Preso va el conde preso, preso va y a buen recaudo
porque esforzó a una doncella caminito de Santiago.
La niña es hija del rey sobrina del Padre Santo
por ser de tan buen linaje a muerte le sentenciaron.
Le llevaron a la cárcel y allí le estaban guardando;
de día estaban cuarenta, de noche cuarenta y cuatro.
Pasó por allí Bernardo y aún le estaban predicando,
los veinticinco escalones los ha subido de un salto.
Dio un puñetazo a la horca la rompió en cien mil pedazos
dio un bofetón al verdugo todos los dejó temblando.
- Toma mi primo esta espada, hónrala como hombre
honrado
ninguno de mi linaje había de morir ahorcado.
El día de Navidad / cuando salían de misa
dijo el alcade al alférez / Vamos a ver las tres
primas
Vamos a ver las tres primas / cuando salían de misa,
las dos iban de lo azul / la otra de lo verde iba;
la que iba de lo verde / me roba el alma y la vida,
ya van de seis a siete años / que tengo mira en la niña
y esta noche venidera / mi intento se cumpliría.
Los ganados se recogen / la noche ya está venida,
caminan los dos galanes / para casa de la niña.
Cuando llaman a la puerta / su madre así les decía:
- La mi hija no está en casa / que está en casa de una
tÍa
que la vinieron buscar / a una función que tenía.
- Amí disculpas / disculpas no me valían.
Con la espada que llevaban / la puerta en el suelo
tiran.
van derechos a la cama / donde dormía la niña.
- Por Dios te pido, galán / déjame vestir basquiña.
- Donde iba la mi capa / no te hace falta basquiña.
Cuando salen de la casa / su madre así le decía.
- Ten cuidado la mi hija, / ten cuidado la hija mía
ten cuidado con tu honra / con tu honra y con tu vida.
- Tenga cuidado con la suya / que la mía va perdida.
La llevaron siete leguas / desviada de la villa
y de que allí la llebaron / ambos burlaron la niña
Desde que ambos la burlaron / de esta manera decían:
- ¿Quieres más que te matemos / o que te dejemos
viva?
- Tanto me da que me maten / como que me dejen
viva.
- Era lástima matarla / siendo ella tan buena niña
El alcalde se burló / desto que el otro decía,
cuchillo de oro en la mano / cabeza en el suelo tiran
la cogen de los cabellos / y a su madre la volvían
- Tenga, vea usted mujer, / la honra de su hija.
La madre cuando vio esto / a voces altas decía:
- Castigo venga del cielo / que en la tierra no lo había.
Estando de estas palabras / se oyera una voz de arriba:
- Calle, calle, la mi madre; / calle, calle madre mía
la mi alma está en el cielo / la suyal pontro vendría
y la de los dos galanes / para el infierno camina.
Villanueva, Villanueva qué se cuenta por España
la vida del rey don Juan que malito está en la cama.
Siete médicos le asisten de los mejores de España
unos le curan con vino, otros le curan con agua
y otros por no darle pena dicen que su mal no es nada.
Ahora falta por venir el médico de la Parra;
vino, le ha tomado el pulso, le ha hablado en estas palabras:
- Qué malito estás, don Juan, muchos males te acompañan,
qué malito estás don Juan, la muerte tienes cercana.
Tres horas tienes de vida, hora y media va pasada,
una para dispones de las cosas de tu alma,
media para despedirte de la gente de tu casa,
media para hablar a solas con tu esposa unas palabras.
- Padre, padre, padre mío padre mío de mi alma
padre, mire por mi esposa que es niña y está ocupada.
De los dotes que le di, padre no le quite nada
tampoco el anillo de oro que le di de enamorada,
que el anillo sin las piedras ciento dos reales costara.
Estando en estas razones llegó la rosa encarnada.
- ¿Dónde viene la mi esposa tan temprana, tan mañana?
- Vengo de santo Domingo de oír la misa del alba,
de pedir a Dios por ti te levantes de la cama.
- De la cama si saldré el lunes por la mañana
con los pies amarillitos y la cara amoratada
en un ataúd de pino con dos sábanas de Holanda.
Iremos juntos a misa, tú te volverás a casa,
hallarás las calles tristes y la tu puerta cerrada;
luego vendrá la Justicia pidiéndote la fianza,
no encontrrás quién te fie, esposa mía del alma.
Estando en estas razones se ha caíso desmayada
ni con agua ni con vino no fueron a levantarla.
Luego le abrieron el vientre y sacan de sus entrañas
un niñito como el ora, parece un rollo de plata.
