17-09-2018
Los primeros signos de distintas civilizaciones tienen un sentido práctico. Puede tratarse de marcas con las que se recordaba a una persona, de trazos en los que se contenían cuentas o de primitivos calendarios en los que se anotaban los cambios de la luna. Aunque no puede hablarse de un sistema ordenado de comunicación, esos primeros intentos, llamados protoescritura y datados desde el sexto milenio antes de Cristo, reflejan la necesidad del individuo de recordar y transmitir emociones o ideas.
A partir del año 3800 antes de Cristo comienza a contabilizarse el período de la historia de Mesopotamia en que se desarrolla una cultura basada en el comercio y la comunicación. Las ideas y conceptos se representaban por medio de pictogramas y posteriormente de escrituras que usaban probablemente el alfabeto sumerio.
Casi en la misma época en que comienza a desarrollarse la escritura cuneiforme, surgen en Egipto los primeros modelos de escritura jeroglífica, basada en signos conocidos o en símbolos, y grabada sobre piedra, madera o en papiro.
La escritura china, nacida independientemente de otras formas de comunicación mesopotámicas, parte de tres tipos de caracteres: los pictogramas, los ideogramas y los logogramas. Está compuesta por cerca de 50.000 caracteres, que se podían escribir de arriba abajo y de derecha a izquierda. Algunas leyendas atribuyen la invención de la escritura a Cang Jie, ministro del emperador Huang Di, quien se habría inspirado en las pisadas de los pájaros para realizar los primeros trazos. Cang Jie observó que cada huella dejada por las patas de un pájaro podía identificarlo perfectamente y saber a qué especie pertenecía.
Del sexto milenio antes de Cristo son unos signos grabados sobre caparazón de tortuga hallados en China.
Escritura Vinča.
Tablillas de Tartaria (Rumanía) que podrían datarse también en el sexto milenio antes de Cristo y que contienen signos similares a los de la primera escritura europea denominada escritura Vinča (por haberse encontrado muestras en excavaciones realizadas en ese barrio de Belgrado).
Tablilla cuneiforme de Kish (Babilonia) del 3500 a.C., considerada una muestra de transición entre la escritura conceptual y la de signos.
Fragmento del Libro de los Muertos.
Carta china del siglo XIII.
Los fenicios divulgaron su alfabeto, de tipo consonántico a través de todo el territorio que rodeaba al Mediterráneo.
De ese alfabeto, en el que cada sonido se representaba con un signo, surgieron otros, como el arameo, que daría origen a los modernos alfabetos hebreo y árabe.
Del segundo milenio antes de Cristo (1790 a.C.) es una tablilla de bronce en la que se recuerdan diferentes hechos relativos a personas y a un templo. Esta escritura protobíblica fue hallada en Biblos (la antigua Gebal) y sus signos representan caracteres de la lengua semita, así llamada en honor de Sem, el hijo de Noé que dio origen al pueblo semita.
La lengua se caracterizaba por usar tres vocales breves y tres largas.
La península Ibérica tuvo, en su zona más meridional, un territorio denominado habitualmente por los investigadores como Tartessos donde habitaron los turdetanos. Algunas estelas halladas en España y Portugal han sido estudiadas dando como resultado la idea de que el alfabeto tartésico usaba caracteres vocálicos, consonánticos y silábicos y por tanto pertenecía al modelo denominado semisilabario.
El alifato, así denominado porque su primera letra se llama alif, comienza a usarse desde el siglo IV aunque escrituras similares anteriores, como la denominada cúfica, hablan de su antigüedad. Es un tipo de escritura artística que no usa mayúsculas y que une las letras cursivas con estéticas ligaduras.
Denominamos alfabeto al conjunto de letras que componen un idioma y que combinando signos y sonidos forman las palabras con que nos expresamos y comunicamos. Su nombre deriva de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta. Se componía de 24 caracteres y su desarrollo comienza hacia el siglo ix antes de Cristo. Probablemente procede del alfabeto fenicio, y del griego provendrían el alfabeto etrusco y posteriormente el latino.
El alfabeto más usado en el mundo actual es el abecedario latino con 26 caracteres (en su origen sólo 23). Algunos de esos caracteres se ligaban, como en el caso de la V doble o de la AE, o del signo & tan utilizado en nuestros días y que procede de la unión de las letras ET, que significaban «y». También se han usado signos que se añaden a los caracteres principales y que se denominan «diacríticos», como los acentos, las vírgulas, la diéresis o la cedilla.
EL CÓDICE (del lat. codex, -ĭcis.) es uno de los formatos del libro. Se compone de cuadernos plegados, cosidos y encuadernados.
Según el Diccionario de la RAE, es el libro manuscrito anterior a la invención de la imprenta.
En su forma, el códice deriva de las tablillas de cera y de los pugillares membranei, pequeños cuadernos de papiro o pergamino doblado empleados por los comerciantes romanos para tomar notas. El sistema consistía en la unión de varias de estas tablillas o, en su caso, de hojas de papiro o de pergamino mediante anillas, cuerdas o correas. Este procedimiento daba lugar al objeto conocido genéricamente como codex o codicillus, y que recibirá otras denominaciones en función del número de tablillas unidas: díptico (2), tríptico (3), hasta un máximo de 10.
LOS MANUSCRITOS (del latín manu scriptum, «escrito a mano») son documentos que contienen información realizada a mano con tintas de diversa composición y pigmentos de colores aplicados con la ayuda de la pluma de ave o el cálamo, sobre un soporte flexible y manejable: papiro, pergamino y, posteriormente, papel.
La producción de manuscritos, en sus diferentes categorías o grados (escritura, iluminación, preparación del pergamino y en algunos casos también la encuadernación), se organizaba y realizaba (en monasterios y abadías, aulas regias, curias y cancillerías) en el scriptorium.
En la época medieval, los monjes fueron excelentes creadores y copistas de manuscritos en Occidente, la mayoría de temas religiosos, aunque también de los textos de la antigüedad clásica. Posteriormente, con la aparición de las escuelas catedralicias y de las universidades, la escritura dejó de ser exclusiva de los monasterios, practicando las artes del libro otros peritos, que se denominaron de diferentes modos según la época (escribas, copistas, escribanos, notarios, amanuenses, pendolistas...).
Objetos expuestos:
También conocida como «Insular», «Scottica», «Saxonica».
Origen: Semiuncial latina.
Variantes: Semiuncial o mayúscula y minúscula.
Vigencia: Siglos VI - XI d.C.
Expansión: Irlanda e Inglaterra y monasterios y abadías continentales de Luxeuil (Francia), Bobbio (Italia), San Galo (Sankt Gallen, Suiza).
Libros más importantes: Libro de Kells, Evangelios de Lindisfarne, Libro de Durrow.
[Pergamino de cordero, (30x36). Tinta férrica y pluma metálica.
Scripsit: Esperanza Serrano].
Esperanza Serrano.
Pigmentos sobre pergamino.
Mercedes Serrano.
Pigmentos sobre pergamino.
Josep Batlle i Costa. Pigmentos, pluma de ave, pergamino natural. [Colección particular, Esperanza Serrano].
Josep Batlle i Costa. Publicada en el artículo ‘The tools of angels’, de la Revista The Edge, (The Calligraphy and Lettering Arts Society), donde Josep Batlle es la primera persona que demuestra cuales fueron los instrumentos que utilizaron los ananuenses medievales irlandeses de los manuscritos de Kells, Durrow, Lindisfarne… para realizar las minúsculas espirales. Pergamino, pluma de ave, espirales de fabricación propia, tinta, pigmentos naturales (oropimente…). [Colección particular, Esperanza Serrano].
Oriol Miró. Copiadas de manuscritos medievales del Scriptorium de Ripoll, del siglo XI. Las letras K, H, N, R, Y, son de creación propia. Reproducción a pequeña escala. [Colección particular, Esperanza Serrano].
Amanda Adams. La palabra ‘Esperanza’ es una composición libre de la autora. [Colección particular, Esperanza Serrano].
Mercedes Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Mercedes Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Mercedes Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Mercedes Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Mercedes Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Esperanza Serrano. Pigmentos sobre pergamino.
Esperanza Serrano. Pigmentos históricos (malaquita, oropimente, lapislázuli, vermellón) y tinta sobre pergamino.
Texto de Miguel Delibes, caligrafía de Keith Adams. Letras neuland e itálica, tintas, gouache sobre papel hecho a mano en el Museu Molí Paperer de Capellades. [Colección Esperanza Serrano].
Oriol Miró Genovart. Letras Capitales y Rústicas Romanas, gouache sobre tela.
[Colección particular, Esperanza Serrano].
Oriol Miró Genovart. Copiadas de manuscritos medievales del Scriptorium de Ripoll, del siglo xi. Las letras K, H, N, R, Y, son de creación propia.
Reproducción a pequeña escala.
[Colección Esperanza Serrano].
Oriol Miró Genovart.
Letra itálica, gouache y oro sobre pergamino.
[Colección Centro e-LEA Miguel Delibes].
Copia del Beato de Tábara, ca. 968-970. AHN CODICES, L.1097
Reinterpretación de la página del Beato de Tábara que representa la torre del monasterio de San Salvador [f. 167v, «alta et lapidea»]. Es la imagen más antigua de un scriptorium en el arte europeo.
[Pergamino de cabra, (98x68). Tinta férrica, pigmentos naturales y gouache. Scripsit et Pinxit: Esperanza Serrano].
Copia del Commentarius in Apocalypsin, Códice de Fernando I y Dña. Sancha. S. xi [ca. 1047]. BNE Vitr/14/
Copia de la página ‘La Visión de Daniel’.
[Pergamino de cordero, (36x27). Tinta férrica, pigmentos naturales y gouache. Scripsit et Pinxit: Esperanza Serrano].
Recreación de un ABECEDARIUM de capitulares visigóticas procedentes del Beato de Valcavado.
[Pergamino de cordero, (75x52). Pigmentos naturales y gouache. Pinxit: Esperanza Serrano].
Origen: inspirada directamente de las inscripciones monumentales romanas, servía para reproducir los manuscritos literarios de lujo, de donde viene la denominación de ‘capital elegante’.
Vigencia: Pese a las dudas sobre su origen en el siglo I, más bien la mayoría de los paleógrafos la consideran de la baja latinidad, sin ninguna vigencia en la Antigüedad romana, se mantiene sin grandes variaciones hasta el siglo XII.
