El triunfo de la revolución acabó en 1868 con el reinado de Isabel II, cuya camarilla —el Padre Claret, la monja de las llagas Sor Patrocinio— había terminado por cansar a los españoles. «Hojas clandestinas por las calles y las esquinas» anunciaban un nuevo tiempo: «Dios no permita que se vea, volver a España tal ralea». La alegría duraría poco.
La historia de España en el siglo XIX se desarrolla prácticamente en el campo de batalla. Son pocos los momentos en que la paz impera o se consolida y así, de la lucha por la independencia se pasa a la contienda civil para desplazarse más tarde los conflictos a África y finalizar el siglo con las guerras americanas y la pérdida de Cuba y Filipinas.