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12-01-2021

Entrevista en Solidaridad Digital

13 de enero de 2021

Joaquín Díaz es entrevistado en Solidaridad Digital, sección de cultura.

Enlace a la entrevista en la web de Solidaridad Digital >
Solidaridad Digital



«Si no se ha atrevido la música tradicional a entrar en grandes lugares ha sido por humildad»


Esther Peñas / Madrid

Hay melodías tan bellas, tan antiguas, tan auténticas que parecen surgir de paraísos perdidos, capaces de despertar una útil melancolía ante cierto tipo de belleza… El arriero de Bembibre, Milagros de san Antonio, El enamorado y la muerte… De entre los muchos y variados músicos que han dedicado su vida a preservar estas melodías, Joaquín Díaz (Zamora, 1944), un sabio consciente de que no es baladí el hecho de que el único órgano del cuerpo humano que hace música sea el corazón, como observase María Zambrano. Afinen sus clavecines, espinetas, laúdes, aros de sonajas, panderos o dulzainas.



Si tuviera que escoger una de las muchísimas canciones que ha ido recopilando a lo largo de los años para definir su estado de ánimo de hoy, ¿cuál sería?

Ja, ja, ja… bella pregunta. Siempre elijo la canción del Romance del conde Olinos, en la versión que recogí en Mojados, Valladolid, y que canté en un disco de romances.

En esta sociedad líquida, rápida, que se queda deslizándose en la superficie por temor a penetrar mínimamente en las cosas, escuchar el folclore requiere una interrupción, en el mejor sentido, una cierta disposición de ánimo. ¿Se ha agotado el tiempo de la música popular?

Llamamos popular a lo que es usado por la gente, en ese sentido la música popular de hoy es un tipo de música un poco fagocitaria, que se come a sí misma constantemente, necesita ser sustituida, mientras que la música tradicional o folclórica es un tipo de música que tarda (o tardaba) más en desaparecer y daba más oportunidades de ser conocida. La música popular se agota porque su tiempo de vida es muy breve, se renueva por obligación.

¿Qué siente al escuchar los contenidos de las radiofórmulas?

Ja, ja, ja, escucho muy poco la radio, solo música que me da Radio Clásica, aunque estoy escuchando música prácticamente todo el día, pero suelo elegirla yo, así que no puedo contestarte.

En realidad, la pregunta planteaba implícitamente la banalización de la música y del artista…

Sí, sé de ello, cuando cojo un taxi, o cuando alguien me hace escuchar ese tipo de cosas soy consciente de que mucha música de la que se escucha en España viene ya preparada desde Estados Unidos e Inglaterra, desde el mundo sajón. Por desgracia, en los grandes medios se le da poca importancia a la música española, pese a lo mucho que tenemos que ofrecer.

Usted que recorrió como zahorí de historias una enorme superficie de nuestra geografía hablando con nuestros mayores, ellos que eran nuestra memoria, ¿qué representan a día de hoy cuando la memoria del hombre parece estar almacenada en las nuevas tecnologías?

Las nuevas tecnologías ayudan mucho a preservar buena parte de esa memoria; la memoria sigue estando en muchos casos para ser recordada o modificada en la cabeza de la gente. Las tecnologías nos sirven de mucho, por ejemplo para poder subir a Wikipedia veintitantos mil archivos sonoros. Nos ha ayudado muchísimo en los últimos años a grabar mejor a esas personas y conservar su testimonio, pero por sí misma es como una caja vacía, nos sirve en la medida en que seamos capaces de introducir en ella lo que queramos preservar, la memoria que está unida a la vida. Cuando contemplamos una fotografía nos damos cuenta de que, para interpretarla, necesitamos un contexto, y ese contexto está en la vida, en la memoria, en el trozo de tiempo que nos ha tocado vivir, y a veces es muy difícil reflejarlo solo con la tecnología. Una fotografía contemplada junto a quien la tomó, especialmente si se trata de una fotografía antigua, se enriquece, porque nos ofrece las claves para apreciarla.

¿Qué nos enseñan los romances, la literatura de cordel, los filandones?