Se lo llevan a su madre que la bendición le echara:
- La bendición de Dios, hijo, la de Dios Padre te valga.
Si te crías para el mundo serás principe en España,
si te crías para Dios con la mi bendición vayas
que yo me voy a gozar de la bienaventuranza.
Cipriana tiene una huerta / toda de árboles cercada
y en medio de ella una fuente / con siete caños de plata
Por el uno mana oro / por el otro mana plata
por el otro perlas finas / por el otro el agua clara
donde se lava Cipriana / toda su hermosura cara.
Un día estand peinando / la sombra se le acercaba
¿Es la sombra mi marido / o es la sierpe empozoñada?
No es la sombra tu marido / ni es la sierpe empozoñada
que es la presencia del rey / que en la tuya busca anda
La reina que les ha visto / del balcón donde ella estaba
araña sus blancas manos / se pela su linda cara
ha mandado echar un bando / por Castilla y por Navarra
que se servirá la mesa / a todos los condes de España
Y después de haber comido / de esta manera les habla
- Buen provecho os haga condes / condes, buen provecho os
haga
todos tenéis las mujeres / muy buenas y muy cristianas
menos la de don Leandro; / sirve al rey de enamorada
Leandroal oír esto / se ha marchado pa su casa
y al subir de la escalera / se ha encontrado con Cipriana
- Buenas tardes don Leandro / - Buneas tardes camarada
- ¿Pues qué te pasa Leandro? / que me hablas estas palabras?
Siempre suele suceder / a las buenas deshonrarlas
- Seas buena o no lo seas / de morir no te me escapas
- Si me has de matar Leandro / déjame hablar dos palabras
con la mi hija Isabel / con la mi querida Juana
Ven acá mi hija Isabel / ven aquí querida Juana
cuando veáis mi cabeza / tendidita por la sala
se la llevaréis al rey / vuestra madre os lo manda
- Toma esta cabeza rey / nuestra madre nos la manda.
En el cerco de los labios / conoció que era Cipriana
Cipriana ha muerto esta noche / la reina muere mañana
y ha mandado echar un bando / por Castilla y por Navarra
que el rey se quiere casar / con la hija de Cipriana.
Don Bosco se fue de caza / a cazar como solía
los perros llevan cansados / la caza no parecía.
Se volvió donde su madre / con más pena que alegría
en el medio del camino / mal de muerte le venía
- Lo que le digo mi madre / respóndame madre mía
no se lo digo a mi esposa / hasta pasar año y día
- A usté le digo mi suegra / respóndame suegra mía
a dónde está mi don Bosco / que él a verme no venía
- Tú don Bosco no está aquí / fue a una santa romería
y me dijo que no vuelve / hasta pasar año y día
- Pues hoy se cumple el año / mañana se cumple el día
de los vestidos que tengo / ¿cuál yo mejor me pondría?
- Ponte tu vestido negro 7 que muy bien que te estaría
Ay, malhaya la mi suegra / consejo que me daría
estar mi don Bosco vivo / y yo de luto vestida
Pues ponte el que tu quieras / que a mi igual que me daría
Vestida iba de seda / calzada de plata fina
Cuando iban a la iglesia / la gente mucho la mira
La viuda de don Bosco / oh qué linda viudina
- A usté le digo mi suegra / respóndame suegra mía
mucho me mira la gente / y mirarme no solía
- Es que como eres tan guapa / seguro les gustarías.
Cuando entraron a la iglesia / una mala seña había
- A usté le digo mi suegra / respóndame suegra mía
¿de quién son aquellas velas / que arden en nuestra capilla?
- Las velas son de don Bosco / que en la caza se moría
- Pues quién le dioa él la muerte / que me quite a mi la vida
Y al otro día temprano / el entierro la viudina.
Estando la condesina en su palacio real
con peine de oro en la mano para su hijo peinar.
- Dios te acreciente mi hijo, Dios te deje acrecentar
que la muerte de tu padre tú la vayas a vengar
porque a traición lo mataron para conmigo casar
viniendo de romería de San Juan el de Letrán.
Estando en estas palabras llegó el moro de cazar:
- ¿Tú que dices, condesina, tú que te pones a hablar?
que por eso que tú dices al niño le ha de ir muy mal.
Mandó llamar los criados que en su mesa comen pan:
- Ir a matar a este niño a los montes de Aguilar,
por señas hais de traerme el su corazón leal
y de la mano derecha también el dedo pulgar.
Marchó una perra con ellos como que iban a cazar.