Manuscritos conservados: se encuentran muy pocos, apenas cuatro ejemplares, y tampoco se realizaron muchos, dada la complejidad de su ejecución con el cálamo sobre el pergamino; el Augusteus de las Georgicas de Virgilio (s. IV), y del mismo autor la Eneida, denominado Sangallensis, por estar conservada en la abadía de Sankt Gallen (Suiza).
[Pergamino de cordero, (27x36). Tinta férrica, cálamo y pluma metálica. Scripsit: Esperanza Serrano].
Capitalis rustica en latín.
Vigencia: Siglos V - IX d.C.
Expansión: Tras el siglo v las mayúsculas rústicas empezaron a caer en desuso, pero continuaron utilizándose como letras de portada y en los títulos, mientras que para el texto principal se usaba la caligrafía uncial.
Manuscritos conservados: Unos cincuenta manuscritos escritos íntegramente con mayúsculas rústicas, entre los que se incluyen cuatro copias de las obras de Virgilio, una copia de una obra de Terencio y una obra de Prudencio. Esta letra se usaba principalmente para las copias de lujo de los autores clásicos paganos. Escribieron en rústica romana los autores cristianos Prudencio y Sedulius
[Papiro (24x33). Tinta de agalla de roble; cálamo. Scripsit: Esperanza Serrano].
Vigencia: Siglos III - IX d.C.
Expansión: Su uso se extendió por todo el Occidente latino medieval desde el siglo iv hasta el siglo IX. Cuando se abandonó el uso de la letra capital romana hacia el siglo vi, la uncial será la letra empleada en los textos de mayor importancia. Los principales scriptoria que desarrollaron la uncial romana estaban África e Italia, principalmente en Roma.
Manuscritos conservados: Aproximadamente 500 manuscritos de obras principalmente cristianas. De Re Publica, de Cicerón (Palimpsesto del S. IV D.C.).
[Pergamino de cordero (24x35). Tinta de agalla de roble; pluma metálica. Scripsit: Esperanza Serrano].
También conocida como «Escritura española», «Littera toletana», «Littera mozarabica».
Origen: Cursiva latina.
Variantes: Cursiva (documentos) y minúscula (códices).
Vigencia: Siglos VIII - XII d.C.
Expansión: Península Ibérica.
Manuscritos conservados: 281 según el Corpus de códices visigóticos de Agustín Millares Carlo, entre los que se encuentran los Beatos.
[Pergamino de cordero, (19x52). Tinta férrica y pluma metálica. Scripsit: Esperanza Serrano].
También conocida como «Escritura románica».
Origen: semiuncial romana y uncial irlandesa.
Variantes: Escritura carolingia del norte (de Europa) y carolingia del sur (de Europa).
Vigencia: Siglos VIII y XIII d.C.
Expansión: Se convertiría en modelo de escritura entre la clase erudita por Europa Occidental, desplazando a las diferentes escrituras nacionales.
Manuscritos conservados: Unos 7.000 de los siglos viii y ix. Códices, paganos y cristianos, en muchos casos los más antiguos manuscritos que se conservan de obras clásicas. Admonitio Generalis, Epistula de litteris colendis y Evangelario de Lorsch.
[Pergamino de cordero, (30x36). Tinta férrica; pluma metálica. Scripsit: Esperanza Serrano].
También conocida como «Alemana», «Escolástica» o «Monacal».
Origen: carolingia.
Variantes: Textura, Rotunda, Bastarda y Fraktur. De la cursiva gótica se originaron la cortesana y la procesal.
Vigencia: Siglos XII - XX. Máximo esplendor entre el 1150 y el 1500.
Expansión: Se generalizó en los países de alfabeto latino. En Alemania y Dinamarca perduró hasta el siglo XX.
Manuscritos y Libros famosos: Salterio Luttrell, Libros de horas, Cantorales o libro de coro.
[Pergamino de cordero, (28x36). Tinta férrica; pluma metálica. Scripsit: Esperanza Serrano].
Donald Jackson, calígrafo británico, escriba y calígrafo oficial de la Oficina de la Corona del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Realiza el documental ‘La Historia de la Escritura’, que fue emitido en TV2.
Preparadas para la escritura, con el endurecimiento y los diferentes cortes para mantener los ángulos necesarios para su uso. Se desconoce hasta cuándo se remonta el uso de la pluma como instrumento de escritura, pero en el Musoe Británico se pueden ver pinturas egipcias en las que aparecen escribas empleándolas. (Claude Mediavilla: Caligrafía, del signo caligráfico a la pintura abstracta).
Se fijaba en el brazo del sillón donde se sentaba el copista.
Cyperus papyrus; especie de caña que crece en las orillas de ríos y lagos de ciertos países mediterráneos. El tallo, una vez despojado de sus raíces y hojas, se corta en finas láminas formando una capa doble entrecruzada, se trabaja a golpes de maza durante unas horas hasta obtener una hoja de una sola pieza; el jugo de la planta actúa como aglutinante; finalmente se pule la superficie con una piedra redonda y se desbarban los bordes desiguales. Colocadas una junto a otra, las hojas forman un rollo de papiro. Fue empleado como soporte de la escritura desd el tercer milenio a.C. hasta el siglo xi d.C. (Claude Mediavilla: Caligrafía, del signo caligráfico a la pintura abstracta).
Cañas talladas, provistas de una hendidura. Se utilizaron durante toda la antigüedad (árabes, egipcios, romanos y griegos). Posteriormente, y antes de reemplazarse totalmente por la pluma de ave, durante la Edad Media y el Renacimiento, se utilizó esporádicamente para escribir sobre pergamino. (Claude Mediavilla: Caligrafía, del signo caligráfico a la pintura abstracta).
Durante la Antigüedad Clásica y durante toda la Edad Media, fueron utilizadas como soporte de escritura portable y reutilizable; sobre ella escribían con un punzón o estilo (stilus) de metal, hueso o marfil. El extremo del punzón terminaba en una espátula que servía para alisar la cera y poder volver a escribir sobre ella. Las tablillas, unidas entre sí por un cordel, formaban dípticos e incluso polípticos de varios elementos.
John Williams. George Braziller, 1977. La página muestra una imagen de la ‘Biblia Mozárabe de León’, siglo X; obra de la que que algunos estudiosos opinan pudo servir de inspiración en uno de los pintores más célebres del siglo XX.
Tinta permanente, muy fina, ligeramente arenosa, gris al principio, oscurece con la luz y el aire hacia negro azulado, impermeable; realizada con ingredientes naturales procedentes de recetas antiguas.
Color marrón, lavable, diluible, resistente a la luz; posee magníficas propiedades de escritura.
Gastrópodo marino que segrega una sustancia que sirve como tinte de color morado llamado púrpura real o imperial.
Pan de oro de 23,75 kt. Oro en concha de 23,75 kt.
Piel preparada minuciosamente para la escritura, procedente de diferentes animales (cordero, ternero, cabra…).
Reza Baharlou. Tallada y pintada con pigmentos naturales por Reza Baharlou, miniaturista de origen persa.
Claude Mediavilla. Campgràfic, 1993. Claude Mediavilla, paleógrafo, calígrafo, tipógrafo y pinto, realiza en este libro uno de los estudios más profundos y completos sobre la historia de la caligrafía, desde sus orígenes a la actualidad, constituyendo una auténtica ‘enciclopedia’ de la caligrafía. Prologado por el presigioso calígrafo Keith Adams, cuyo prólogo se muestra en la página expuesta.
John Williams. Centro de Estudios Benaventanos, 2011. John Williams es uno de los estudiosos más reconocidos en el campo de la miniatura medieval española, especialimente de los beatos.
Ceninno Cennini. Escrito a finales del siglo xiv, fue considerado como el primer tratado técnico sobre la pintura. Supuso una referencia imprescindible para el trabajo de los artistas medievales, y hoy día sigue consultándose en restauración. Escrito a modo de recetario, describe la naturaleza y el modo de tratar los materiales, así como el ejercicio de las diferentes técnicas pictóricas.
Christopher de Hamel es uno de los más reconocidos expertos en manuscritos medievales. En este libro, ganador de los premios Duff Cooper Prize y Wolfson History Prize, realiza un estudio exaustivo sobre los manuscritos más famosos del mundo.
Editado por Christopher de Hamel. The British Library, 2010. Manuscrito inglés del siglo xv que contiene 14 tipos diferentes de alfabetos decorativos.
Edward Johnston, 1906. Edward Johnston está considerado el padre de la caligrafía moderna, creando un gran interés por el arte de la escritura y buscando sus raices en la edad media; también crea una nueva escuela de escribanos. Desde 1906 esta obra no ha dejado de imprimirse.
Esta sala está dedicada al tipo móvil, es decir, a las tipografías creadas para la imprenta de tipos móviles, por esta razón no se trata en ningún momento de las tipografías digitales. Solo comprende el período entre 1450 y el 1990 más o menos.
Una tipografía es un sistema, un complejo sistema de medidas e interrelaciones entre sus signos, que no necesariamente tienen por qué ser letras. El modelo de abecedario, la fuente, no es la tipografía. La fuente se convierte en tipografía cuando por medio de la fundición en plomo, o la fundición digital, sirve para componer textos con una específica coherencia interna.
Para el insigne tipógrafo Giambattista Bodoni (1740 – 1813), la tipografía tiene que tener las siguientes cuatro características:
a) Regularidad de los diseños de las letras.
b) Nitidez y perfecto acabado de los punzones.
c) Buen gusto en la elección de formas.
d) Gracia, un especial atractivo.
Un tipo es una pieza de plomo o de madera, que lleva una letra o un signo, invertidos en espejo y dispuestos para representar esa letra o signo sobre el papel, y que además posee otras varias características que hacen que se pueda combinar con otros tipos de forma armoniosa. Un tipo para ordenador es lo mismo, solo que sus características no son físicas sino informáticas, digitales.
En el mundo anglosajón diferencian muy bien entre «type» y «typeface», es decir entre el tipo y el aspecto que éste toma al ser impreso o editado en la pantalla del ordenador: la letra o el signo. En España es normal llamar tipo a la letra impresa.
Podemos ver un cartel que nos muestra las familias de una tipografía. ¿Pero qué es una familia de una tipografía? Son todos los juegos de tipos, en todos los cuerpos (tamaños) en que se fundían las diferentes formas que tomaba una tipografía: familia texto, familia estrecha, familia ancha, familia itálica, familia chupada, etcétera.