Creo que son muy actuales, el romance no hay que considerarlo solo en la lectura de su contenido, el romance siempre tiene un trasfondo ético, moral, de comportamiento, que es perfectamente aplicable a cualquier época; si ha sobrevivido ha sido por eso. Por ejemplo, es común encontrar en los romances una reflexión entre el rey y la infanta, que no deja de ser una sugerencia o lección a propósito de la relaciones paterno-filiales. La buena literatura, nos llegue a través del medio que nos llegue, siempre será de algún modo didáctica.

Castelao, que es un escritor raro pero fabuloso, decía que “la verdadera tradición no emana del pasado, ni está en el presente, ni en el porvenir; no es sirviente del tiempo. La tradición no es la historia. La tradición es la eternidad.”

Sí, estoy de acuerdo. Yo recurro a la imagen del río que atraviesa diferentes tierras, ese río viene de atrás (un pasado en el que nace) y riega y fecunda esas tierras del presente para conducirse más allá de cuanto alcanza nuestra vista, es un hilo conductor que no sabe de espacio ni de tiempo pero sí de ese tipo de conocimientos que atraviesan un tiempo sin necesidad de usar ni las costumbres ni los modos de cada siglo porque se adapta a todos ellos.

Usted que ha conocido y conoce a otros folcloristas como Joan Baez o Pete Seeger, Eliseo Parra, Nuevo Mester, Grupo Mayalde, Amancio Prada, Kepa Junquera, Ismael Peña… ¿aúnan esfuerzos, o cada cual va un poco por libre?

Ahora estamos todos conectados a través de Facebook, de Instagram, de las redes y del correo electrónico. Vi, por supuesto, el baile que se marcó Joan Baez cuando ganó Biden… estamos todos permanentemente comunicados como si estuviéramos en una casa en habitaciones distintas, y tenemos relación muy directa y espontánea; eso es bueno, me parece. Antes, para estar comunicado con alguien, hace treinta años, tenías la vía epistolar o la telefónica. En Urueña, donde vivo, no había más que un teléfono en la población, así que, cuando me llamaban de una radio, venía el alguacil a buscarme para hacer la entrevista, y entraba en un locutorio sin cristales, de tal manera que todo lo que hablaba se escuchaba.

Las grandes ciudades, ¿son enemigas de la música tradicional?

Afortunadamente no, la música tradicional se ha subido en los escenarios más habituales de las grandes ciudades, también en los especializados. Piensa, por ejemplo, en el Teatro Real. Hace unos años era impensable que acogiera un concierto de música tradicional, pero ahora las ciudades son tan aptas para recibir este género musical como cualquier plaza de pueblo. Hace poco, Amancio Prada cantó en la catedral de Santiago el romance de Don Gaiferos de Mormaltán, que difundió Faustino Santalices. Daba gusto verlo. Escucharlo. Si no se ha atrevido la música tradicional a entrar en otros lugares ha sido por humildad.

¿España es madrastra de sus artistas? Pienso en Jordi Savall al rechazar el Premio Nacional de Música, que aseguró que todos los gobiernos se despreocupan del patrimonio musical y que, en nuestro país, los reconocimientos siempre llegan tarde.

Cada uno considera en qué medida hemos usado y aprovechado esa música popular y tradicional, si hemos sabido recibirla… Creo que generoso con el legado de nuestros padres y abuelos no ha habido gobierno alguno… cuando se acuerda de alguien que ha hecho un gran trabajo siempre es como una concesión a título póstumo, acaso porque el artista, sabiendo cuándo se aprecia su trabajo, no se preocupa demasiado de ello. Savall tuvo sus razones al actuar así. En cualquier caso, se merecía el premio. Pero la cultura siempre es el hermano pobre, pese a la necesidad del ser humano de cultivarse; y no hay que olvidar que ese trabajo, el de la cultura, se le da hecho a los gobiernos y por eso acaso piensan que no necesita nada más, como si no tuvieran ya que gastar dinero en ese esfuerzo colectivo.

Lo novedoso, fresco y lozano que suenan algunos temas tradicionales es pasmoso. Para que una canción resista el cedazo del tiempo, ¿qué ha de tener?

Ha de tener algo de moderno, de inextinguible, de perdurable que, entre otras cosas, me parece, tiene que ver con una melodía sencilla pero hermosa, y un texto que llame la atención, una belleza poética, casi cotidiana, sin ser nunca rimbombante. Hoy día la melodía cada vez se considera menos, y se valoran más el ritmo y las fórmulas rítmicas, pero la melodía es lo más parecido al lenguaje cotidiano.

