Nació Tomás en Nápoles, en 1225, en el castillo de Rocasicca, de una de las más ilustres familias del reino, la del Conde de Aquino. Estudió en el monasterio de Monte Casino de donde pasó al convento que la Orden de Predicadores tenía en Nápoles. Su madre, que tenía para él otros planes, quiso que abandonara el convento y ordenó a sus hermanos mayores, ambos militares, que lo trajeran de nuevo a casa. Los hermanos trataron de persuadir y más tarde convencer por la fuerza al santo, que se negaba a las tentaciones y a los ruegos con toda su energía. Tras infructuosas pruebas, entre las cuales estuvo la de encerrarle en una torre e introducir en ella a una cortesana, Tomás huyó y volvió al convento de Nápoles, de donde siguió viaje para continuar sus estudios en Roma y en París. En Colonia, algo más tarde, atendió a las clases de San Alberto Magno, doctorándose en París y dando clases en Bolonia, en Pisa, Orvieto, etc. Murió a los 50 años después de un viaje de Nápoles a Lyon, donde había convocado Gregorio X un Concilio.