Una familia se guardaba en un chibalete o mueble de imprenta de cajones como el que podemos ver en este recorrido. Cada cuerpo ocupaba un cajón y se colocaban en orden de arriba a abajo y de menor a mayor, con sus «blancos» o espacios.
Las ligaduras también llamadas «atajos de amanuense» son el resultado del ahorro de trabajo de los antiguos amanuenses que escribían unas letras pegadas a otras para correr más. En los textos manuscritos antiguos se ven muchas ligaduras, pero solo algunas tuvieron el suficiente éxito como para generalizarse y llegar a nuestros días pasando primero al plomo y después a la tipografía digital.
En la actualidad las ligaduras de mayor uso son: @ y &.
@ Proviene de la conjunción latina «at», es por tanto el resultado de ligar una «a» con una «t». Antiguamente se utilizaba para escribir la palabra arroba, medida de peso y de superficie.
& Proviene de la conjunción latina «et» es el resultado de ligar una «e» con una «t» y corresponde a la conjunción «y». Su uso se ha difundido muchísimo en el mundo anglosajón en el que se pronuncia «and». Los hispanohablantes deberíamos pronunciarlo como «y» o «et» y en cualquier lengua latina «et». Dado su origen deberíamos utilizarlo con naturalidad, como algo nuestro. El uso de estas ligaduras tiene actualmente un valor meramente estético.
Otras ligaduras que han permanecido son: oe, æ, fl, fi, ff, ß.
La ß es una ligadura de uso en la lengua alemana, corresponde a dos eses seguidas, una escrita con una «f» alargada (como en el antiguo castellano una «f» alargada correspondía al fonema «s») y una «s», y se pronuncia parecido a una «s» española.
Cada tipografía, lógicamente, tiene una representación distinta para las ligaduras.
Aquí solo trataremos las fundiciones que llegaron a trabajar en el siglo XX o que estuvieron activas los últimos años del XIX y nalizaron con el siglo XIX. Comparativamente con los países centroeuropeos no tuvimos gran profusión de fundiciones y las mayores Gans y Neufville estaban regentadas por austríaco y alemán respectivamente.
Las Fundiciones Españolas de finales de siglo XIX:
-Antonio López, (Luego Suc. de A. López) Calle Aribau, 52 Barcelona, luego C. Casanova, 28. Fundada en 1839.
-Rey, Bosch y cía. Madrid.
-Sres. Álvatrez, Leyra y García , Calle de la Puebla, 7, luego en calle Pelayo no56, Madrid. Fundada en 1863.
-José Leyra, Calle Pelayo, 56 Madrid.
- Lencina (de D. Francisco Lencina) Calle San Bernardo, 116 Madrid Fundada C. 1884.
- Richard Gans, Calle Princesa, Madrid.
- Neufville, Calle Santa Engracia,10,Barcelona. Fundada en 1746. Toma el Nombre J. Neufville en 1885, después Sucesores de J. Neufville y finalmente en 1922 Fundición Tipográ ca Neufville. S.A.
- J. Antonio García y Ruidiaz, luego Hijos de García, Campomanes no6 ,Madrid. Fundada en 1861.
- D. Juan Aguado, Calle del Cid, 4, Madrid.
Fundadas en el siglo XX.
- Fundición Tipográfica Nacional, Atocha,21, Madrid. Fundada en 1915.
- José Iranzo S.A. Calle Muntaner,176,Barcelona.
La mayoría además de producir tipos propios importaban tipos alemanes. Por añadidura trabajaban en España varios distribuidores de tipografía alemana muy activos. Se distribuían como minimo tipografías de las siguientes fundiciones alemanas:
Schriftguss AG, importadas por Fundición Tipográ ca Nacional.
Schelter y Giesecke, Importadas por Juan Caballero, Gran Vía 36, Bilbao.
W. Woellmer, Importadas por Richard Gans.
Edmund Kock & company importadas por Richard Gans.
Genzsch & Heyse, imporatada por C. Bloss, Calle del Buen Suceso, no 8 Barcelona.
Bauersrche Giesserei Importada por Neufville.
Stempel, importada por Lencina.
Aunque también se vendía tipografía francesa como la Laurent y Deberny (luego Deberny y Peignot), lo cierto es que el gusto tipografíco alemán era dominante en España en el siglo XX.
Como hemos visto la tipografía española de la última decada del siglo XIX fue abandonando el viejo gusto español y trufándose de tipografía alemana. Casi todas las fundiciones cesaron su actividad languideciendo en el primer cuarto de siglo. Richard Gans y Neufville fueron copando el mercado español con delegaciones en Barcelona, Madrid, Bilbao y Sevilla. En estos momentos aparecieron dos nuevas fundiciones de éxito, Fundición Tipográ ca acional e Iranzo. Estas cuatro compitieron desde el año 1940 hasta 1975. A partir de este momento sólo fundiría tipos Neufville que dejó de hacerlo en 2005, presentando un breve pero selectísimo catálogo de tipografías elegidas entre las mejores de varias fundiciones europeas que había ido adquiriendo la Bauersche Giesserei. Actualmente Neufville sigue trabajando como fundición digital.
Algunos de los grandes diseñadores de Neufville fueron:
Paul Renner: “Futura”. Una de las tipografías más influyentes del siglo XX.
E. R. Weiss: “AntiguaWeiss”, “Cursiva Weiss”, “Iniciales Weiss”.
Bernhard: “Caligrafía Bernhard”, “Antigua Bernhard”, “Cursiva Bernhard”, “Luciana”.
Por su parte Carl Winkow nacido en Weimar en 1886, En los primeros años del siglo XX recala a España y es contratado por la fundición madrileña de Richard Gans. Diseña para Gans varias tipografías entre ellas las siguientes “Gotico Cervantes”, “Elzeviriana Ibarra”, “Graciosa”, “Graciosa Gris” “Grotesca Radio”, Etcétera. Podemos ver algunas muestras de estas tipografías en las vitrinas.
En 1934 se va a trabajar en a la Fundición Tipográ ca Nacional. Donde crea tipografías que se difundieron muchísimo por las imprentas españolas. Entre ellas tenemos “Grotesca Nacional”, “Hispalis”, “Belinda”, “Luscinda”, ”Radar”, “Cursiva Ibérica”, Etcétera. Algunas muestras de estas tipografías podremos verlas también en las vitrinas. Winkow se aparta quizá del gusto alemán, pues crea tipografías más del gusto español.
Al cierre de las fundiciones españolas contribuyó decisivamente la progresiva implantación de las máquinas de componer en línea. Había varias marcas de lo que genéricamente se llamaba “linotipia”, las más extendidas fueron las marcas Lynotype, que dio lugar al nombre genérico y la Monotype. Ambas tenían muy extensos catálogos de matrices con tipografías propias donde se puede apreciar el “gusto americano” en tipografía. Esta oleada de tipografías produjo, junto con el cine y otras publicaciones la entrada de tipografías sobre todo de los años 30 y 40 al gusto decó americano (por medio de la linotipia). No tenemos constancia de que que hubiera en España ningún gran importador de la poderosísima ATF (American Types Founders) probablemente entre otras causas por la altura del tipo, distinta de la del europeo.
Como casi todos los inventos tecnológicos, la máquina de escribir tuvo numerosos antecesores con diversos nombres, pero ninguno fue comercializado hasta 1870, año en que lo hizo la fábrica de E. Remington and Sons, fabricantes de máquinas de coser, aunque el modelo era excesivamente aparatoso.
Las primeras máquinas de escribir con un aspecto como el que todos conocemos surgen en torno a 1910 – 1920; en la década de 1920 se fabrican variaciones en el aspecto externo pero con casi idénticos principios mecánicos.
Podemos decir que el éxito de este sistema pervivió durante cuatro décadas, hasta que en 1961 IBM lanzó al mercado la primera Selectric. A partir de esta fecha comenzó la decadencia de las máquinas mecánicas, que languidecieron dando «mucha guerra» hasta la década de 1990, sobre todo los modelos portátiles que permitían escribir casi en cualquier lugar y circunstancia. Durante estos años las máquinas de escribir generaron miles de millones de documentos de toda índole, desde novelas o guiones de cine, hasta cartas comerciales, facturas y un sinfín de documentos difícil de imaginar, y su tipografía era siempre o casi siempre la misma: la «tipografía máquina de escribir». Esta es sin duda la tipografía que mayor número de personas sería capaz de reconocer a primera vista y podríamos decir que una de las más influyentes, si no la más, del siglo XX. Se trata de una tipografía desangelada que no cumple en absoluto los requisitos que exigía Giambattista Bodoni. No nació con la libertad de las tipografías para imprenta sino constreñida por la mecánica. El carro de la máquina se desplaza la misma distancia con cada pulsación independientemente de qué letra se haya pulsado lo que hace que todas las letras tengan el mismo ancho. Así la «m» ocupa la misma anchura que la «i», esto hace que las letras más anchas en cualquier otra tipografía se vean comprimidas y se empasten con facilidad y que los espacios entre letras estrechas como la «i» y la «l» sean mayores que los que ocupan en otras tipografías y se queden como bailando en el aire, por lo que sus remates se aumentan en exceso.
Cuando comenzaron las máquinas de escribir no se patentó el tipo máquina de escribir y prácticamente todas las marcas lo adoptaron con mínimas variaciones. Se trata de una romana, una letra con remates (lo que los anglosajones denominan «serif») fácil de leer.
La linotipia, como la máquina de escribir, tuvo numerosos antecesores durante la segunda mitad del siglo XIX; la mayoría no eran más que meros prototipos de formas extrañas. Pero fue en 1886 cuando Ottmar Mergenthaler patentó una linotipia de gran éxito.
El invento revolucionó la confección de periódicos y la edición de libros. En España solo la tenían periódicos, revistas y grandes imprentas. El tiempo que ahorraba frente a la composición con tipos móviles era enorme ya que con solo mecanografiar el linotipista una línea, esta salía ya formada en plomo y lista para componer una forma. El oficio de linotipista era toda una profesión muy valorada a la que muchas personas dedicaron su vida.
En el pasillo del piso inferior podemos ver una linotipia y en las vitrinas cómo quedaba formada una línea y un texto. La linotipia también aportó infinidad de nuevas tipografías. Murió pronto, víctima de la impresión offset y las nuevas tecnologías. Su vida fue corta pero el invento fue un adelanto técnico enorme.
