Nació en Zamora y creció entre Valladolid y Madrid. Conoció otras grandes ciudades como Los Ángeles, París y Nueva York, en algunos de sus recitales por todo el mundo. Algo vería en ellas que un día decidió dejarlo todo y trasladarse a vivir a Urueña, un pueblo de poco más de 100 habitantes en la comarca de Tierra de Campos. Su buen amigo Miguel Delibes disgustado, le escribió para mostrarle su sorpresa por tan extraña decisión: «No podrás transmitir todo tu conocimiento viviendo tan alejado de la civilización». Con el tiempo, el propio Miguel le reconocería su error. Urueña está considerado hoy uno de los pueblos más bonitos de España; y es motivo de peregrinación por sus horizontes, su muralla, sus tiendas de libros y su museo etnográfico (que dirige el propio Joaquín), entre otras cosas.
El amor por la cultura tradicional, y especialmente la música, le nace muy temprano, pues tenía un gran caldo de cultivo en su propia familia. En el año 64 concursa en el programa de televisión «Salto a la Fama», organizado por TVE. Y desde entonces no para de subirse a los escenarios, realizando giras por Europa y América, hasta el año 74, cuando toma la decisión de centrarse en el estudio etnográfico, sobre todo, de Castilla y León.
Poco conocida es su faceta de cantautor, pues incluidas sus propias obras dentro del cancionero popular que rescataba, a menudo pasaba desapercibido por sus oyentes. Nunca consideró necesario hacer aclaraciones, pese a ganarse el desprecio de otros cantautores de la época que no le consideraban del gremio por no tener canciones propias.
No seré yo quien incida, como tantos otros, en la calidez humana de Joaquín, pese a parecerme cierta y se me queden cortos los halagos. Alejado del discurso de Rojos y Fachas que adormece España y con el que muchos justifican ser una banda de delincuentes, entiende el dolor de las familias que sufrieron las consecuencias de la Guerra en sus propias carnes, uno de ellos, su padre. Pero no comprende que a nivel social, los políticos no se esfuercen en encontrar medidas de reconciliación que permitan avanzar y mirar para adelante. Ni siquiera en situaciones tan extraordinarias como la reciente catástrofe valenciana.
¿Cómo nació su ambición por mantener viva la cultura tradicional?
Fue algo natural. Mi abuelo contaba muy bien cuentos tradicionales. Mi madre cantaba muchas canciones, sobre todo infantiles. Y mi padre, que era asturiano, muchas que sabía de su tierra. También aprendí mucho inconscientemente de mi niñera, mientras limpiaba la casa o cuidaba de mis hermanos. Un día pensé que sería bonito transmitir ese conocimiento así que me trasladé a Madrid, donde había más posibilidades que en ciudades más pequeñas como Valladolid, y me uní a todo ese grupo de cantautores. Empecé a cantar en colegios e institutos, luego también en radio y televisión, hasta que pude grabar mi primer disco en el año 68.
Algunos cantautores no le consideraban uno de los suyos alegando que no tenía canciones propias
Una cosa que me costó mucho demostrar en mi época es que la música tradicional también estaba en constante evolución, que era innovadora. Me di cuenta de que muchas de las personas que me transmitían su conocimiento me decían: ¡esto es mío! Así que yo también me animé a componer canciones propias, que incorporé a mis primeros discos, en base a un estudio muy minucioso. Pero nunca consideré oportuno decir: ¡está canción es mía! No me parecía importante. Me importaba que transmitiera algo y tuviera una aceptación.
Al retirarse tan joven de los escenarios, mucha gente no recordará cómo eran sus recitales
Mi estilo era esperar al público a que fuera llegando en vez de que el público me esperara a mí. No entendía que la gente me aplaudiera antes de haber hecho nada. Cuando daban las 8, que normalmente eran a las 8, tocaba mi primera canción y luego presentaba como iba a ser el recital. Solía dividirlo en tres partes: una primera dedicada a la música histórica y sefardí, otra dedicada a la música de otros países, y finalmente la parte española, con un protagonismo especial a los romances y canciones populares.
¿Cómo consiguió todas esas canciones de su repertorio?
