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18-07-2013

Festival de Narradores Orales

Casa Museo de Antonio Machado, Segovia



Foto de Juan Martín


Dentro del Ciclo “Festival de Narradores Orales”, Joaquín Díaz intervino en la Casa Museo de Antonio Machado, en Segovia, leyendo una selección de romances tradicionales. Paulo de Carvalho Neto, en su obra La influencia del Folklore en Antonio Machado recordaba el ascendiente de Don Agustín Durán, el recopilador de romances, sobre los hermanos poetas y la frase lapidaria de Antonio acerca del género, considerándolo “la suprema expresión de la poesía”. Sin embargo, protesta Carvalho, “si tal afirmación fuera el producto de profundas meditaciones, la obra poética machadiana, en su casi totalidad, tendría que estar compuesta de romances, pues siendo Machado un gran poeta no se contentaría en trabajar con formas que no considerara “la suprema expresión de la poesía”. Carvalho Neto escribía, con razón, que Machado hablaba así del romance porque no lo hacía desde el razonamiento sino desde el sentimiento, al recordar su infancia y la influencia que llegó a tener el Romancero de su tío Agustín Durán –su buen tío, como decía el poeta- sobre la imaginación y la fantasía de sus primeros años. Miguel Pérez Ferrero remacha la importancia de esa influencia con una imagen plástica y enternecedora, mostrándonos a los dos hermanos que escuchan a Cipriana Álvarez de Machado leyendo para ambos a la luz de un quinqué de petróleo los textos recopilados por su pariente, textos que formaron parte de una publicación que todavía hoy sorprende por su extensión y por su calidad.


Existe en los romances una tensión permanente entre principios o entre personajes que sirvió para crear un hilo conductor que hilvanase la pequeña antología propuesta. “La difunta pleiteada” (el caso de un pleito en el que se enfrentan dos hombres por el amor de una mujer), “La doncella guerrera” (el argumento del padre contra la madre), la venganza de Alfonso II contra su propia hermana que es la madre de Bernardo del Carpio en el caso de “A caballo va Bernardo”... Finalmente, el recuerdo de un dios británico, Lleu o Lug (tan relacionado en España con la hagiografía de San Vicente), dio pie al romance de “La maldición de la madre”: Lug es un personaje al que su propia madre maldice con una triple negativa que le impide ser un hombre ya que le niega un nombre, le niega las armas y le niega una esposa. La madre del romance salmantino de Los Mozos de Monleón no quiere que su hijo vaya a la corrida y se realice en un ritual de masculinidad cuyo proceso le separará inexorablemente de ella...