Nemesio fue pastor de profesión y sufrió, por causa de su fe, el martirio en Alejandría. En tiempos del emperador Decio y siendo Sabino prefecto de Egipto, se le acusó por envidias de diferentes delitos que no se pudieron probar, excepto el hecho de ser cristiano, que estaba perseguido y penado. Como si quisiera ser inmolado de forma parecida a como murió Cristo, se le quemó entre dos ladrones en el año 252. Alban Butler menciona muchos más martirizados en la misma persecución, citando los nombres de Zenón, Ammón, Ptolomeo, Ingenuo, y los egipcios Herón, Ater e Isidro.