La hagiografía del toscano Juan Gualberto tiene muchos puntos en común con otros nombres del santoral. Nace de padres nobles, se cría en la corte de Florencia, sigue la carrera militar y sufre -como en el caso de los Montescos y Capuletos de la historia de Romeo y Julieta- un conflicto entre familias. Precisamente un día de Viernes Santo, yendo a caballo, se topa con uno de sus enemigos a quien ve desarmado y sin posibilidad de huir. Cuando va hacia él para vengar el nombre de su familia, el otro caballero se echa a sus pies y le ruega que no le mate pues en un día de Viernes Santo Cristo murió por todos en la cruz. Conmovido y sorprendido, Juan perdona a su enemigo y entra a dar gracias al cielo en una iglesia. Estando arrodillado ante el Cristo, contempla cómo la imagen mueve la cabeza en señal de aprobación. Juan Gualberto, impresionado por el milagro se hace benedictino y funda la congregación de Valumbrosa, una de las reformas emprendidas sobre la orden de San Benito. Muere en el 1073.
EXPRESIONES
Una leyenda similar, la del Cristo que habla y mueve un brazo, situada en la iglesia de Santa Leocadia en Toledo, fue la que inspiró a José Zorrilla su célebre relato "A buen Juez, mejor testigo".
... Está el Cristo de la Vega
la cruz en tierra posada,
los pies alzados del suelo
poco menos de una vara;
hacia la severa imagen
un notario se adelanta,
de modo que con el rostro
al pecho santo llegaba.
A un lado tiene a Martínez;
a otro lado, a Inés de Vargas;
detrás, el gobernador
con sus jueces y sus guardias.
Después de leer dos veces
la acusación entablada,
el notario a Jesucristo
así demandó en voz alta:
-Jesús, Hijo de María,
ante nos esta mañana
citado como testigo
por boca de Inés de Vargas,
¿juráis ser cierto que un día
a vuestras divinas plantas
juró a Inés Diego Martínez
por su mujer desposarla?
Asida a un brazo desnudo
una mano atarazada
vino a posar en los autos
la seca y hendida palma,
y allá en los aires "¡Sí juro!",
clamó una voz más que humana.
Alzó la turba medrosa
la vista a la imagen santa:
Los labios tenla abiertos
y una mano desclavada.