Una de las primeras influencias fue, sin duda, mi niñera. Luego también la cachicana de la finca de mi abuelo. De ella aprendí el romance de «San Antonio y los pajaritos», uno de los mayores éxitos, para mí, de la música tradicional española. En Sanabria conocí a La Chasa, que sabía también un gran repertorio de canciones populares. Para recopilar música de otros países, desde Francia hasta América, pues con mucha dificultad, no era como ahora. Encontraba algún vinilo y, una vez asentado en Madrid, fui conociendo gente, sobre todo en la Casa Americana, donde se hacían los llamados Hootenanny. Pero poco a poco me fui centrando sólo en la música tradicional española.
Uno de los pilares de ese repertorio son los romances sefardíes ¿Cómo es posible que se conserve tan bien la cultura sefardí después de tantos siglos?
Los judíos son muy sentimentales. Estuvieron en España desde el siglo VI hasta el XV, y consideran Sefarad (España), como parte de su cultura. Cuando son expulsados defienden que el recuerdo de los lugares donde vivieron y su forma de vivir son más importantes que un decreto de la maldicha Isabela, como dicen ellos. Yo pude conseguir un gran repertorio gracias a un profesor de español en Los Ángeles, José Benezra, que me había escuchado en uno de mis recitales. Él me puso en contacto con la comunidad sefardí de esa ciudad.
Actuar en Estados Unidos, ¿Cómo fue aquella experiencia?
La primera vez que estuve allí, fuimos seleccionados un grupo de estudiantes y no estudiantes pero cercanos al círculo universitario cómo yo, por la fundación Fulbright, para conocer como era la vida en Estados Unidos. Al ser época franquista, nos acompañaban dos policías de paisano, para vigilar un poco. Di mis primeras actuaciones en la Universidad de Harvard, y luego fui yo buscándome un poco la vida ofreciéndome a departamentos de español que pudieran tener interés. Nos hicieron Ciudadanos de Honor del Estado de Texas, pero la verdad, fue una experiencia que poco a poco me fue decepcionando. Soy un hombre pacifista y tenía idealizada a la sociedad americana. Con el tiempo me di cuenta de que era todo mentira. Solo tienen éxito los que veneran sus tres pilares: dios, bandera y dinero.
¿Por qué razón decide retirarse de los escenarios tras sólo 10 años de profesión?
Aunque tomo la decisión en el año 74, en el 76 acepto colaborar con la fundación Juan March, junto con otros artistas, en una serie de conciertos que organizaban. Siempre alego dos razones. La primera es el cansancio físico y mental. Era una vida muy complicada, con muchas actuaciones. Por otro lado yo siempre he defendido que lo que transmitía tenía que estar muy bien explicado para que la gente lo comprendiera. Y sentí una decepción muy grande por parte de otros cantantes que defendían otras ideas y empezaron a hablar mal de mí. Gente con la que yo me había portado muy bien. Ambas situaciones hicieron que tomara está decisión. Y como veía que tenía un campo enorme en el estudio de las tradiciones y costumbres me dije: ¡Se acabo!
Centra su campo de estudio principalmente en Castilla y León, ¿Cómo era su método de trabajo?
Normalmente cuando preguntaba a alguien buscaba encontrar los problemas y circunstancias del lugar en donde vive: infancia, ciclos del año… Por lo tanto el cuestionario era básicamente el mismo para todos. Aunque cada situación particular cambiaba en función del oficio que ejercía, y el cuestionario podía pasar a ser casi interminable. Mi hermano Luis, José Delfín Val y yo no solíamos llevar nada escrito. Hicimos una recopilación de cinco tomos que titulamos «Cancionero de la provincia de Valladolid». Basándonos solamente en las canciones recogidas teníamos un amplio campo para hablar a su vez de costumbres y tradiciones.
Muchas de esas canciones, debido sobre todo a la evolución de campo, si no las hubiera recopilado usted, hoy no existirían
Claro, cuando yo las recopilé el campo ya se estaba mecanizando y los labradores trabajaban de una forma más autónoma. De hecho, la gente cuando nos contestaba siempre lo hacía con la coletilla: antiguamente…
¿Tiene algún recuerdo especial sobre algún pueblo de Tierra de Campos?
