30-06-2021
Exposición realizada por la Fundación Joaquín Díaz para el Ayuntamiento de Valladolid
Esta exposición comenzó a fraguarse mientras Publio López Mondéjar, el gran especialista de la fotografía en España, preparaba una singular muestra titulada «El rostro de las letras» en 2014, colección de antiguas instantáneas que recorrió numerosas capitales del país y dio como resultado un espléndido catálogo. Tras largas y juiciosas conversaciones, la idea quedó clara: había que rescatar y dar un sentido a las numerosísimas fotografías que habían ido captando durante más de un siglo los rostros y actitudes de músicos, grupos y orquestas españolas. El título, «La música callada», revelaba claramente una realidad -faltaban los sonidos- pero nos permitía descubrir lenguajes corporales y gestuales de extraordinario valor a la par que aportaba datos interesantes para la historia de los instrumentos musicales y sus intérpretes en España. Cuando todo estaba preparado para la magna exposición con más de 300 fotografías reunidas y 50 instrumentos seleccionados, llegó el desastre pandémico…
Con esta exposición, dedicada principalmente a temas de Valladolid o relacionados con la provincia, recuperamos la idea, y la esperanza de poder realizar en fechas próximas la magna muestra que quedó paralizada por una catástrofe planetaria.
Desde su origen, la fotografía prestó una atención especial a las manifestaciones de la cultura tradicional, animada por los pioneros, personas atentas e instruidas, herederas del Grand Tour del siglo XVIII, que recorrieron la Europa del sur, en busca de lo romántico, artístico y sentimental de países como Italia y España, «suspendidos aún entre Europa y África, entre la civilización y la barbarie», como nos soñaba Richard Ford en 1845, un año de transición entre el daguerrotipo y el calotipo. En plena moda de lo exótico y lo romántico representado por la Europa del sur, los primeros fotógrafos viajeros no dudaron en cargar con sus pesados equipos para atrapar en sus cámaras los paisajes, el aspecto de sus pueblos y ciudades y la estampa de los tipos populares que tanto fascinaban a los públicos burgueses de la época: los lazzarone y pifferari italianos, las bailaoras, los toreros, los gitanos que convertían la Alhambra en escenario de sus actuaciones, los músicos ambulantes que recorrían los caminos a pie, a lomos de caballería o en las temblorosas diligencias de la época, que encontraron Gustave Le Gray, Charles Negre, Charles Clifford, los hermanos Bisson, Gustave de Beaucorp, Alphonse de Launay, Charles Soulier, Jean Laurent, R.P. Napper, L. Levy. De ellos hemos heredado algunas de las mejores imágenes de los músicos populares españoles. Con esas obras se abre la exposición.