Ha llegado el Condolirio
la mañana de San Juan
a darle agua a su caballo
en las orillas del Mar.
Mientras el caballo bebe
su cuatro empieza a tocar
y los pájaros del monte
lo vienen a acompañar.
La reina llama a su hija
para que venga a escuchar
el canto de las sirenas
en lo profundo del mar.
Madre el canto no es hechizo;
canta quién me sabe amar
quién canta es el Condolirio
que me ha venido a buscar.
Yo prefiero verlos muertos
y los tendré que enterrar
a él en la iglesia del pueblo
a ella debajo del altar.
La princesa ahora es paloma,
Condolirio, gavilán.
Cruzan el cielo infinito
quienes se saben amar.
LA CALLE DE LA AMARGURA
escuchó al gallo cantar
y a María preguntar
por su angelical criatura,
le responde con dulzura
una niña acongojada,
con la mirada angustiada
y una corona de espinas
hacia el calvario camina
con una cruz muy pesada.
LA CALLE DE LA AMARGURA
la camina el Peregrino
y es tan negro su destino
como negra es la conjura
para inmolar la figura
que es del hombre el redentor,
él que nos dió tanto amor,
y la paz fue pregonando,
hoy lo están crucificando
y se muere de dolor.
LA CALLE DE LA AMARGURA
vio caer al Nazareno
con una cruz, muy sereno
caminando a la tortura.
La Verónica le cura
su semblante ensangrantado
y en aquel Manto Sagrado
hecho de lino y de gasa
en la tela y en la hilaza
quedó su rostro grabado.
LA CALLE DE LA AMARGURA
es la calle del calvario
donde a Cristo, los sicarios
rasgaban sus vestiduras.
Tres clavos, mil quemaduras
fue el final de su camino
Salvador que al mundo vino
y que se muere diciendo:
¡No saben que están haciendo
perdónalos Dios divino!
De su esposo en compañía,
soñolienta y fatigada,
por ver si les dan posada
toca en las puertas María.
El le dice: - Esposa mía,
ten calma, vamos a ver...
Nos abrirán al saber
que te encuentras en estado,
y un lecho busca prestado
tu Niño para nacer.
Pues tiembla la Virgen bella,
él se quita en el camino
su paltocito de lino
para ofrecérselo a ella.
- Vaya mi linda doncella
con este manto abrigada -
dice con gracia forzada
mientras siente las diabluras
que hace el frío en las roturas
de su franela rayada.
De portón van en portón
suplicando humildemente
y en todos les da la gente
la misma contestación:
“Esta casa no es pensión”
o “Cuánto van a pagar...”.
y en uno que otro lugar
hay quién al ver a María
dice alguna picardía
para hacerla sonrojar.
¡Qué pobrecitos que son!
¡Qué pena tan sin alivio!
todos tienen lecho tibio,
¡pero nadie corazón!
De cansancio y aflicción
la Virgen se echa a llorar
y torna triste el mirar
que en la noche alta y desierta
la luna es como una puerta
que se abre de par en par.
A la casa de un pastor
van por fin José y María;
sólo piden hostería
para que nazca el Señor.
Pero hay allí tanto amor
por los buenos peregrinos,
que la pastora sus linos
abandona en el telar
y al punto les va a buscar
cuajadas, panes y vinos.
Ya la Virgen tiende el manto
sobre la yerba olorosa;
ya como delgada rosa
se dobla su cuerpo santo;
y a a través de un claro llanto
los ojos del buey la ven;
llora el burrito también...
Y la historia nos relata
que una estrella de hojalata
brilló esa noche en Belén.
Por aquí pasó compadre,
hacia aquellos montes lejos.
Por aquí vestida de humo
la brisa que cruzó ardiendo
fue silvo de tierra libre
entre su manta y sus sueños.
Mírele el rastro en la paja,
Míreselo, compañero,
como las claras garúas
en el terronal reseco,
como en las mesas el pozo,
como en el caño el lucero,
como la garza en el junco,
como la tarde en los vuelos,
como el verde en el quemado,
como en el banco el incendio,
como el rejón en la carga,
como el cocuyo en el aire,
como la luna en el médano,
como el potro en el Escudo
y el tricolor en el cielo.
Por aquí paso compadre,
hacia aquellos montes lejos.
Quí va su estampa sola;
grave perfil aguileño,
arzón de cuero tostado,
tordillo de bravo pecho.
De bandera va su capa,
su caballo de puntero,
baquiano, volando rumbos,
artista, labrando pueblos,
hombre, retoñando patrias,
picando glorias, tropero.