Antes del ordenador, de los plóteres, de las impresoras capaces de imprimir casi en cualquier material y de las cortadoras computarizadas, existían personas profesionales en rotular, auténticos artistas que durante años habían educado sus habilidades psicomotrices, haciendo que una mano firme obedeciera al ojo. Ser rotulista era una profesión. La rotulación técnica, la del cine, la de la publicidad, la de la fachada de los comercios, se hacía a mano. Hoy en día todo esto es un recuerdo borroso, cercano al olvido. ¿Cuántos “milenials” han utilizado un tiralíneas o una bigotera y cuántos no saben lo que son esos objetos?
A continuación remarcamos algunos hitos del siglo XX que fueron revolucionando la rotulación técnica y artística aunque ambas se solapan y por tanto se aprovechan la una de la otra.
Para la rotulación artística quizá el invento más revolucionario fue el aerógrafo. El primer aerógrafo de aguja móvil lo lanza al mercado la casa Abner Peeler, de Webster City, Iowa, en 1879, aunque había una patente anterior que no llegó a comercializarse. En 1883 Charles Walkup, de Illinois, patenta el primer aerógrafo de doble acción independiente, es decir, capaz de regular independientemente el flujo de aire y el de tinta con una sola mano. Charles S. Burdick patenta en 1889 el primer aerógrafo de doble acción con mezcla interna; en 1893 Burdick se traslada a Londres donde funda la Fountain Brush Company y manufactura sus aerógrafos bajo el nombre de «Aerograph» que dará lugar al nombre genérico en español; en inglés mantienen la designación «airbrush». En 1904 Jens A. Paasche crea en Chicago la casa «The Paasche Airbrush Company» que fabrica ese mismo año el primer modelo del celebérrimo aerógrafo «Paasche AB Turbo» capaz de trazar líneas de menos de un milímetro, y pronto se convertiría en una de las más preciadas herramientas para rotulistas e ilustradores. Sabemos que lo utilizaban Man Ray para retocar sus fotografías y Alberto Varga para dibujar sus famosos Pin–ups.
Para la rotulación técnica los inventos más determinantes del siglo XX hasta la llegada del ordenador son los siguientes:
a) La casa Rotring (que significa aro rojo), de Hamburgo, creó en 1928 el llamado «Tiku» (Tinten kuli) un estilógrafo con depósito recargable, que sustituía al tiralíneas. Más adelante en 1953 creó una línea de estilógrafos para dibujo técnico con puntos calibrados bajo los nombres de «Rapidograph e «Isograph», conocidos en España primero como rapidógrafos y más tarde sencillamente como «rotrings», convirtiéndose este en el nombre común popular para designar al objeto, independientemente de su marca.
b) En 1934 la casa Pelikan comenzó a fabricar las plumas Graphos que permitían la utilización de tintas permanentes (chinas) con depósito de flujo continuo y diversidad de puntos intercambiables conocidos como «muelles». Estas plumas acabaron con el problema de tener que cargar continuamente las plumillas o el tiralíneas, lo que permite trazos ininterrumpidos mucho más largos y rápidos.
Ya en los años 60, comercializó los graphos bajo el sello Rotring, un modelo prácticamente idéntico que solo se diferenciaba en el material (ahora plástico) y longitud del mango.
c) Por último citaremos que en la década de 1960 aparecieron los transferibles que se utilizaron profusamente en dibujo técnico y en actividades artísticas.
Hemos reservado un lugar especial para el diseñador español Joan Trochut (Caldes de Montbui 1920-Barcelona 1980). Es él sin lugar a dudas el más destacado tipógrafo español del siglo XX.
Tuvo formación en dibujo y pintura y fue influido por los trabajos de su padre que había publicado el ADAM (Archivo Documentario de Arte Moderno) en el que se exponían las nuevas tendencias internacionales en tipografía, la importancia de esta y su relación con los movimientos artísticos.
Trochut junto con su padre y dos socios más, creó la imprenta barcelonesa SADAG (Sociedad Alianza de Artes Gráficas). La guerra civil hizo que la familia Trochut se retirara a Valvidriera y cesara la actividad de la imprenta. Durante este período Joan Trochut se dedicó a diseñar tipografía: concretamente diseñó la tipografía “Juventud” que fundiría Richard Gans en 1947 y el “Supertipo Veloz” que fundiría Iranzo.
Finalizada la guerra vuelve a Barcelona y los Trochut retoman sus actividades. Editan NOVADAM la segunda edición del Archivo Documentario de Arte Moderno, en la que se presenta el Supertipo Veloz.
El Supertipo Veloz es una obra maestra del diseño, no solo español sino también mundial. Cada día se aprecia más y cada día es más conocido y estudiado internacionalmente. Parece ser que se apellidaba “Veloz” porque ahorraba otros procesos creativos y tecnológicos a la hora de realizar diseños para la imprenta, pero lo cierto es que requería una dosis de creatividad poco habitual entre cajistas y esto quizá hiciese que no fuera muy difundido en las imprentas españolas. Trochut fue nombrado vocal de la Asociación Internacional de Tipografía en 1958.
Cuando en 1961 la IBM lanza la Selectric encarga a Adrian Frutiger la reconversión de varias tipografías, entre ellas la «Courier» que había diseñado en 1955 Howard Bud Kettler específicamente para las máquinas de escribir IBM mecánicas y que es una de las preferidas por programadores y obligada en los guiones de cine por lo que facilita el cálculo del tiempo de las tomas. Frutiger crea la «New Courier». Otras grandes tipografías de Frutiger son la «Univers» y la «OCR2» (reconocimiento óptico de caracteres) diseñada para ser reconocida por dispositivos ópticos.
Las «bolas de golf» de IBM permitían cambiar al menos a las siguientes tipografías:
ADJUTANT, ADVOCATE, ARTISAN, ANSI, AUTO ELITE, BODONI, BOLD COURIER, BOLDFACE, BOOKFACE, BOOK FACE, ACADEMIC 72, BUSINESS SCRIPT, CENTURY, CALIGRAPHY, CONTEMPO, COURIER 12, COURIER 96, COURRIER ITALIC, COURRIER ITALIC 96, DELEGATE, DELEGATE 96, DUAL GOTHIC, EXECUTIVE TYPESTILES, ELITE 72, FORMS, LARGE ELITE 12, LETTER GOTHIC, LETTER GOTHIC 96, LIGTH ITALIC, MANIFOLD, OCR, OCR 2, OLD ENGLISH, OLD WORLD, ORATOR 96, ORATOR PRESENTER, ORIENTAL, ORATOR, PRESIDENTIAL ELITE, PRESIDENTIAL PICA, PICA 72, PICA 96, PRESTIGE PICA 72, PRESS ROMAN, PRESTIGE ELITE 72, PRESTIGE ELITE 96, REPORT 96, SCRIBE, ESCRIBE 96, SCRIPT, SYMBOLS, TITLE, UNIVERS.
Nacido en Zaragoza en 1725, es el impresor español del siglo XVIII más reconocido internacionalmente. Su reputación está a la altura de Bodoni, Didot o Baskerville, impresores europeos de su tiempo. La apertura a la industria y las Artes desarrollada por los Borbones y especialmente por Carlos III, fomentó la impresión y la edición en España, muy especialmente con la creación, a instancias de Juan de Santander, de un Obrador de tipos en la Real Biblioteca. La fusión entre la iniciativa y calidad de Ibarra, y la infraestructura y apoyo que la Corona le brindaba, dio como resultado obras maestras de la edición española, entre las que destacan el Quijote de la Academia de 1780, compuesto con tipos fundidos por Jerónimo Antonio Gil, grabador principal del Obrador. Este libro, arquetipo del diseño español, es la referencia usada para la recuperación de los tipos aquí expuestos. En su tiempo los tipos no tenían nombre; hoy deben tenerlo necesitados de identidad para su uso y comercialización. La nueva fuente digital fue bautizada por José María Ribagorda como Ibarra Real, referencia y homenaje al impresor Joaquín Ibarra y a la tipografía fundida en 1931 por Richard Gans con similar propósito, y a la Real Biblioteca que fue capaz de convertirse en el motor de la mejor edición española.
Objetos expuestos:
Catálogo de viñetas realizado para la presentación del proyecto Ibarra Real en el marco del II Congreso de Tipografía en España.
Diseñado por Juan Antonio Moreno y editado por Cromotex.
Madrid 2006
Catálogo de la exposición realizada en la Calcografía Nacional para mostrar la investigación realizada en torno al patrimonio tipográfico español del siglo XVIII, sus antecedentes y revisiones actuales. Diseñado por el estudio Sánchez/Lacasta y editado por AECID.
Madrid 2009
Catálogo de la exposición realizada en la Biblioteca Nacional de España en torno a la caligráfica española histórica y actual; sus maestros, métodos y discursos. Haciendo especial hincapié en la bastarda española, referencia fundamental de la tipografía Ibarra Real.
Diseñado por el estudio Sanchez/Lacasta y editado por la Biblioteca Nacional de España.
Madrid 2015
Libro de presentación y muestras de la tipografía Hispana. Este libro es el referente del trabajo de investigación sobre la tipografía española, pues en el año de su edición, no se tenían referencias claras de las raíces históricas de nuestras letrerías. En su elaboración participaron múltiples diseñadores del momento. Actualmente es una de las piezas de la colección permanente del Museo del Diseño en Barcelona.
Diseñado por José María Ribagorda y editado por TF artes gráficas.
Madrid 1996
Libro del proyecto para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional.
Diseñado por José María Ribagorda y editado por Cromotex.
Madrid 2007
Libro homenaje que la Casa Gans, al celebrar sus Bodas de Oro, dedica al gran Impresor Joaquín Ibarra.
Madrid 1931
Libro Facsímil. Nueva edición corregida por la Real Academia Española, 1780.
Zaragoza 2004
El arte de la encuadernación sirve no solo para «vestir» el libro sino para embellecerlo con efectos que agradan al tacto o a la vista gracias al dorado, gofrado, etc. El dorado o el gofrado se consiguen con útiles adecuados que se aplican en caliente sobre una lámina de pan de oro o película de estampación y presionando manualmente. Dorar y titular son los momentos más importantes en la ornamentación del volumen encuadernado.
La curiosa denominación de «hierros» que se da a las delgadas herramientas con mango de madera que sirven para dorar o gofrar se debe a que antiguamente eran de hierro acerado. Posteriormente se han utilizado de bronce o latón (cobre y zinc) esculpidos por grabadores. Los tipos de letras que forman un juego de abecedario están realizados de la misma manera que los hierros.
