Fundación Joaquín Díaz

Noticias

Noticias

Ir al listado completo de noticias >

28-06-2012

Historia de la Moda en las colecciones de grabados españoles

Exposición en la sala municipal del Teatro Calderón

Horario de martes a domingo, de 12 a 14 horas y de 18:30 a 21:30



La Fundación ha organizado la exposición "Historia de la Moda en las colecciones de grabados españoles", que tendrá lugar entre el 29 de junio y el 26 de agosto en la sala municipal de exposiciones del Teatro Calderón (calle Leopoldo Cano).







La indumentaria es, sin duda, un medio de comunicación. A través de ella mostramos nuestro carácter, nuestro estatus, nuestro deseo de relacionarnos con lo demás y por tanto necesita de un lenguaje propio y especialmente expresivo. En la medida que se sabe usar ese lenguaje la transmisión es más nítida y certera. De los aspectos técnicos y de los diseños, por lo general, se ocupaban especialistas -sastres y sastras, modistos y modistas y últimamente diseñadores- pero en la forma de vestir, en los complementos y particularmente en los colores, la última palabra la tenía el propio usuario, que relacionaba sensaciones estéticas con emociones. La literatura y la poesía han servido, habitualmente, para recordar esa relación sirviendo a los creadores para reforzar las formas de expresión gracias a la sugerencia de prendas determinadas, de tejidos, de materiales y de colores.



Los grabadores, desde el siglo XVI, se preocuparon del individuo y, en consecuencia, de sus atuendos, ya fuese como protagonista de la estampación, ya como complemento (del paisaje, de la cartografía, de un monumento -para servir de medida-, de determinadas particularidades -físicas, étnicas, raciales-, de los oficios, de una situación...).



A veces, los comentarios al pie nos sirven para completar detalles o referir a un contexto lo que se ve. Los bocadillos de los comics son una herencia de esos pies de grabado o de esas filacterias que añadían una frase o un párrafo al dibujo. En el cartel de la exposición, por ejemplo, se habla de la “novedad” para dar gusto al público, se busca una referencia para comparar -en Suecia son más moderados en los atavíos- y se habla del sentido práctico del atuendo en cuestión, ya que se puede usar en diferentes circunstancias. Habla de sombreros “a la chamberga” (del mariscal francés Schomberg -Frederic Armand- en la guerra franco española del siglo XVII y del regimiento creado en tiempo de la minoría de edad de Carlos II, que llevaba un sombrero blando y de ala ancha) y a la “maragata” y termina diciendo que las lugareñas, menestralas y serranas tienen sus vestidos propios que conservan “nuestra bella antigüedad”. Cruz Cano decía, en otra parte del libro, que todas las estampas, sobre todo los nuevos peinados, se mostraban en el supuesto de que “la invención de la moda no es agena de nuestro estilo propio, aunque lo sea de nuestra propia desconfianza”. Se veía obligado, a pesar de su preferencia por lo tradicional, a hablar de las novedades impuestas de la moda. La palabra moda, en realidad significa modo, manera, pero con el sentido de lo que se vestía como novedad, se impuso desde Francia, donde la palabra “mode”, por la ambigüedad de su terminación, se hizo femenina.