Oígale la voz perdida;
sobre el resol de los médanos
la voz del grito más hondo
oígasela compañero,
como el son de las guaruras
cuando pasan los arrieros,
como la brisa en la palma,
como el águila en el ceibo,
como el truno en las lejuras,
como el cuatro en el alero,
como el eco en las tonadas,
como el compás en el remo,
como el tiro en el asalto,
como el toro en el rodeo,
como el relincho en el alba,
como el casco en el estero,
como la pena en la canta,
como el gallo en el silencio,
como el grito del Catire
en las Queseras del Medio,
como la Patria en el Himno,
como el clarín en el Viento.
Por aquí pasó compadre,
dolido, gallardo, eterno.
El sol de la tarde estira
su perfil sobre el desierto.
Con real y medio
compré una pava
y la pava
tuvo un pavito.
Tengo la pava
tengo el pavito
y siempre tengo
mi real y medio.
Con real y medio
compré una gata
y la gata
tuvo un gatico.
Tengo la gata,
tengo el gatico
y siempre tengo
mi real y medio.
Con real y medio
compré una chiva,
y la chiva
tuvo un chivito
tengo la chiva,
tengo el chivito
tengo la gata
tengo el gatico
tengo la pava
tengo el pavito
y siempre tengo
mi real y medio.
Con real y medio
compré una mona
y la mona
tuvo un monito.
Tengo la mona
tengo el monito,
tengo la chiva
tengo el chivito
tengo la gata
tengo el gatico
tengo la pava
tengo el pavito
y siempre tengo
mi real y medio.
Con el real y medio
compré una lora...
compré una perra...
compré una burra
y la burra tuvo un burrito.
Tengo la burra
tengo el burrito
tengo la perra
tengo el perrito
etc, etc, etc,...
Viene la vaca
viene el cangrejo
para la fiesta
de Tío conejo.
Para la fiesta
de Tío conejo
viene la iguana
y el azulejo.
Una fiesta a todo dar
dio Tío conejo hace días
porque gustoso cumplía
dos años en el lugar.
La tortuga fue a buscar
aguardiente a un botiquín,
para animar el festín
entre refrán y refrán
trajeron al alacrán
pa´ que tocara el violín.
El zorro se bebió un vaso
de vino, ron y cerveza
y le dolía la cabeza
que no podía ni dar un paso.
El toro le pasa el brazo
cundo ve que está mareado,
con el tigre y el venado
cantaba el perro y la mona
y en el arpa una paloma
tocaba un seis numerado.
El ron iba repartiendo
Tío conejo en esa fiesta
el chivo y toda la orquesta
formaban un gran estruendo.
Llega el perico diciendo
- aquí yo soy el más guapo -
ésto no le gustó al sapo
y una izquierda le tiró,
el perico se agachó
y el golpe fue para el gato.
El burro daba patadas
arrancándose los pelos
y se daba en el suelo
puños, palos y pedradas.
Las parejas asustadas
se esmachetaban en masa,
más caliente que una brasa
Tío conejo echó un rezongo
¡juro por Dios que no pongo
más parrancas en mi casa!
Triste de la que va sola
de la que sola camina
lleva la saya de a rastra
la hierba se la enrocía.
En esto la vio un galán
que era el que la pretendía,
le hizo señas con la mano:
- Aguárdame, blanca niña.
La niña que no era boba
dejó de andar y corría;
él como iba de a caballo
la alcanzara en la montiña.
- Aquí pagarás, niñeta,
deseos que te tenía.
Anduvieron siete vueltas
cuál de abajo cuál de arriba.
Y al entrar para las ocho
ya la niña va rendida,
quiso Dios y su fortuna
que un puñal se le caía.
La niña que no era boba
para sí lo recogía,
se lo metió por un lado
le salió por la costilla.
- Te lo pido la niñeta,
por Dios y Santa María
no lo digas en tu tierra
ni te alabes en la mía,
que has matado a un caballero
con las armas que él traía.
- Yo no lo diré en tu tiera
ni me alabaré en la mía,
que si una vez te he matado
doscientas me pesaría.
Lo amortajó como pudo
con la ropa que él traía,
lo pusiera en el caballo
y lo subió en un cerro arriba
donde estaba un ermitaño
haciendo su santa vida.
- Te lo pido, el ermitaño,
por Dios y Santa María
que me entierres este hombre
que amortajado venía.
Jueves Santo, Viernes Santo
cuando la Pasión salía
por la calle de la Amargura
pasa la Virgen María.