¿La melodía es lo que se tararea de una canción?

Sí, el son, la tonada… la gente lo llama de muchas maneras… es el lenguaje traducido al mundo musical que permite que la altura de los sonidos nos gratifique, la belleza que resume una canción. Hay quien dice que los grandes compositores, Beethoven, Mozart o Shubert, utilizaban pequeños fragmentos de melodías populares para componer sus grandes obras.

Hablemos un poco del contrafactum: un cambio de letra que no supone un cambio significativo de melodía, en el que usted es un experto, por ejemplo una misma pieza a tres voces de Juan del Encina del siglo XV presenta un texto religioso en su versión titulada "Pues que ya nunca nos veis" y otro profano en "Si habrá en este baldrés". ¿Cuánto de juego tiene la música?

Mucho, de hecho, en inglés es más gráfico: to play significa tanto tocar algo como jugar a algo. Es un juego, la música, en el que quien compone inventa, así que ha de estar jugando a pesar de que, en muchos casos, esas melodías las inspire un asunto tristísimo. Siempre, en cualquier caso, ha de jugar, como el trabajo de los juglares, cuyo sustantivo proviene del latín iocularis, adjetivo relacionado con el entretenimiento, el juego y el placer.

¿Qué dice la tierra de cada uno de nosotros, del tipo de música que uno hace?

Hasta ahora era así, la tierra marcaba todo… hoy en día es más difícil verlo… Luis Pastor, de origen rural, está completamente arraigado a la capital, adora su barrio (Vallecas) y se siente condicionado por él; antiguamente la gente se movía bastante menos y cuanto le rodeaba en su educación e instrucción tenía que ver con el entorno, con lo que veía a diario, los árboles, los bosques, las praderas, una meseta sin cultivo, la vid, el fuego… ese tipo de cosas se reflejaba en las melodías… me acuerdo de esa desafortunada frase de Machado, «los atónicos palurdos sin danzas ni canciones» que decía de los castellanos. Lo que le sucedió, por ser hijo de gran folclorista, es que tenía un concepto demasiado elevado del folclore; si hubiera preguntado a «esos palurdos», quizás se hubiera quitado el sombrero. Lo que ocurre es que la mayor parte de la gente del campo no canta si no siente la necesidad de hacerlo. En cualquier caso, creo que el ámbito en el que uno vive, el entorno, tiene mucha importancia en el concepto estético y ético de la vida.

Pienso en la escala rústica, y me pregunto por qué algunos géneros, como las sevillanas, han calado tanto y otros, como las jotas (tenga en cuenta que soy hija de segoviano y burgalesa) no terminan de tener esa enorme proyección…

Sería difícil de contestar… las sevillanas, a pesar de que sean tan actuales, son más antiguas, la jota nombra un tipo de danza o baile concreto desde el XVIII, es un baile moderno; a partir de ese momento, del XVIII, cambia la música popular, adquiere otro sentido musical, los bailes también se modifican mucho, pasan a determinados escenarios como salones, cuando eran más de plaza de pueblo… la jota es un tipo de baile ternario que tiene una aceptación casi unánime en toda España, y que tiene variantes (la aragonesa, la valenciana, la castellana…) pero guarda un hilo conductor, un sentido común que la hace agradable en cualquier lugar y circunstancias. Ser uno de los bailes más populares dentro de los bailes que servían para tantas cosas en los pueblos ha hecho que se mantuviera, además de la labor impagable de gentes como Agapito Marazuela que no solo recogió muchísimas, sino que las interpretó a guitarra y dulzaina y las cantó.

Como con la copla u otros géneros, hay también con la jota una reactualización, como el trabajo que realiza con ella Carmen París…

Sí, por fortuna hay muchos músicos que trabajan temas antiguos y el sentido de la tradición en la actualidad, como ese puente entre lo que fue y lo que está viniendo.

Compártame una canción o un disco que le haya supuesto un hallazgo recientemente…

Casi cada día escucho temas que yo mismo recogí porque estoy revisando las grabaciones de estos últimos cincuenta años. De pronto me viene a la cabeza una tonada y voy en su busca… el otro día, por ejemplo, me sorprendió la fuerza de un canción que me cantaron en Valdestillas, el «Romance de la mala suegra», que tiene una melodía muy bonita. Son dramas humanos tan actuales...