El componedor, montado ya con las letras que formarán el título y el autor del libro, se calienta con llama o infiernillo eléctrico para fundir el oro y que quede adherido a la piel. El gofrado sigue el mismo proceso pero sin interponer entre el componedor y la piel ni película ni oro.
Objetos expuestos:
Tipos de letra - Florones - Bruñidor - Ruedas - Componedor - Paleta - Fuente de calor - Pan de oro - Película de oro - Película de colores - Plegadera - Almohadilla para cortar el pan de oro
La tacita de plata
Libro-estuche encuadernado en holandesa (media piel), piel de cabra, acabado en chagreen, papel pintado a mano y cajos de piel.
Rotulación y decoración en dorado en lomo y tapas.
La encuadernación y las artes del libro
Encuadernado en piel entera, piel de cabra chagreen, cajos de piel, guardas con papel pintado a mano.
En el lomo rotulación y decoración en dorado. En tapas, decoración en dorado y gofrado.
Corte de cabeza pintado con tinta china.
Los cuentos del viejo mayoral
Encuadernado en piel entera, piel de cabra mate, tapas en cartón compacto, guardas pintadas a mano y cosidas. Encartonado con nervios naturales de cáñamo.
Decoración y rotulación en el lomo mediante dorado y gofrado. Decoración en tapas, gofrado.
ABC
Encuadernado en holandesa (media piel) con piel de cabra (chagreen), tapas en cartón compacto, guardas pegadas a la catalana, planos cubierto con papel pintado a mano (técnica al engrudo y acrílico).
Dorado en lomo: rotulación y decoración.
El Braille es un sistema de lectura y escritura táctil para personas con limitaciones visuales, desarrollado por Louis Braille.
Aunque a lo largo de la historia ha habido varios métodos de alfabetización de las personas invidentes, fue Louis Braille el que partiendo del sistema de 12 puntos en relieve de Charles Barbier (1808), desarrolló el sistema Braille basado en el ordenamiento de 6 puntos para formar números y letras, siendo posteriormente adaptado también a las lenguas derivadas del griego o de alfabetos ideográficos, como el «Katakana» hindú, o el «Piyin» chino. Cabe destacar su sistema de anotación musical, denominado «Signografía Musical Braille», conocido en la actualidad como «Musigrafía».
La escritura manual del Braille se hace posible gracias a la «regleta» y al punzón hueco, existiendo varios prototipos (Garin, Pando, Sor, etc.), pero el propio Braille, junto a Pierre Foucault, desarrollaría en 1839 una máquina de escribir, llamada «Rafígrafo», a la que seguirían otros muchos modelos de diferentes compañías.
Máquina de escribir Braille
Aprox. 1930
Modelo similar a la primera máquina de Braille alemana para hojas de papel, desarrollada por Oskar Picht y patentada en 1901. Se trata de una máquina de carro móvil, cabeza impresora fija y teclado compuesto por seis palancas que sostienen los punzones, más una séptima tecla espaciadora. El carro está formado por unos cilindros que sostienen y conducen el papel.
Ya en el siglo XVI la comunicación a través de signos fue un método de educación para las personas con discapacidad auditiva que institucionalizó Fray Pedro Ponce de León en la primera escuela para personas con esta disfunción. Este método ha ido evolucionando hasta crearse un lenguaje propio denominado «Lengua de Signos» que es el sistema de comunicación de las personas con discapacidad auditiva y/o dificultad del habla, caracterizado por su carácter visual, espacial, gestual y manual. En el caso de personas con limitaciones auditivas y visuales, los gestos pueden ser también táctiles, realizados en la palma de la mano.
Esta lengua posee una gramática visual y no existe en ella una homogeneización, dándose incluso la existencia de varios dialectos en un mismo país. Con el fin de llegar a un entendimiento en las reuniones internacionales, ya desde 1951 hubo intentos de unificar esta lengua en el primer Congreso Mundial de Sordos, en Roma. Se creó un primer sistema denominado «Sistema Gestuno», pero dada su ineficacia en 1985 se elaboraría el actual «Sistema de Signos Internacional».
La lengua de signos se basa en el alfabeto dactilológico, que consiste en la representación manual de las letras. Se utilizan para expresar nombres propios, palabras que no tienen signo o cuando éste se desconoce, o también para identificar un signo cuando éste se presenta por primera vez.
Rudolf Steiner creó la Euritmia en 1912 denominándola «Palabra visible» o «Canto visible» y fue desarrollada después por su esposa Marie Steiner. Karl von Baltz y Bühler (1982) la definen como: «El medio por el cual la persona llega a expresar su interior anímico-espiritual en un movimiento coordinado con la recitación de la palabra». La euritmia tiene su aplicación tanto en el ámbito artístico como en el pedagógico y el terapéutico. Este movimiento parte de la premisa de la visión holística y vivencial. El método fomenta la expresión corporal con la música y el habla, incorporándoles las estructuras gramaticales a través del movimiento, diseñando para ello un alfabeto corporal, donde la palabra y la música se expresan a través del gesto y el movimiento.
Hasta entrado el siglo XX, se alfabetizaba a través de sonidos sueltos o de palabras que se hallaban fuera de un contexto. Suponía una etapa mecánica, sin apenas significado ni comprensión, y en la que el auténtico significado de la lectura (comprender, vivir en tu interior lo que lees) apenas se tenía en cuenta, valorando en cambio la exactitud y velocidad lectora.
Los métodos tradicionales para aprender a leer son distintos. De forma general podemos dividirlos en sintéticos (o bottom-up), basados en unidades no significativas (como son las letras y las sílabas que no tienen significado por sí mismas), y analíticos (o top-down), basados en unidades significativas como son las palabras, las oraciones o las frases.
Los primeros inician el proceso desde la parte hacia el todo, de lo simple a lo complejo, de la letra/sonido a la sílaba, desde esta a la palabra y después a la frase (método alfabético, método fonético y método silábico). Estos métodos consiguen una adquisición más rápida del mecanismo lector y, con ello, una autonomía lectora, lográndose desde los inicios una articulación correcta.
Los segundos, parten del todo (que es la palabra con su significado) y, a partir de ella, estructuran un texto (método global y método de la palabra generadora). Aunque son más lentos, son más motivadores y desde el principio la lectura tiene interés y significación para el alumno.
Además de estos dos, existen métodos mixtos (llamados eclécticos) que combinan ambos métodos. Ajeno a estos métodos tradicionales existe el llamado método constructivista que, en realidad, es una teoría de aprendizaje puesta en práctica.
Consiste en aprender (memorizar) el nombre de todas las letras del alfabeto mediante cartillas o carteles, pronunciando su nombre (a, be, ce, de,...). Posteriormente, con la combinación de consonantes con vocales, se elaboran sílabas ( la eme con la a, ma) directas (sa, co,...), inversas (as, oc,...) mixtas (mas, sol,...) y trabadas (tra, plan,...) y, más tarde, mediante la combinación de sílabas, la creación de palabras y de oraciones.
Al enseñar letras y sonidos por separado, crea confusionismo y difícilmente se llega a construir palabras con significado. Por ejemplo, para leer «mamá me ama», el aprendiz de este método podría leer: «emeaemea emee ameaa». Ha sido el método usado desde la antigüedad y, a pesar de ser denostado desde finales del siglo XVIII, estuvo vigente hasta mediados del siglo siguiente.
En el se enseñan los sonidos de las letras utilizando la ilustración o fotografía de un objeto cuyo nombre comienza por la letra estudiada. Cada consonante estudiada se va combinando con las letras vocales (ei, ua, aio,...), luego con una consonante( la, lia, lila, lelo,...) formándose sílabas directas; estas se combinan hasta formar palabras (lola, lila, luna, rosa,...) y oraciones (Lola huele la rosa). De igual forma se hace con las sílabas inversas y compuestas.
En realidad se aprende mediante ejercicios mecánicos y rutinarios sin apenas motivación. Aparece en Francia en el siglo xvii y no se generaliza en nuestro país hasta el siglo XIX.
La lectura se inicia a partir de la silaba, con cartillas, juegos con letras con las que se pueden formar sílabas y silabarios, carteles con sílabas y palabras divididas en sílabas. Es como un juego auditivo de sonidos hasta formar palabras: ma, me mi, mo, mu; mamá me mima, mimo a mi mamá. Primero se enseñaban las sílabas directas y, posteriormente, las inversas y compuestas, formando palabras y oraciones.
Suele apoyarse con gestos o la comparación de palabras para identificar sílabas. Las actividades suelen ser también mecánicas y rutinarias.
Desde el principio, se estudian significados completos para que el educando comprenda, imite, elabore y produzca, evitando la lecciones rutinarias y mecánicas; motivando los intereses, la actividad, lo lúdico y la participación, al tiempo que facilita aprender simultáneamente la lectura y la escritura, reconociendo la palabra como un todo. En él en vez de memorizar letra o sílabas sin significado, lo que se memoriza son frases o palabras que sí lo tienen, comparando palabras, frases u oraciones con objeto de relacionar e identificar palabras idénticas.
Es un método lento respecto a otros, exige una atención individualizada y habitualmente se precisa la implicación familiar.
Se parte de una serie de palabras escogidas (no menos de veinte y no más de cien) fáciles de pronunciar, que sean cortas, que contengan todo el alfabeto y estén relacionadas con la persona que va a aprender. Cada palabra se asocia a una imagen visual. Posteriormente, la palabra se divide en sílabas, letras y sonidos. Con este método la lectura y el significado de la palabra se aprende simultáneamente.
En sí es una teoría de aprendizaje fundamentada en cómo aprendemos a leer. Considera la lectura y la escritura como dos procesos interactivos muy relacionados que se deben trabajar de manera global. La lecto-escritura es un proceso de construcción personal de conocimiento que necesita interacción. Se debe partir de los conocimientos previos del alumno y utilizar textos significativos. El niño sabe mucho más de lo que aparenta y lo que debe descubrir es cómo funcionan las cosas. Lo importante es la comprensión lectora más que la fluidez o la velocidad lectora. Leer no consiste en conocer los grafemas o las palabras sino comprender las frases, contextualizarlas, extraer significados globales.
Se enseña a través de actividades funcionales y de temas de interés propuestos por los propios alumnos.