Siempre me llamó mucho la atención el mundo de las habaneras, que estaba muy presente en Mayorga, mucho antes de las trovadas, no se sabe muy bien porqué. Se desarrollaban en coros, que eran mucho más comunes antes que ahora, por desgracia. Se sabe que las habaneras, al igual que el tango o la colombiana, eran géneros de ida y vuelta (de América), desde finales del siglo XIX. Aunque hay una habanera registrada del año 1817 en el índice de libros prohibidos, «El corregidor y la molinera», que lleva a pensar que tal vez el origen es mucho más antiguo.
En el año 80, funda la revista Folklore, vigente en la actualidad
Empezó siendo algo bastante local, con la colaboración de José Delfín Val, mi hermano Luis, Emilio Salcedo, Miguel Delibes… pero luego se fue abriendo de forma natural a varios públicos. Lo mayor tirada que llegamos a hacer, de todos modos, fueron 1200 ejemplares, en ediciones limitadas y con subscriptores. Con la digitalización de la revista descubrimos el mundo de internet y actualmente estamos recibiendo más de 1 millón de visitas al año, que era impensable. Eso ha provocado que muchos estudiosos europeos y americanos hayan entrado a colaborar. Han salido ya más de 500 números.
¿Cómo era Miguel Delibes? Escuché del biógrafo de Camilo José Cela que el Nobel se lo iban a otorgar a él, pero que se decantaron por Cela gracias a su amistad con el Rey
Era un hombre algo hosco en sus relaciones personales pero luego tenía su lado tierno. A mi me intentó convencer de que era un error venir a vivir a Urueña, porque se estaba globalizando todo e iba a limitar mi espacio. Un día de los muchos que vino a comer, me dijo que lo sentía porque observaba que las cosas estaban saliendo bien. Con respecto a Cela, yo que he conocido a los dos, me siento mucho más cercano a Delibes. Además a Cela le tengo algo de manía porque fue el primero que propuso, aunque fuera en broma, empezar a escribir la palabra folklore con c.
Por esas fechas, también inicia el proyecto de la fundación. ¿Cuáles son sus objetivos?
Lo primero que yo buscaba era encontrar el material que a mi me ayudara a comprender mejor lo que para mí tenía un valor. Materiales que no encontraba en la universidad. Conseguirlo fue para mí un gran logro. Hemos reunido documentación, bibliografía, materiales sonoros, audios… y todo eso lo hemos adobado, por decirlo de alguna manera, con tres colecciones que se pueden ver. Una de las cosas que más ilusión me hace es ver a gente joven que innova con instrumentos tradicionales. Yo siempre digo que son como los afluentes que enriquecen y dan caudal a un río.
Uno de las recopilaciones más curiosas de su fundación son las denominadas coplas de ciego, ¿En que consistían?
Ciegos había muchos, y recibían una educación de los propios ciegos, que tradicionalmente había sido útil para ellos. Querían diferenciarse de los pobres y para ello, propusieron a los reyes tener el privilegio de vender estampas y pliegos donde se narraban romances, acontecimientos, catástrofes y temas religiosos. Se creó toda una empresa entre el ciego y el impresor. Durante muchos años todas las historias no regladas las contaban ellos. En el siglo XIX surgió un conflicto importante entre los periodistas, que buscaban la verdad; y los ciegos, a quien no les importaba la mentira mientras fuera creíble. Ganaron los ciegos, fundadores de las fake news, porque sus historias eran mucho más espectaculares (risas).
Hacia finales de los 90 empieza a recibir numerosos premios, entre ellos, la Medalla de Honor al Mérito en las Bellas Artes
Yo tenía una idea algo estricta sobre los premios. Pensaba que uno hace su trabajo no para que le premien sino porque cree en lo que está haciendo, y si uno lo hace bien, la propia sociedad se lo agradece. Pero quizás por ese mismo motivo se me hace un poco desprecio hacia esa sociedad negarse a aceptar un premio. Últimamente más que premios son homenajes, lo cual me gusta más porque en ellos está el aprecio de la gente que valora lo que he hecho.
Uno de esos homenajes se lo hace el pianista riosecano Diego Fernández Magdaleno en su libro-disco «La Voz de la Memoria». Dijo de usted en este blog que era «un sabio de la sociedad»
Es un buen amigo, tengo por él un gran respeto y una gran admiración. Es un hombre con las cosas muy claras, y eso no nace de la nada, sino de una profunda reflexión sobre cómo debe enfocar su relación con la vida y con los demás. Para él son muy importantes sus personas más cercanas, sus pilares. Y se percibe también en su forma de escribir.
