En el tamaño de papel que hoy llamaríamos A3, sin doblar y con impresión por una sola cara, la aleluya fue siempre una forma eficaz de transmitir conocimientos. Basándose en la acendrada tradición de la Iglesia de adoctrinar y catequizar a los iletrados con la ayuda de grandes cartelones –o de retablos- cuyas imágenes podían transmitir ideas y hechos, se fue creando un tipo concreto de papel, sobre el que se imprimían dibujos de trazo sencillo –generalmente encuadrados en viñetas para fijar mejor su contenido-, debajo de los cuales se añadía un breve texto en verso o prosa que aclaraba o resaltaba la figura.
Carlos Piñel: Tatuajes y símbolos
Número 499
Publicación periódica de la Fundación
21 de junio de 2023. Cátedra Casado Soto
Urueña 3 y 4 JUN 2023. Heredad de Urueña
10 de mayo de 2023. Tres Cantos (Madrid)
9 de marzo de 2023
23 de febrero de 2023
5 de enero de 2023