A pesar de ser la lectura y la escritura dos procesos distintos y necesitar para su aprendizaje una maduración fisiológica y neuronal y unas capacidades, destrezas y habilidades diferentes, en la actualidad el aprendizaje es simultáneo, por considerarse que la lectura es ante todo comprensión de significados y posibilidades de construir otros nuevos, al igual que la escritura es una forma de expresión y comprensión (es la forma gráfica del habla) y no solo una actividad motriz.
A partir del último tercio del siglo xviii y durante todo el siglo xix y xx, existieron numerosos tratados y procedimientos para aprender a leer y escribir por métodos tradicionales. A veces se denominaban por el propio nombre de su creador: Felipe Scío, Josep Anduaga, Juan Rubio, Vicente Naharro, Santiago Delgado, Pablo Montesino, José María Santos, José María Flórez, Joaquín Avendaño, Mariano Carderera, José María Vallejo, Enrique Pestalozzi, Josep Jacotot, Ovidio Decroly, Saturnino Calleja, José Dalmau, Ezequiel Solana, Jiménez Aroca, Ángel Rodríguez Álvarez,...
Las cartillas, catones, silabarios, catecismos y doctrinas fueron las formas, muy elementales, de enseñar la lectura, al tiempo que dieron comienzo a la producción y el comercio editorial y al uso del libro escolar.
Los manuales de alfabetización infantil fueron durante mucho tiempo publicados por numerosos maestros. Con semejantes contenidos e ideas, cambiando tan solo en su extensión, la inclusión o no de ilustraciones o el tipo de imprenta o de letra, estos manuales se repitieron una y otra vez.
Hasta las últimas décadas del siglo XIX, no se cambiaron las viejas prácticas y procedimientos de lectura, en los que los mecánicos, cansinos y continuados ejercicios de deletreo y silabeo, constituían su esencia.
Al comienzo del siglo XX aflora un interés por el cambio y la reforma de los sistemas de iniciación lectora, con la aparición de numerosos textos de imprentas y casas editoriales (Saturnino Calleja, Hernando y Sucesores, Paluzíe, Hijos de Santiago Rodríguez, Ramón Sopena, Ruis Romero, Seix Barral, Dalmau, Rivadeneyra, Imprenta Elzeviriana, Imprenta El Cronista,...) que presentan sus libros como: novedosos, fáciles, racionales, intuitivos, metódicos, prácticos, cíclicos, ilustrados, simultáneos, graduados, integrales, completos, comprensivos,...
El catón es un «libro compuesto de frases y períodos cortos y graduados, que se usaba para ejercitar en la lectura a los principiantes» (segunda acepción del diccionario de la RAE), considerándose como el segundo libro de lectura.
Al contrario que las cartillas, el catón ha tenido unos destinatarios y unos cambios en sus contenidos. Los breves tratados de urbanidad y moral del siglo iii, denominados Disticha Catonis, fueron utilizados durante todo el medievo y el renacimiento, al tiempo que modificaban sus contenidos por otros de carácter cristiano, apareciendo como Catón christiano en el siglo XVII y como Nuevo Catón christiano a finales del XVIII. De esta manera, el catón sirve como cartilla, primer libro de lectura y de doctrina cristiana.
Las cartillas y los catones muestran también los esfuerzos de la Iglesia Católica por enseñar a leer en sus escuelas. Con ellos, la iglesia intentaba vincular la adquisición del acto lector con la enseñanza cristiana, con el adoctrinamiento religioso. En sus portadas, se imprimían imágenes sagradas del niño Jesús o de la Virgen. Muchas veces eran las congregaciones religiosas o los obispados quienes, hasta prácticamente el siglo XX, poseían el privilegio de crearlos, publicarlos y difundirlos, amén de «controlar» la enseñanza y la educación.
A mediados del siglo XIX, se sustituye para escribir la pluma de ave por la metálica, lo que facilita el paso de la caligrafía tradicional a la letra cursiva.
Hasta bastante avanzado el siglo XIX, no es habitual el aprendizaje simultáneo de lectura y escritura, hasta entonces, su aprendizaje era por separado y diferenciado. Primero se aprendía a leer y, posteriormente (situación que llega hasta finales del siglo XVIII), eran los maestros-calígrafos los que enseñaban a escribir como técnica reservada.
En el último tercio del siglo XVIII, el llamado Movimiento de San Ildefonso, en el Arte de escribir por reglas y sin muestras (1780), enseña a escribir a través de reglas siguiendo un método, motivando con ello, la reacción en contra de los maestros-calígrafos.
Este movimiento es el embrión de los posteriores cambios en el modo de enseñar a leer en España. Propone enseñar a leer mediante el silabeo y no el deletreo, introduce material didáctico y apoya el aprendizaje simultáneo de lectura y escritura. Sobresale el maestro aragonés Vicente Naharro (1750-1823).
Juan de Iciar fue uno de los primeros calígrafos españoles que usó la escritura artística al estilo de los maestros italianos. En su Recopilacion subtilissima intitulada Ortographia pratica, impresa en Zaragoza a mediados del siglo xvi recoge modelos para dibujar las letras que fueron copiados e imitados después.
Francisco Lucas publicó en 1580 su Arte de escrevir que se tomaría como ejemplo de letra bastarda española durante mucho tiempo por la belleza de sus trazos.
Pedro Díaz Morante, autor de Nueva arte de escrevir inventada con el fabor de Dios, se hizo famoso a comienzos del siglo XVII por su estilo de escribir en cursiva y por sus dibujos caligráficos entre los que destaca el retrato de Felipe IV a caballo.
José Francisco de Iturzaeta estuvo siempre en contra de los adornos caligráficos excesivos. Fue discípulo del calígrafo palentino Torcuato Torío (autor del Arte de escribir la letra bastarda española) y publicó en 1827 su Colección de muestras de letra española.
Se denomina «rompecabezas» a cualquier tipo de juego que invite a realizar una palabra o una figura cuya composición obliga a un esfuerzo mental, físico o visual. Sea por medio de piezas que se pueden encajar unas en otras formando un puzle, sea a través de cubos en cuyas caras van impresos o pegados diferentes contenidos que se pueden utilizar en el juego, lo importante es invitar a los niños y niñas a que desarrollen sus capacidades.
Los dechados eran, habitualmente, muestrarios de letras a los que se añadía algún toque personal o alguna oración digna de recordar, además del nombre del autor o autora. Se solían hacer en el hogar o en la escuela y se usaban como modelo para bordar después las mantelerías, las sábanas o las toallas del ajuar doméstico.
La notación musical más antigua descubierta hasta la fecha está en una tablilla de barro con 4 000 años de antigüedad, procedente de Nipur, antigua Sumeria y actual territorio de Irak. Con posterioridad, y datada en unos 3 400 años, se descubrió la llamada Tablilla de Ugarit, que al igual que la anterior no sólo presenta una melodía, sino que contiene instrucciones para la interpretación técnica de la pieza.
Con posterioridad, y conservada en testimonios como el Epitafio de Seykylos y los Himnos Délficos, aparecerá la notación griega que duró desde el siglo II a.C. hasta el IV d.C.
El monje Guido D´Arezzo está considerado como el creador de la denominación de las notas del solfeo occidental: Ut (posteriormente Do) Re, Mi, Fa, Sol, La Si. Tomó para ello la primera sílaba de cada estrofa del conocido himno a San Juan «Ut queant laxis» del monje Pablo el Diácono (720-800). Este poema recogía la denominación de las notas, a partir del alfabeto árabe referido en los escritos del sabio califa abasí Al-Mamún en el s. VIII y del músico bagdadí Ishaq Al‑Mausili en el s IX.
Esta sería la equivalencia:
Letras árabes: م mīm ف fāʼ ص ṣād ل lām س sīn د dāl ر rāʼ
Notas musicales: mi fa sol la si do re
Este dato lo recogerían posteriormente autores como Franciszek Meninski, en su Thesaurus linguarum orientalum de 1680 y Jean‑Benjamin M. de Laborde en el Essai sur la musique ancienne et moderne de 1780.
Guido D´Arezzo adaptó y desarrolló también el sistema mnemotécnico de la mano para hallar y memorizar las proporciones musicales.
Entre los siglos IX y XIII se desarrollará en occidente una notación denominada «pneumática» utilizada profusamente en el canto religioso. «Pneuma» o «neuma» significa «respiración, espíritu, aliento,...», y es necesario aclarar que todos los sistemas citados son prácticamente procedimientos mnemotécnicos útiles solamente para anotar la estructura musical de las piezas pues, al no recoger aspectos rítmicos, es casi imposible interpretar aquellas correctamente, si el músico no conoce la melodía con anterioridad.
En el siglo XIII Johans de Garlandia escribe el tratado De Mensurabili Musica, que presenta, de una forma algo difusa, seis modos rítmicos utilizados en ese tiempo. Habrá que esperar hasta el siglo XIV para que aparezcan símbolos de duración más o menos definidos, aunque aún dentro del llamado sistema de «campo aperto», es decir, una vez más sin barras de compás que definan la estructura rítmica de las piezas. Esto no se generalizará hasta muy avanzado el siglo XVII. A partir de ese momento, el sistema denominado «Solfeo», irá perfeccionándose y recogiendo un mayor número de datos e instrucciones de fácil interpretación para el músico, haciendo posible una lectura a primera vista casi tan perfecta como la del texto.
En las distintas culturas, la necesidad común de perpetuar la creación musical ha desarrollado diferentes sistemas de notación. Algunos de ellos han desaparecido en el tiempo, pero otros llegan en uso hasta nuestros días.
En la India se utiliza un sistema propio llamado Sargam, que probablemente se desarrolla a partir de las bases establecidas por el teórico Pingala, en el siglo II a. C. en su tratado Chanda Sutra. El sistema contempla siete grados o notas denominadas Sa, Re, Ga, Ma, Pa, Dha y Ni. Además de este código la percusión en la India maneja su propio sistema de notación de nominado Konakkol. Para la tabla, el pakhawaj y el mridangam se utilizan unas sílabas mnemónicas denominadas Bols: Na - Tin - Tun -Ti - Ta - Da - Dhi - Tta - Ka - Gha - Ghe - Dha - Dhin - Dhet. Es frecuente escuchar a los percusionistas indios cantar primero las frases rítmicas con un Bol, para luego repetirlas en el instrumento.