- Mataremos esta perra ya que Dios la trajo acá,
corazón de perra blanca del niño parecerá,
le cortaremos el dedo, por eso no morirá.
Se volvieron los criadospara el palacio real,
le entregaron el corazón, también el dedo pulgar.
La madre creyendo que era el de su hijo leal
en un cofrecillo de oro con amor le hizo guardar.
El nió que quedó sólo no dejaba de llorar.
pasó por allí su tío que venía de cazar
- ¿Quién te trajo aquí, sobrino, a los montes de Aguilar?
- Criados del perro moro que me querían matar.
Le ha cogido entre sus brazos y le subió a su ruán,
Al cabo de siete años el niño empezó a llorar.
- Tú que tienes, mi sobrino, tú que tienes, ¿estás mal?
¿Te han hecho mal mis criados? Los mandaré despachar.
¿Te ha hecho mal el nuestro vino o te ha hecho mal nuestro pan?
- Ni me ha hecho mal vuestro vino ni me ha hecho mal vuestro pan,
tampoco vuestros criados, no los mandéis despachar;
es la muerte de mi padre la que quiero yo vengar.
- Eres niño muy pequeño para las armas tomar.
- Aunque soy niño pequeño me sobra la habilidad,
déme armas y caballo para marchárme pa allá.
De día camino monte, de noche camino real
a puertas de la condesa llegó a pedir caridad.
- No lo quiera Dios del cielo ni la Santa Trinidad
que a romeros de otras tierras yo les diera caridad:
les daré pan por dinero y vino de calidad.
Estando en estas palabras llegó el moro de cazar.
- ¿Qué te ha dicho, condesina, esta vez y muchas más,
que a romeros de otras tierras no les diera caridad?
Porque a romero maté, romeros me han de matar.
Estando en estas razones el niño sentóse allá
con un puñal en la mano la muerte le diera ya.
- ¿Tú qué has hecho romerito?, viuda me has hecho quedar.
- Si vos no fuérais mi madre con vos hiciera otro tal.
- Yo no tengo hijo ni hija, sola en el mundo estoy ya,
porque uno que tenía murió en montes de Aguilar
y en mi cofrecito tengo el su corazón leal
y de su mano derecha también el dedo pulgar.
- Ese dedo que tenéis aquí lo veréis faltar
y el corazón que guardáis es de perro de Galván.
Estando en estas razones cae desmayada hacia atrás
y su hijo la abrazaba lleno de alegría tal.
A la puerta el aire un pobre pedía
lo parte la madre lo baja la hija.
- Yo no he visto madre un falso romero
que le douy el pan y me coge los dedos;
yo no he visto madre un romero falso
que le doy el pan y me coge la mano.
- Yo no soy señora un falso romero
que quiero que ahora me enseñen el sendero;
yo no soy señora un romero falso
que quiero que ahora me enseñen el atajo.
Ibanse los dos por una calle arriba
vieron ir tras ellos uns caballería.
- Métete aquí, niña, bajo mi anguarina
deja ver si pasa esa caballería.
Ibanse los dos a dar a la plaza
vieron ir tras ellos mucha gente tanta,
- Métete aquí niña, debajo de mi capa,
deja ver si pasa esa gente tanta.
- De duques y condes he sido envidiada
por un falso romero vendida y llevada.
Apenas ha llegado don Bueso a su casa
cartas van, cartas vienen que a la guerra vaya.
- Madre, la mi madre, si bien me queréis
a la mi esposita me la acariciaréis.
Al monte con ovejas no me la echaréis
y a misa por la mano me la llevaréis.
- Vete tú, mi hijo, vete descuidado
que de tu esposita yo tendré cuidado.
Vete tú, mi hijo, vete tú a la guerra
que con tus hermanitas bordará la seda.
La ponen una en una, la ponen dos en dos
lo de la esposita estaba lo mejor.
La ponen tres en tres, la ponen cuatro en cuatro
lo de la esposita estaba lo más guapo.
La ponen cuatro en cuatro, la ponen cinco en cinco
lo de la esposita estaba lo más pinto.
- Tú no vales nuera para bordar la seda
llevarás las ovejas allá arriba a la sierra.
- De duques y condes he sido envidiada.
Allá arriba en los altos cantaba la zagala.
- Caballeros vienen, caballeros van
menos en mi don Bueso que en la guerra estará.
- Vayánse señores por esos atajos
voy a ver quién canta allá arriba en los altos.
Dime pastorcita del lindo mirar
si un poco de tu pan tú me podrías dar.
- No señor caballero, no soy militar.