Algunas de las leyendas sobre la vida de San Nicolás se generaron mucho después de su muerte, probablemente después de que sus restos fuesen robados por unos comerciantes italianos y llevados a Bari. Una de las más famosas es la que cuenta cómo San Nicolás salvó a tres jóvenes de la vergüenza de tener que perder su honor en un burdel, donde las había encerrado su padre, a fin de conseguir que tuvieran una dote para el matrimonio. Se cuenta que San Nicolás arrojó tres bolsas con dinero por la ventana del burdel para cada una de las jóvenes. También se cuenta en otro relato que devolvió la vida a tres niños que habían sido asesinados y arrojados a una cuba con salmuera. Es el protector y defensor de los abogados y jueces, de los hospederos, de los comerciantes de paños, de los peregrinos, de los presos y patrono contra los naufragios. Tal vez su mayor fama le viene de ser su día el elegido por la Iglesia para celebrar la fiesta del "obispillo" en Europa, día en que los niños gobernaban y mandaban. Primitivamente esa fiesta se hacía coincidir en algunos lugares con el 28 de diciembre, día de los inocentes, pero en otros se festejaba el 6 de diciembre. De ahí surgió también la costumbre de que un representante del santo (Nicklaus, Sinter Klaas o Santa Claus más recientemente) aparezca con regalos para los niños, acontecimiento que en España se encargan de llevar a cabo los Reyes Magos el 6 de enero. En cualquier caso, ese personaje, de barba larga y blanca, ya solía salir en algunos países de Europa representando al invierno, de modo que la atribución de la iconografía de Santa Claus al pintor austríaco Moritz von Schwind sería algo dudosa si bien es cierto que a partir de su prototipo se idearon las nuevas imágenes que hoy son tan frecuentes.