Brígida nació a comienzos del siglo XIV en Finstad, población cercana a Upsala, en Suecia, y, salvo por el hecho de tener alguna visión extraordinaria muy temprana que sus padres atribuyeron a fantasías infantiles, tuvo una niñez feliz dentro de una familia más que acomodada. No obstante, las biografías de la santa insisten en que tales visiones, particularmente la que tuvo con la Virgen en que se soñaba llamada por Ella, marcaron su infancia tanto como los sermones que escuchaba acompañando a sus padres a las funciones religiosas y con los que se sentía vivamente impresionada, en especial con los que se referían a la Pasión de Cristo. Siguiendo las costumbres del país y de la época, sus padres prepararon la boda con un noble, Ulf Gudmarsson, con quien tuvo ocho hijos. Formaron un matrimonio forjado en el respeto y en la devoción, de modo que emprendieron algunas peregrinaciones conjuntamente para visitar lugares sagrados, en especial Santiago de Compostela. Al regreso de España, y tras haber sufrido una seria enfermedad en el camino, Ulf decidió ingresar en un convento cisterciense donde murió. La santa le sobrevivió treinta años pero no se aminoraron ni su interés por visitar los lugares de peregrinación ni su devoción y espíritu de penitencia. Brígida visitó Roma y posteriormente los Santos Lugares, para cuyos viajes tuvo ya la compañía de su hija Catalina, que posteriormente entraría en el santoral cristiano con el nombre de Santa Catalina de Suecia y sería abadesa del monasterio fundado por su madre en Valdstena.
CREENCIAS
Una de las grandes difusoras del legado espiritual de Santa Brígida en España fue Marina Escobar. Nacida en el seno de una familia vallisoletana en el siglo XVI se distinguió desde muy pronto por su "buen natural, suave carácter, genio dócil e inclinación a las cosas de virtud y religión", según publican testimonios de la época. Tras un breve encuentro con Teresa de Jesús en el que la santa le aconsejó no entrar en el convento y dedicarse a la casa, Marina Escobar vivió frecuentes episodios relacionados con la vida espiritual hasta que en 1603 enfermó y se vio obligada a mantenerse en casa y en cama durante treinta años. Fue atendida por los mejores médicos que en la época había en Valladolid pero casi todos se inclinaron a pensar que sus dolencias no obedecían a causas naturales. Humilde y tímida sufrió enormemente pero todo lo ofreció por Dios, haciendo innumerables obras de caridad y aconsejando a muchas jóvenes seguir la vía de la virtud. Gracias a sus cualidades humanas fue muy admirada por personajes notables de su tiempo y la gente del pueblo la veneró de tal modo que, tras su muerte, se inició un proceso de beatificación. Su entierro fue una auténtica manifestación popular de duelo, tales fueron su fama de santidad y sus constantes obras de caridad. Francisco Mendizábal escribió de ella que "vivió muriendo en Valladolid durante el reinado de los tres Felipes". Escribió varios libros sobre la orden de las brigitinas, siendo el más conocido el titulado Regla, y constituciones de las religiosas de Santa Brigida: con arreglamento en lo dispositivo, y preceptivo â las moderadas por la venerable Madre Marina de Escobar, insertas en latin en la bula Apostolica del Señor Urbano VIII. Su fecha en Roma en Santa Maria la Mayor â 10 de Noviembre de 1628, y en la serie orden, y distribucion de sus capitulos, y parrafos â las impressas en Valladolid de Castilla el año de 1647.