Va llorando va llorando
que el alma se le partía
en busca de su hijo amado
que para el Calvario iba
con una cruz a los hombros
y una corona de espinas
y una soga en la garganta
de la que los perros tiran.
Al llegar a un peñescal
cayó Jesús de rodillas,
la Virgen que lo ha notado
caminaba más arisa:
- Oh lucero de mis ojos
oh buen Jesús de mi vida
tu sangre pura y sagrada
vas dejando donde pisas.
Al llegar a unos espinos
cayó Jesús de rodillas
la bendita Magdalena
consolarle no podía:
- Oh buen Jesús de mi alma
oh buen Jesús de mi vida
los espinos de la sierra
te abrirán más las heridas.
Un poco más adelante
fue a dar la tercer caída
y la Virgen que lo ve
con dolor llora y suspira:
- Oh mi amado hijo del alma
oh Jesús del alma mía
los pecados de los hombres
te hicieron dar las caídas.
Hacia Belén camina
una niña preñada
hermosa en cuanto bella, gloria
gloria al recién nacido, gloria.
Hermosa en cuanto bella
y un viejo la acompaña;
iban poquito a poco, gloria
gloria al recién nacido, gloria.
Iban poquito a poco
pisando con sus plantas
y el divino del cielo, gloria
gloria al recién nacido, gloria
y el divino del cielo
en un mesón les para.
Ya sale el mesonero, gloria
gloria al recién nacido, gloria
ya sale el mesonero diciendo estas palabras:
- Si traen dinero que entren, gloria
gloria al recién nacido, gloria
si traen dinero que entren
y si no no hay posada.
- Dinero sí traemos, gloria
gloria al recién nacido, gloria
dinero sí traemos
y dos reales en plata.
- Esa es poca moneda, gloria
gloria al recién nacido, gloria
esa es poca moneda
para pagar posada.
San José se afligía, gloria
gloria al recién nacido, gloria
San José se sfligía
María le consolaba:
- ¿Qué más consuelo quieres, gloria
gloria al recién nacido, gloria
qué más consuelo quieres
que ir en mi compañía?
Cuando el cielo divino, gloria
gloria al recién nacido, gloria
cuando el cielo divino
y un portal les para
y allí parió María, gloria
gloria al recién nacido, gloria
allí parió María
con alegría tanta;
en lugar de afligirse, gloria
gloria al recién nacido, gloria
en lugar de afligirse
daba al cielo mil gracias
daba al cielo mil gracias, gloria
gloria al recién nacido, gloria
Ya bajaba el conde Olivo
mañanita de San Juan
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
él se ha puesto a cantar.
- Mira, niña, cómo canta
la sirenita del mar.
- La sirena del mar, madre,
no lo ha sido ni será,
que él el conde Olivo, madre,
que penando por mí está.
Para que no pene, hija,
yo le mandaré matar
pondré guardia a su caballo
a las orillas del mar.
- Si le manda matar, madre,
a mí me manda matar.
Muere el uno, muere el otro,
ya les llevan a enterrar.
De ella sale una paloma,
de él un guapo gavilán
juntos vuelan or el cielo
juntos se van a posar.
Mañanita de San Juan
cuando el cielo enarbolaba
iba la Virgen señora
a una fuentecita clara
a lavarse los sus pies
a lavarse las enaguas
y viendo que terminaba
la bendición echó al agua.
La hija del rey que lo oye
desde el balcón dónde estaba
se quitó el traje de seda
y se vistió de serrana.
Se cogió el cántaro de oro
y se fue a la fuente clara
y en el medio del camino
con la Virgen se encontrara.
- ¿Dónde va mi serranita
tan prontito de mañana?
- A esa fuente voy señora
a por un cántaro de agua.
- Yo lo que vengo a saber
si eres soltera o casada.
- Casadita no, por cierto,
pero bien enamorada.
- Tres hijos has de tener
los tres para una batalla
y una hija has de tener
monjita de santa Clara.
En un barrio tres comadres
se fueron a merendar
Perejil con cola
y eran las tres:
la Juana “la Tana”,
la Trini y la Inés.
La una lleva treinta huevos
para que toquen a diez
Perejil...
La otra lleva un botijuelo
para que beban las tres.
Perejil...
Después de haber merendado
buenas estaban las tres.
Perejil...
La una mira para el cielo
parece un pañuelo ingés.
Perejil...
La otra mira para el río,
dice que corre al revés.
Perejil...
La otra mira pa el botijo
parece un niño sin pies.
Perejil...
Estando en estas razones
llega el marido de Inés.
Perejil...
Palo a una, palo a otra
llevaron palos las tres
Perejil...