Fue Casimiro hijo del rey de Polonia del mismo nombre (Casimiro IV) y de Isabel, hija del emperador de Austria y perteneciente a la familia Habsburgo. Recibió una educación esmerada y tomó ejemplo de las mejores costumbres de sus preceptores, entre los que se encontraba Calímaco, quien había sido secretario del Papa y estuvo muchos años en la corte polaca. Estuvo a punto de ser proclamado rey de Hungría por una conjura de Juan Vitéz, arzobispo de Estrigonia y preceptor del noble húngaro Matías Corvino, que actuó contra su propio señor, pero finalmente no surtieron efecto los planes del prelado. Defensor de los pobres y gran devoto de la Virgen, se cuenta que recibió una premonición de su muerte poco antes de fallecer de tuberculosis. Su cuerpo, enterrado en Vilna -es patrono de Lituania y de Polonia-, se halló incorrupto al abrirse su sepultura.
CREENCIAS
Se cree que San Casimiro compuso muchos himnos a la Virgen, aunque tal vez el más conocido sea el que, según la tradición, se halló sobre su cadáver cuando fue exhumado y que se reproduce aquí abajo. El himno comenzaba:
Mi alma cante las alabanzas a María y celebre su fiesta y sus bondades.