Serapio Scott, nacido en Londres pero de origen escocés, es considerado como el primer mártir de la Orden de la Merced. Tras servir con su padre en el ejército de Ricardo de Plantagenet en las Cruzadas, fue capturado y hecho prisionero junto con el rey por el Duque de Austria, pasando años en la cárcel. Al morir el Duque, Serapio fue liberado por el hijo de aquél, Leopoldo VII y le acompañó a España donde ayudó al rey Alfonso VIII de Castilla. El tiempo sufrido en cautividad le dejó la necesidad de redimir a los cautivos. Recibió el hábito del propio fundador de los mercedarios, San Pedro Nolasco y fue compañero de San Ramón Nonato, a quien, al partir para uno de sus viajes a Argel donde dedicó su vida a la redención de cautivos, profetizó su propia muerte en cautiverio. Fue crucificado en una cruz aspada, sus intestinos fueron enroscados en un torno y posteriormente amputados sus brazos y piernas y decapitado.