Este tipo de notación se utiliza en el canto denominado Znamenny y se puede considerar como una evolución del sistema de notación bizantino. Se trata de una tradición vocal litúrgica de la Iglesia Ortodoxa Rusa. A pesar de ser muy melismática, la destreza de los cantantes permite cantarla coralmente al unísono. Los símbolos utilizados son los llamados znamena (marcas) y kryuki (ganchos), además de una serie de puntos y comas. Estos signos no representan notas propiamente dichas, sino gradaciones en la evolución melódica. Debido a la complejidad del sistema, en el siglo XVI el cantor Ivan Shaidurov añadió unas letras en rojo que ayudaban a la lectura.
Este sistema se crea durante la Dinastía Tang (s. VII – s. X). Se trata de una notación básica en la que el músico debe recibir información oral complementaria para interpretar exactamente las melodías. Su nombre procede de las dos primeras notas del sistema, denominadas «gong» y «che».
Para representar las notas se utilizan caracteres chinos y se ordenan de forma vertical. La notación Gongche no marca la longitud relativa de las notas, por lo que en uno de los márgenes se escribe una notación paralela con los ritmos. Aunque su uso está desapareciendo en pro de la notación occidental, aún se utiliza en la Ópera Tradicional China. El sistema japonés conocido como Kukunshi, hoy aún en uso en Okinawa y en el resto de las Islas Ryukyu, encuentra sus principios en el Gongche.
Se trata de un código creado a partir de las siete primeras letras del alfabeto griego, que otorgaba la letra Alfa al La y la letra Gamma al Sol. Es decir que partiendo del La como primer grado tendríamos que La se representa como A, Si como B, Do como C, Re como D, Mi como E, Fa como F y Sol como G. En algunos países europeos la nota Si se representa como H, y la B queda para el Si bemol. La primera representación de este sistema aparece en el siglo vi dentro del tratado «De institutione música» de Boecio.
Este mismo sistema, con algunos signos adicionales, se utiliza con frecuencia para representar acordes, especialmente en el ámbito de la guitarra de acompañamiento. Así, un acorde de Sol sostenido menor séptima se representaría como G#m7.
El científico Hermann von Helmholtz, en el siglo XIX, propuso un código por el cual la utilización de mayúsculas, minúsculas, apóstrofos y comas ayuda a especificar no solo la nota sino la octava en la que esta se encuentra.
Las primeras notaciones musicales numéricas se conocen por el franciscano Jean‑Jacques Souhaitty, que en 1677 publica un sistema para simplificar la escritura musical del canto llano. En 1742 Jean-Jacques Rousseau revisará y desarrollará las posibilidades del procedimiento, dándole un nuevo impulso. Hacia 1840, se populariza el método Galin‑Paris‑Chevé. Es decir, el trabajo propuesto por Pierre Galin, Aimé Paris y su hermana Nanine, y su esposo Emile Chevé. El sistema propone una notación de numérica del 1 al 7. Se manejan tres octavas para la música vocal, y las octavas inferior y superior, respectivamente, están marcadas por la inserción de puntos por debajo o por encima de los números.
A principio del siglo XX los misioneros católicos que se establecen en oriente llevan consigo partituras de himnos escritos en sistema numérico. Este método fue tomado como base para la notación Jianpu china y el Kepatihan javanés, utilizado para fijar la música del Gamelán. Este sistema utiliza la notación numérica para la preservación de las estructuras musicales, antes que como partituras en directo propiamente dichas, y para los aspectos rítmicos la música de Gamelán utiliza un sistema alfabético llamado Colotomy. En el Kepatihan, los números son las notas, los puntos son los silencios, y los guiones superiores señalan notas reproducidas a doble velocidad. Para indicar la octava alta, se coloca un punto encima del número correspondiente y debajo en la octava inferior.
Compañía Hotelera del Mediterráneo, 1971
Hotel Bali, Borneo, Pinet, Samoa, Java, Timor, Colombo y Tonga.
Un ejemplo extraordinario de desarrollo de marca jugando con la tipografía y la geometría. No en vano diseñado por el Premio Nacional de Diseño 1997.
9 d’Octubre, 2015
Cartel conmemorativo del 9 de octubre, día de la Comunidad Valenciana.
El 9, que se configura con la superposición de tres tipografías: una gótica, una romana didona, y una de palo seco para representar la celebración de una de las fiestas más antiguas de Europa.
Grafía Callada, 2003
Un libro con todos sus elementos en el que no aparece ni una sola palabra inteligible. Sólo puede ser «leído» gráficamente. Construido con los residuos que Gimeno recopiló en la playa de Oliva durante años. Grafía Callada se expuso en el IVAm de Valencia en el 2004, en Espacio DiLab, Urueña en el 2011 y, posteriormente, ha viajado a Nueva York, Chicago y Miami.
Varios ejemplos de utilización de la tipografía en carteles de eventos culturales, realizados por uno de nuestro diseñadores más reconocidos. Premio Nacional de Diseño 2002 y Premio Nacional de Ilustración 2006.
Cartel: Tributo a Bertold Brecht, 2005
Congreso AGI (Alianza Gráfica Internacional) Berlín.
Cartel: Cursos de Verano de San Lorenzo de El Escorial, 2016
Universidad Complutense de Madrid.
Cartel: Fausto, 2015
Centro Dramático Nacional.
Cartel: Hamlet, 2014
De la serie diseñada para el Festival de Verano.
Ópera de Arte Medinaceli.
Libro: Tócate, portadillas. 2018
Jot Down Books.
El juego erótico-tipográfico de la cubierta –de este libro sobre y para el placer de tocarse– continúa en el interior dando paso a relatos, biografías y recomendaciones literarias, musicales, cinematográficas...
Cartel: Nunca Mais, 2003
Exposición de carteles sobre el Prestige.
Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Cartel: HOMARO, 2008
IX Encuentros Motiva sobre el tema ¿Diferentes?
Escuela de Arte de Oviedo.
Anllo utiliza la palabra HOMARO (Humanidad en esperanto, la lengua creada por L. L. Zamenhof en 1887 como la lengua internacional) con un sentido de solidaridad entre todos los seres humanos.
Political Types, 2004-2005
Sonia Díaz y Gabriel Martínez
Diseñar debería ser «una manera de imaginar el futuro» (La máquina del tiempo), de poder cambiar lo que no nos gusta y de participar en nuestro entorno. Los diseñadores podemos «hacer cosas con palabras» (Pierre Bourdieu) e imágenes, o por el contrario dejar que las cosas sigan su camino. No lo olvidemos! «La tipografía es un arma».
Abecedario animal, 1968
Para esta exposición Miryam Anllo Vento ha realizado una selección de 27 signos que algunos de los diseñadores más representativos del panorama nacional han creado para sus clientes. De la A a la Z, buscando que en ellos estuviera representada la diversidad de expresión del diseño.
Con 28 letras, 10 dígitos y una docena de signos de puntuación, sobre la estructura y la forma de los signos tipográficos, Almudena Armenta Deu desarrolla una familia casi completa, sobre una base de madera y compuesta por tornillos, tuercas, remaches y demás objetos de uso común y no tan común en las ferreterías. Inspiradas en un largo periodo de estudio en el que el teclado del ordenador sustituyó las herramientas del taller de la escultora.
LIBRO (1996)
-Textos: César Ávila y Almudena Armenta
-Esculturas: Almudena Armenta
-Diseño: Juan Antonio Moreno
-Edita: P&a, piccini y asociados imagen, s. l. Colección: au claire de la lune nº 2
-Presentación en Cromotex por: Juan Manuel Bonet y Pedro García Ramos
-Exposición de la Tipografía Ferretería en Cromotex
PUBLICACIONES
• Experimenta suplemento del nº 13/14, Observatorio fin de siglo – 25 años de Diseño gráfico español (1970-1995), diciembre 1996 ¿Tipografía española: damos el tipo? texto de José María Cerezo, pag. 114.
• La Casa, enero/febrero 1998, nº 100, pag. 24.
• LAPIZ, año XVI, nº 128, España, La familia ferretería, pag. 154.
• SIGNOS DEL SIGLO: 100 años de Diseño Gráfico en España. Catálogo de la exposición, del 4/03 al 29/05 DE 2000 en el MNCARS, julio de 2000 en el Centro Social Flassaders, Palma de Mallorca, Museo de Ciencias Príncipe Felipe, Valencia, 18/10 al 09/01 de 2002, Edita Sociedad Estatal para el desarrollo del Diseño y la Innovación, Dirección General de Política de la PYME , Ministerio de Economía y Hacienda, Diseño; José Mª CruzNovillo, ISBN: 84-922587-1-3, DL: M-11595-2000, pag. 483.
En el repertorio de los libros pedagógicos impresos durante buena parte del siglo XIX y primera mitad del XX, los manuscritos escolares ocuparán, sin duda, uno de sus lugares más relevantes, no sólo por los procesos didácticos de lectoescritura que presentan dirigidos originalmente al mundo infantil y que constituían su base, sino también por la practicidad de sus contenidos al mostrar en ellos distintos y variados modelos de escritos y documentos usados habitualmente en las actividades cotidianas por artesanos, pequeños comerciantes o amas de casa, son las cartas, recibos, vales, pagarés, oficios, contratos, recibos...
Libros que comenzarán a publicarse a partir de la normativa educativa de 1825 y el Reglamento de Instrucción Primaria de 1838 en los que se proponía el empleo y difusión de un método de enseñanza simultáneo de la lectura y la escritura para el que fue preciso la realización y edición de manuales escolares con estos nuevos tipos de contenidos y que irían generalizándose, principalmente, durante la segunda mitad del siglo XIX, alcanzando algunas de las obras amplísimas tiradas y ediciones con las que se llegó, con pocas modificaciones, incluso a pasar la primera mitad del XX, como ocurrió con la Guía del artesano, escrita en 1845 por el paleógrafo y calígrafo catalán Esteban Paluzie Cantalozzella, autor y editorial al que corresponden otras dos obras más de este tipo Escritura y Lenguaje de España (1874) y Guía de la mujer.
A estos años del siglo XIX corresponderían también títulos como El ciudadano: lecturas manuscritas de Ángel Bueno, Ejercicios manuscritos para la escritura al dictado de Juan Bosch, Lecturas de Manuscritos de Saturnino Calleja, El manuscrito infantil de Francisco Collazo, La escuela y la patria de Magdalena Santiago Fuertes o el Manuscrito metódico de Antonio Bori y Fontestá entre otros, en cuyas páginas se aunarán las lecturas instructivas y moralizantes con textos muy diversos acomodados a las necesidades de la vida económica y social más popular de la época.
