Juan Ciudad Duarte nació en Montemaior, Portugal, a fines del siglo XV. De muy niño huyó de su casa con un sacerdote que se había hospedado en ella y que iba camino de Madrid, pero fue abandonado en medio del camino, en Oropesa, donde tuvo que ponerse a servir como pastor. A pesar de sus buenas cualidades y de cumplir con su deber, Juan buscaba otro tipo de vida y se hizo soldado. Su agitada vida le llevó por diferentes lugares hasta que, sabiendo que su madre había muerto de pena por su ausencia y que su padre había ingresado en un convento, quiso buscar el martirio y pasó a Africa. Desde allí, desengañado por un confesor de que sería una ilusión vana lo del martirio, pasó de nuevo a España, donde se puso a vender estampas y libros de devoción. Fue entonces cuando tuvo una visión del niño Jesús que se mostró a él descalzo. Queriendo socorrerle Juan le ofreció los zapatos y, habiéndolos rechazado el niño, lo cargó sobre sus hombros hasta que tuvo que descansar de su carga y se sentaron ambos junto a un río. El niño le dijo entonces mostrándole una granada que tenía en el interior como una cruz: "Juan, Granada será tu cruz". En efecto, marchó el santo a Granada, donde, tras haber escuchado un sermón de Juan de Ávila y haberse conmovido grandemente, dedicó todo su empeño a crear un hospital en el que poder atender a los enfermos que se hallaran en peores condiciones. Fue tanto su esfuerzo y dedicación que muy pronto se convirtió en un hospital reconocido y admirado por todos a cuya mejora y engrandecimiento dedicó el resto de su vida y sus desvelos. Murió en 1550 y exhumado por orden del Arzobispo de Granada dos décadas más tarde, se halló su cuerpo incorrupto.
CREENCIAS
Son muchas las leyendas que tratan sobre las visiones de Juan de Dios. La más conocida es la que le presenta orando delante de un crucifijo mientras San Juan y la Virgen le coronan de espinas. Por su dedicación a los enfermos y a sus sufrimientos, es su patrono así como el de los enfermeros.