También recibe la Llave de Oro de la SGAE por los 50 años perteneciendo a su sociedad, un organismo que no siempre es mirado con buenos ojos
A la SGAE se podía entrar por ser autor de texto y música o por ser arreglista. Tengo muchas canciones registradas por los arreglos, no por la canción en sí, que a lo mejor ya estaba registrada. Recién acabo de tener una comida con tres miembros de una de las directivas que van a presentarse a las próximas elecciones. La organización se creó con el espíritu de defender los derechos de los autores. La realidad es que durante mucho tiempo lo único que han defendido son sus propios intereses. Gracias a la presión de los autores conseguimos que pasaran a darnos de un 3% a un 10 % por derechos de autor. Pero la realidad es que casi nunca llegamos a esos porcentajes. Hace tiempo que decidí no preocuparme por esas cosas.
Luis Pastor publicó un disco hace unos años que tituló ¿Qué fue de los cantautores? Le traslado la pregunta
¡Qué bueno! (risas). Han podido perder algo en cuanto a grado de difusión pero yo creo que siguen vigentes. Luis Pastor sigue cantando, Paco Ibáñez sigue cantando, a Serrat le acaban de dar el Premio Princesa de Asturias. Ha cambiado el medio de difusión, ya no aparecen en la televisión, pero siguen siendo muy valorados.
Rodrigo Cuevas, El Nido o El Gato con Jotas están haciendo una innovación de la música tradicional incorporando sonidos electrónicos
Creo que es muy válido, y que en todas las épocas ha habido lo mismo. Cuando yo empecé a usar la zanfona no había nadie que la tocara, era un instrumento que estaba olvidado. Y ahora hay multitud de constructores de zanfonas y de gente virtuosa que la hace sonar como nadie. Con Rodrigo Cuevas tengo buena relación y creo que comunica muy bien. El Nido viene muchas veces por aquí y charlamos.
¿Qué recomendaría a un cantautor que trata de hacerse un hueco en la sociedad de ahora? ¿le gustaría mandarle un mensaje de apoyo?
Apoyo siempre, porque yo creo que una persona que trabaja por una cultura, por muy personal que sea, trabaja en beneficio de todos. Pero reconozco que tal vez, uno de los mejores medios de acercarse al público es a través de las redes sociales. Las redes están haciendo hoy el papel que hacían los departamentos de publicidad de las casas de discos, cuando yo empecé.
Esa quizás, sea la parte buena de la globalización. No todas son tan buenas
Es verdad que se está perdiendo un poco la localidad. Ya pasaba en el Romanticismo (siglo XIX). Pero también hace que gente de fuera se interese por la cultura tradicional y luego traslade ese conocimiento a su lugar de origen, como Richard Ford. No estoy a favor o en contra de la globalización, creo que en el medio está la virtud. En el amor por lo propio se descubren valores que son universales.
¿Qué opina del término España Vaciada que está tan de moda y señala con el dedo a Tierra de Campos?
Empecé a ver el peligro cuando veía a los periodistas en televisión preguntando a un labrador a las 3 de la tarde, en mitad de su labor, si se iría a la ciudad. Todos decían que se irían, claro. Pero quería yo ver a ese mismo periodista en el metro a las 3 de la tarde preguntando a la gente si se iría al campo, a ver que le respondían. Todas las encuestas pecan de subjetividad. Yo siempre he temido a la España llena, en la que no hay interés por la raíz, y vive en un mundo superior, pero superficial. Yo siempre he defendido lo contrario. El mundo que está apegado a su tierra, y riega sus raíces todos los días. Y es un problema que está teniendo Tierra de Campos. Está vendiendo la tierra a los molinos eólicos, al peor postor.
La situación del lobo, protagonista de uno de sus romances más conocidos, es otro conflicto de actualidad en Castilla y León
He viajado muchas veces a Sanabria y los habitantes de la zona lo respetaban. Se creaban alrededor de él leyendas como «El romance de la loba parda«. El lobo tenía su territorio y llegó un momento en el que para controlar eso, había un bichero en cada pueblo, que se dedicaba exclusivamente a cazar al lobo. Pero no había cacerías extraordinarias. Era un mundo más equilibrado. En la actualidad me temo que la caza ha variado muchísimo con la globalización. En cualquier caso, creo que hay que escuchar al ganadero, que es el mayor perjudicado de la situación.
