Los dos hermanos Simón y Judas Tadeo, apóstoles, fueron hijos de Alfeo y de María Cleofás. Después de la muerte de Jesús fueron enviados a difundir el evangelio en diferentes lugares. Tadeo fue a Edesa por orden de Santo Tomás y se le encargó que visitara al rey Abgaro, quien, contagiado de la lepra, había escrito una carta dirigida a Jesús en la que le decía que creía en él y le suplicaba que fuese a curarle a Edesa donde le tratarían mejor que en Jerusalén. Según la Historia Eclesiástica Jesucristo le contestó en estos términos: "Dichoso tú, que aun sin haberme visto, crees en mí...Yo he venido a la tierra para realizar mi misión precisamente aquí y es menester que la cumpla. Una vez que la haya cumplido es igualmente necesario que regrese al lugar en el que está el que me ha enviado, pero haré que alguno de mis discípulos vaya a verte y el que vaya, te curará y te transmitirá una nueva vida". En efecto, San Judas hace uso de la misma carta que le había escrito Cristo y con ella le frota la cara al rey, quedando inmediatamente curado. En cuanto a Simón, fue a predicar a Egipto y finalmente ambos apóstoles coincidieron en Persia y se produjo un enfrentamiento con varios magos, alguno de ellos ya viejo conocido de los apóstoles, a quienes vencieron en todas las pruebas de adivinación y poder a que les sometió el jefe de los ejércitos babilónicos Baradach. Otro milagro obrado por los santos fue que obligaron a hablar a un niño recién nacido para que confesara quién era su padre, puesto que habían acusado de ello a un pobre diácono que ninguna culpa tenía. Finalmente, tras haber destrozado unos ídolos en el templo del sol y de la luna, fueron atacados por los mismos sacerdotes que los sacrificaron. A San Judas dividiéndole la cabeza con un hacha y a San Simón serrándole el cuerpo en dos partes.
CREENCIAS
San Juan Damasceno narra la impresión de un ajeiropoietos (o dibujo no pintado por la mano del hombre) con el retrato de Cristo, al modo en que se fijó la Santa Faz en el velo de la Verónica. Sabiendo el rey Abgaro que no podría ver nunca a Cristo, envió a un pintor a Jerusalén para que hiciese un retrato de él. Cuando el pintor se puso frente a Jesús quedó de tal forma cegado que no podía poner la vista sobre el lienzo. Entonces el propio Cristo, tomando una tela que allí había la colocó sobre su rostro y quedó impreso como si hubiera sido pintado. El tema recuerda mucho a la Sábana Santa de Turín o a la reliquia del "Sudario" que se venera en Valladolid y que siempre estuvo en el Convento de la Laura, ya desaparecido. Frente al convento se establecían todos los años acabada la Semana Santa unos puestos de chucherías y juguetes de barro y latón que llegaban el lunes de Pascua para acompañar la salida del convento del cuadro que dicen fue encargado por el Duque de Alba y que, según la leyenda, se pintó solo milagrosamente. Una romería especial, en la que sobre todo participaban las madres con sus hijos venía a recordar en esas fechas el milagro.
EXPRESIONES
Por San Simón y San Judas, las uvas ya está maduras. Por San Simón y San Judas, dulces son las uvas. Por San Simón y San Judas, las habas son orejudas. FIESTAS Es fiesta local en: Sahagún (León) |