El fallecimiento de nuestra compañera y amiga Aurora Ramos Negro nos ha dejado consternados y apenados, tanto a las personas que trabajamos junto a ella durante años en la Fundación como a los numerosos visitantes que aprendieron y disfrutaron con sus explicaciones sobre las campanas. Desde que la familia de fundidores Quintana depositó parte de su colección de piezas en Urueña hace 25 años, el Museo de Campanas y el nombre de Aurora han ido inseparablemente unidos, haciéndose imprescindible una visita y una charla con ella para conocer mejor el pasado de la Villa y las particularidades de una colección tan atractiva como interesante. Su entusiasmo y simpatía despertaron siempre los mayores elogios. La echaremos mucho de menos. Descanse en paz y reciba su familia nuestro más sincero pésame.