Nació Isabel en la casa de Arpad, siendo hija de Gertrudis de Merania y Andrés II de Hungría al que se denominó el Hierosilimitano por sus cruzadas y guerras en Tierra Santa que llevaron al reino de Hungría al empobrecimiento y a una peligrosa debilidad. Santa Isabel fue la tercera hija del rey y fue prometida muy joven a Luis de Turingia, quien permitió y alabó que su esposa dedicara el tiempo y sus bienes al socorro de los pobres y a la construcción de hospitales. Al poco tiempo de morir Luis en Otranto cuando se dirigía a Jerusalén para emprender la sexta Cruzada, Isabel dio a luz a la hija de ambos que se llamaría Gertrudis en honor de su abuela y que sería monja premostratense. Isabel entró en la Orden Tercera de San Francisco y repartió sus joyas y bienes entre los pobres, de modo que fue repudiada por su propio hermano quien consideraba intolerable tal actitud. Murió en plena juventud, con 24 años y fue canonizada tan solo cuatro años más tarde por el Papa Gregorio IX asistiendo a la ceremonia el emperador Federico II. Santa Isabel fue declarada patrona de la orden Teutónica.