Numerosos juegos de la antigüedad de distintas culturas comparan algunos tableros con el camino de la vida. En este juego, probablemente copiado de uno francés con el mismo título y figuras, los intervinientes tenían que seguir un recorrido en el que las casillas representaban el transcurso de la existencia desde la primera edad a la última. También el juego de la oca, con sus 63 casillas (9 edades de siete años según la doctrina hipocrática, o siete apartados de nueve casillas con abundantes significados según otros) simbolizaba la vía recorrida desde el nacimiento hasta la muerte.