San Justo vivió en el siglo VI y es el primer obispo del que se tiene noticia en la diócesis de Urgel desde que se creara en el siglo IV. De San Justo, que perteneció a una familia en la que cuatro hermanos fueron obispos, se sabe que participó en diferentes Concilios de la época en Valencia, Lérida y en el de Toledo. A este último, celebrado en el año 531, acudieron los cuatro hermanos, Nibridio, Elpidio, Justiniano y Justo, dedicando su atención preferentemente a las prescripciones sobre cómo debían comportarse los clérigos en la sociedad de su tiempo. En el concilio de Lérida, por ejemplo, se aprobaron cánones sobre la prohibición de que los clérigos manchasen sus manos con la sangre de los enemigos o sobre cómo podrían volver a ejercer su cargo los que pecaran contra la castidad o viviesen con mujeres sospechosas.