Un acuerdo entre dos mujeres, Berenguela de Castilla y Teresa de Portugal –ambas esposas de Alfonso IX de León– dio como resultado la concordia de Benavente, que elevó al trono a Fernando, hijo de Alfonso IX y de Berenguela, uniendo los reinos de León y de Castilla. Rey político y guerrero, se distinguió también por las grandes obras que emprendió en favor de la religión y del engrandecimiento de la virtud. A su muerte, que tuvo lugar en Sevilla, fue enterrado en la capilla de la Virgen de los Reyes, emprendiéndose a partir del papado de Sixto V las tareas para canonizarlo. Finalmente fue el papa Clemente X quien le elevó a los altares en 1671.
Casado con Beatriz de Suabia, tuvo diez hijos, uno de los cuales, Alfonso, heredó la corona como primogénito y se distinguió por el fomento de las letras y las artes con el nombre de Alfonso X el Sabio.
Es bien conocida la leyenda que le atribuye el hallazgo de un manantial en Dos Hermanas, cuando en el cerco a la ciudad de Sevilla su ejército se moría de sed.