El dibujante Karpa, autor de muchas historietas del TBO y de Jaimito, trae a muchos de sus héroes a este tablero, probablemente para que fuesen reconocidos y sirviesen de diversión a los niños que interviniesen en el juego. Ya hemos dicho que la oca pasó, de ser un juego de adivinación a convertirse en un juego de azar o de fortuna y por último se refugió a partir del siglo XVIII en un divertimento familiar en el que, finalmente, sólo quedaron como jugadores los niños.
