Aunque los hagiógrafos hablan de que Salustiano padeció persecución en Roma, es en Cartago donde desarrolló su vida y su predicación. Su viaje de Roma a Cartago obedecía al interés por encontrar y seguir a San Cipriano, cuya defensa de la religión cristiana y de la liturgia eran ejemplares. El obispo celebró la llegada de Salustiano y le encargó muy especialmente la lectura pública del evangelio, importante tarea habida cuenta de la relajación de costumbres y de la abjuración de la fe por parte de muchos cristianos a los que se denominó lapsi.
CREENCIAS
Se cuenta de Salustiano que, para no ser nombrado obispo, se retiró al desierto, hecho que reflejan algunas escenas de su escasa iconografía.