Este juego francés está basado en otro, llamado del «Judío», que sólo tiene doce casillas. Los símbolos vuelven a recordarnos el riquísimo mundo de los emblemas o empresas renacentistas donde el barco, el panal, las flores, los frutos y el trabajo llevan a la abundancia representada por su consabido cuerno en el último número, que es el que hace ganar a quien allí cae después de sacar dos seises. Las alas y el ancla, tan frecuentes asimismo en las alegorías del siglo XVI suelen representar la ligereza y la firmeza y a veces aparecen sostenidas por la misma persona que da así idea del equilibrio necesario en el ser humano para aprovechar correctamente sus principios contrarios.