Para tratar el tema, muchos políticos utilizan la llamada «política de trincheras», un vicio muy arraigado en los despachos de todo el país
Es un error social. Una cosa es que no se haya terminado la guerra, porque hay muertos que no están enterrados donde debían. Mi padre, que fue uno de los que perdieron la guerra, todas las semanas recibía la visita de dos policías con los que luego jugaba al mus. Eso no lo puedo recordar con cariño. Pero han pasado muchos años y yo creo que a nivel social deberíamos avanzar. Creo que muchos políticos utilizan esta situación en beneficio, en último término, personal. ¿Cómo es posible que en unas circunstancias tan terribles como las de Valencia, la mayor preocupación sea discutir quién lo está haciendo mal y quién lo está haciendo bien?
Sus romances «El rey moro» o «La serrana«, describen escenas muy duras de maltrato a la mujer ¿Qué opina del movimiento feminista?
Veo muchas cosas con la mentalidad de mi padre, a quien la exageración no le gustaba. Creo que tanto la defensa de algo que se debe cambiar como la de que debe permanecer ha de pasar por una reflexión. Prefiero una reflexión a un fanatismo. Es intolerable que una persona se crea dueña de otra, que es verdad que en España éramos muy así. Pero a mí me da la sensación de que algunas actitudes feministas buscan vengarse del poder del hombre, y con ello incurren en el mismo defecto.
Su relación con la cultura judía a través de los romances sefardíes me obligan a preguntarle por su opinión sobre la guerra en Oriente Medio
Israel es una cosa y el pueblo judío es otra. Yo conozco muchos judíos que viven en Israel y estoy seguro de que no aprueban el genocidio que está haciendo ese hombre (Netanyahu). Es una situación que sólo beneficia a los señores de la guerra, que ganan, por desgracia, mucho dinero con ello.
¿En que proyectos está embarcado en la actualidad?
Estamos empezando a edificar lo que va a ser la biblioteca. Actualmente tenemos unos 50.000 libros, que va en aumento. Quiero centrarme en organizar todo lo que me va a sobrevivir, para que el que venga detrás, lo tenga fácil para utilizarlos correctamente. En lo que se refiere a la fundación, voy a seguir haciendo exposiciones y simposios, para que siga siendo una institución ejemplar.
Enlace al blog original de «Daniel el payaso» >
Cátedra de Estudios sobre la Tradición, Universidad de Valladolid | Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción
miércoles 4 de diciembre de 2024
Número 513
14 de noviembre 2024
Círculo de Recreo de Valladolid. 12 de noviembre 2024
7 de noviembre 2024
1 de noviembre de 2024
28 de octubre de 2024
19 OCT 2024. Centro e-Lea «Miguel Delibes», Urueña
11 de octubre de 2024. Daimiel (Ciudad Real)
11 y 12 octubre de 2024. Messina-Mistretta (Italia)
Publicación periódica de la Fundación
18 de septiembre de 2019. Fundación Joaquín Díaz, Urueña.
22 de septiembre de 2024. La Casa Grande de La Mudarra (Valladolid)
18 de septiembre > 24 de noviembre de 2024. Sala Revilla, Valladolid
Lunes 1 de julio de 2024. Cáceres
28 y 29 de junio de 2024. VI SIMPOSIO ACADEMIA DE MÚSICA ANTIGUA
Jueves 27 de junio de 2024. La 8 Valladolid
Domingo 26 de mayo de 2024. ABC
14 de mayo de 2024. Valladolid
Creación videográfica de Arantxa Morán sobre música de Joaquín Díaz
25 de abril de 2024
20 de marzo de 2024
14 y 15 de marzo de 2024. Valladolid y Urueña
Martes 12 de marzo de 2024, 12:00h. Círculo de Recreo de Valladolid
Lunes 4 de marzo de 2024. Videoconferencia
25 de febrero de 2024
21 de febrero de 2024. Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción. Valladolid
Claudia García Hernández
4 de febrero de 2024. Teatro Circo Price, Madrid
Manuel Moreno Canosa
9 de enero de 2024
Número XVI de 2023