El episodio de la Verónica enjugando el rostro de Jesús, cuya imagen queda milagrosamente impresa en el paño, dio origen a muchas leyendas a partir de las narraciones de Marcos, Lucas y Mateo y otros relatos tradicionales. Su tierna actitud, al salir de su casa con una toalla de lino para limpiar la sangre de Jesucristo, queda recompensada con la impresión en tres dobleces de la faz del Salvador con "la frente ensangrentada, hinchados los ojos, acardenaladas las mejillas, la nariz quebrantada, la boca abierta y llena de sangre, los dientes desencuadernados, la barba mesada y arrancados los cabellos", según describió algún autor la imagen. Volusiano, un familiar de Tiberio, recibió el encargo de éste para que fuese a Jerusalén y buscase la efigie que ya había obtenido la fama de milagrosa. Ciertos relatos apócrifos dan por cierta la leyenda de que fue la propia Verónica, casada con Zaqueo (luego San Amador), quien llevó a Roma la reliquia y quien, antes de viajar a Francia donde murió, dejó la Santa faz al Papa San Clemente.
CREENCIAS
Dice Jacobo de Vorágine en su Leyenda dorada que circulaban tres relatos entre los entendidos en la materia, acerca del lugar del cuerpo en el que se localizaba el alma (en el corazón, en la sangre, en la cabeza). Los que opinaban que estaba en la cabeza apoyaban su razonamiento en el pasaje del Evangelio que narraba la muerte de Cristo: "Inclinó la cabeza y entregó su espíritu". Y añadía:
Parece que quienes maltrataron a Cristo conocían estas opiniones porque, en su afán de arrancar el alma del cuerpo de Jesús, buscáronla en los tres sitios: en el corazón, traspasándolo con una lanza; en la sangre, abriéndole las venas de las manos y de los pies; en la cabeza, clavando en ella los dardos de las espinas hasta hacerlos penetrar en el cerebro.
Algunas leyendas hablan de la naturaleza de esas espinas. Plinio, aseguraba que eran "juncos marinos" mientras que otros autores las llamaban espinas santas, muy abundantes en el monte Olivete, con tres puntas por cada espina. Otros relatos refieren que fueron 72 las puntas que se clavaron en la cabeza de Cristo y San Jerónimo aseguraba que eran de cambrón, una planta espinosa.
EXPRESIONES
Cántico doloroso al rostro de nuestro redentor.
Dulcísimo Jesús mío
mi Dios y mi redentor
por tu lastimado rostro,
abrasadme en vuestro amor.
Con la cruz bien fatigado
la Verónica le ha visto
y limpiando el rostro a Cristo
en el lienzo fue estampado:
bien se le pagó el cuidado,
porque es muy buen pagador
Por tu lastimado rostro
abrasadme en vuestro amor...
FIESTAS
También se celebra en este día San Cirilo.