda Dorada, a través de 182 capítulos a los que se añadieron posteriormente más de 60, sigue siendo un punto de referencia para los estudiosos de la hagiografía pero también para los investigadores de la tradición oral o de las narraciones legendarias. Fue encargado por Nicolás IV -antes de ser Papa, siendo todavía el franciscano Jerónimo Masci- para que intrigase en la destitución del General de la Orden de Predicadores Munio de Zamora, a quien no aceptaban los dominicos franceses y de quien desconfiaban todos los franciscanos. Curiosamente jamás se hallaron cargos en contra del dominico zamorano cuya vida íntegra y edificante bien podría haber constituido un capítulo más de La Leyenda Dorada.