El conocido milagro de la conversión del agua en vino es narrado solamente en el Evangelio de San Juan, aunque hay otros textos apócrifos que lo mencionan, como el de Taciano. Es María la que convence a Jesús de que ayude a los contrayentes de la boda celebrada en Caná, pues el vino se había terminado antes de concluir la comida. Pese a que Jesús se resiste argumentando que aún no había llegado su hora, finalmente accede, demostrando, según la exégesis patrística, su naturaleza divina y humana. El momento de las bodas ha sido reflejado por innumerables artistas a lo largo de la historia. Especial interés tiene el tema en el retablo de Arcenillas (Zamora).
CREENCIAS
Una leyenda, propagada tal vez a partir de un texto de San Epifanio, contaba que el día 6 de enero, coincidiendo con la celebración de la Epifanía, había fuentes que transformaban su agua en un líquido rojo.
Durante mucho tiempo se creyó que unas vasijas encontradas en Palestina en tiempo de las Cruzadas habían servido para el milagro, razón por la cual se veneraron en Colonia, Paris, Pui y Tongres. Se creía que las tinajas de Caná tenían dos o tres "metretas", medida que se correspondía a 28 azumbres, es decir entre 100 y 160 litros.