Como en la mayor parte de los días de enero, es un ermitaño el santo correspondiente a este día. San Pablo, a quien se considera el primer eremita de que habla la historia, nació en la Tebaida en la segunda década del siglo III. Huérfano a los quince años, quedó heredero de una gran fortuna que para nada quería pues su vocación era el ascetismo. Retirado a un lugar apartado para buscar la soledad, le llegaron noticias de que un cuñado suyo le había delatado para quedarse con su herencia. Pablo se ocultó en una cueva y allí vivió durante más de ochenta años, alimentado por un cuervo que diariamente le traía un pan. Al fin de su vida recibió la visita de otro eremita, San Antonio, quien pensaba que era la primera persona que se había retirado al desierto hasta que soñó que otro ermitaño llevaba más tiempo que él. San Antonio fue a buscarle y gracias a las indicaciones de diversos animales (uno de ellos un centauro, como se ve en la ilustración de la Leyenda Dorada) lo encontró. San Pablo le recibió y le pidió antes de morir que fuese en busca del manto de San Atanasio para que le sirviese de sudario.
CREENCIAS El mes de enero era propicio para realizar labores en el interior de la casa o en las edificaciones auxiliares ya que el mal tiempo mantenía a los labradores con poco trabajo y casi inactivos. En esta página de "El libro de las familias" o Novísimo manual práctico de cocina española, publicado por la librería de Leocadio López en Madrid (1873) se hacía un recuento de actividades adecuadas para esos momentos. |
FIESTAS
Es fiesta local en:
Casillas de Flores (Salamanca)
Mahide (Zamora)