Durante el primer tercio del siglo XX se seguirán imprimiendo los manuscritos del XIX introduciendo en ellos las innovaciones pedagógicas y gustos del momento como la inserción de un mayor número de imágenes, la inclusión de nuevos temas, el empleo simultáneo de letra manuscrita y tipográfica, a veces incluso mecanografiada o la presentación graduada de los textos autografiados, cambios que quedarán bien reflejados en El primer manuscrito de Dalmáu Carles (Gerona 1907) o Mentor de Ruiz Romero (Barcelona 1927).
Los materiales y contenidos que se presentan en la exposición se estructuran cronológicamente en tres grupos que, tras unas breves pinceladas sobre modelos caligráficos y materiales de su primera época, se exponen en las vitrinas y cuadros, en unos casos originales y en otros reproducciones de las hojas interiores de algunos libros manuscritos, todos ellos correspondientes a la segunda mitad del siglo XIX, primeras décadas del siglo XX y posguerra hasta 1965.
Tras la Guerra Civil Española y hasta los primeros años sesenta del siglo XX, continuarían reeditándose algunos de los antiguos títulos y modelos empleados en los libros manuscritos, como el ya mencionado Guía de artesano, aunque los más modernos, ya del siglo XX, como Infancia y Mentor. Segundo grado de lectura manuscrita con ediciones en 1903-1940 y 1927-1956 para el primero y segundo respectivamente, cambiaran una buena parte de sus contenidos, en unos casos introduciendo otros del tipo lecciones de cosas (Infancia) o sustituyéndolos en gran parte por lecturas biográficas, históricas y otras narraciones similares (Mentor) en alternancia con secciones originales que se mantenían inalterables como las cartas, eso sí, adaptadas a las nuevas situaciones y fórmulas en uso, como de hecho venía sucediendo hasta ese momento.
A esta tercera etapa de los libros manuscritos pertenecen Mi manuscrito por Darío Mistral (Librería y Casa Editorial Hernando, S.A. Madrid 1945), Pepe tercero. El siglo de los niños de Raimundo Gómez Tutor (Hijos de Antonio Pérez, Madrid 1949), Tierras y pueblos por Alberto Montana (Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona 1949), Lecturas manuscritas de Alberto Montana (Edit. Miguel A. Salvatella. Barcelona 1958), Europa y sus grandes ciudades de Alberto Montana (Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona 1958), Paloma. Manuscrito del párvulo, de María de Villardefrancos (Editorial Escuela Española, Madrid 1959) y sin año Manuscrito infantil, por Mª. Luisa Ramos (Edit. Estudio, Madrid) o Cartas de niñas. Manuscrito escolar por Federico Torres (Editorial Magisterio Español, Madrid) entre otros.
Ya desde 1929 a los libros manuscritos, en los que poco a poco se les habían ido incorporando imágenes para hacerlos menos rígidos, se les añadió un tercer elemento de aprendizaje: el dibujo, componiendo así un nuevo Método para aprender a leer por medio de la escritura y el dibujo tal y como se indica en el subtítulo de Trazos, de J. Demuro (Editado por Juan Ortiz. Madrid 1929) y al que, ya tras la guerra, seguirán otras publicaciones de este tipo: Nueva Cartilla (Método pedagógico de enseñanza de la lectura por el dibujo y la escritura) de M. Trillo Torija (Ediciones Afrodisio Aguado. Madrid 1947), El primer libro escolar, segunda parte, por Antonio Nat Escolá y dibujos de José Camins (Edit. Salvatella, Barcelona), El Chiquitín (La lectura por la escritura y el dibujo) por Federico Torres (Librería y casa Editorial Hernando. Madrid 1951), Lecturas y dibujos, de José M. Sancho Castro (Librería Ferrandis, Valencia, 1957 en su 42 edición), entre otros.
La escritura manuscrita como elemento de aprendizaje se mantendrá de forma residual en algunas cartillas y enciclopedias de los años 50 y 60 como ocurre en la ENCICLOPEDIA ESCOLAR “ESTUDIO”. Libro Amarillo de Pla-Dalmáu (Gerona 1958) o en la ENCICLOPEDIA ESCOLAR. Grado 1º. (Mis terceros pasos) de M. Antonio Arias (Burgos 1965) habiendo desaparecido, de hecho ya lo habían hecho progresivamente en la etapa anterior, los antiguos modelos y formularios oficiales, comerciales y similares que pasarían a libros especializados como los de Teneduría de libros.
ARTE DE ESCRIBIR POR REGLAS Y CON MUESTRAS según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales ACOMPAÑADO DE UNOS PRINCIPIOS DE Aritmética, Gramática y Ortografía Castellana, Urbanidad y varios sistemas para la formación y enseñanza de los principales caracteres que se usan en Europa.
Por Torcuato Torío de la Riva y Herrero. Imprenta de la viuda de Joaquín Ibarra. Madrid 1798.
EL MUESTRARIO CALIGRÁFICO. Nuevo método teórico-práctico gradual y ordenado.
Por José Antonio Chápuli. Editorial Saturnino Calleja. Madrid 1901.
MUESTRAS CALIGRÁFICAS.
ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA CASTELLANA compuesta por la Real Academia Española.
7ª edición. Imprenta de la viuda de Ibarra. Madrid 1792.
ARTE DE LA ESCRITURA Y DE LA CALIGRAFÍA. Por Rufino Blanco y Sánchez. 3ª edición. Imprenta y Litografía de J. Palacios. Madrid 1902.
RAMILLETE POÉTICO DE LAS NIÑAS o sea Colección autografiada de trozos en verso de las mejores poetisas y poetas españoles para que las niñas aprendan a leer la rima en las escuelas primarias. Seguido de un tratado de los juegos acomodados al sexo.
Por José González. Librería de González y Ferriz. Madrid 1887.
ESCRITURA Y LENGUAJE DE ESPAÑA. En prosa y verso. Por Esteban Paluzíe y Cantalozella.
Litografía y Autografía del autor. Barcelona 1863.
LECCIONES AUTOGRAFIADAS DE RELIGIÓN Y MORAL. Por José Mª. Florez. Imprenta de E. Minuesa. Madrid 1904.
MOSAICO LITERARIO EPISTOLAR para ejercitarse los niños en la lectura de manuscritos.
Compilados por Bastinos y Puig. 30ª edición. Antonio Bastinos, Editor. Barcelona 1897.
GUÍA DEL ARTESANO. Por Esteban Paluzíe y Cantalozella. Litografía de Faustino Paluzíe. Barcelona 1901.
GUÍA DE LA MUJER. Colección de los documentos manuscritos usados con más frecuencia en la vida social. Obra destinada a enseñar la lectura a las niñas con 225 caracteres de letra. Por Faustino Paluzíe. Imprenta Elzeviriana y Librería Camí, A. A. Barcelona 1928.
MANUSCRITO DEL PARVULITO para las Escuelas de Párvulos y Elementales de niños y niñas. Por Roque Grau y Riera.
Imprenta de la Casa Provincial de Caridad. Barcelona 1926.
LECTURA DE MANUSCRITOS. Arreglado y publicado por Saturnino Calleja. Editorial Saturnino Calleja Fernández. Madrid.
LECCIONES DE COSAS. Método completo de lectura. Libro tercero. Lectura, Escritura y Ejercicios de reflexión y lenguaje con 180 grabados. Por José Dalmáu Carles. Dalmáu Carles & Cª, Editores. Gerona 1911.
ESCRITURA Y LENGUAJE DE ESPAÑA. En prosa y verso. Nueva edición. Por Esteban Paluzíe Cantalozella.
Litografía de Faustino Paluzie. Barcelona 1894. Portada y contraportada de los cuadernos 2º y 3º.
EL PRIMER MANUSCRITO. Método completo de Lectura. Por José Dalmáu Carles.
Dalmáu Carles, Pla, S. A. Editores. Gerona 1924 y 1927 (portada).
EL SEGUNDO MANUSCRITO. Europa. Método completo de Lectura. Por José Dalmáu Carles.
Dalmáu Carles & Comp. Editores. Gerona 1914.
MANUSCRITO METÓDICO. Por Antonio Bori y Fontestá. Librería Monserrat. Barcelona.
MANUSCRITO PARA NIÑOS Y NIÑAS. Por José Francés. 19ª edición. Valencia.
MANUSCRITO MODERNO. Consta de cinco secciones, a saber: Parte Literaria, Sección Epistolar, Colección de Autógrafos, Parte Comercial y Sección Poética. Por José Martínez Aguiló. Librería de Hernando. Madrid 1915.
Cuadernos, falsillas, páginas escritas y otros materiales para la escritura.
Final del siglo XIX y primeras décadas del XX.
INFANCIA. Método Completo de Lectura. Libro Segundo. Por José Dalmáu Carles. Dalmáu Carles, Pla & Cª, Editores. Gerona.
INFANCIA. Método Completo de Lectura. Libro Segundo. Por José Dalmáu Carles. Dalmáu Carles, Pla, S. A. Editores. Gerona 1940.
MENTOR. Segundo Grado de Lectura Manuscrita. Por Juan Ruiz Romero y Mª. de los Ángeles Muncunill. Editado por el autor. Barcelona 1927.
EL MENTOR. Segundo Libro de Lectura Manuscrita. Por Juan Ruiz Romero y Mª. de los Ángeles Muncunill. Editorial Ruiz Romero. Barcelona 1956.
PANORAMA. La Civilización. Nuevo Libro Manuscrito que trata de la Naturaleza y la Civilización. Por Julián Bastinos. 3ª edición. Antonio J. Bastinos, Editor. Barcelona 1908.
PANORAMA. La Naturaleza. Nuevo Libro Manuscrito que trata de la Naturaleza y la Civilización. Por Julián Bastinos. 5ª edición. Sucesores de Blas Camí – Libreros Editores. Barcelona 1916.
LA ESCUELA Y LA PATRIA. Lecturas manuscritas. Por Magdalena Santiago-Fuentes.
Imprenta y Librería de los Hijos de S. Rodríguez. Burgos.
EL CIUDADANO. Lecturas manuscritas. Por Ángel Bueno. 14ª edición. Imprenta Y Librería de Hijos de Santiago Rodríguez. Burgos (Primera edición de 1904).
EL PRIMER VUELO. Método para la enseñanza simultánea de la lectura y escritura dividido en cuatro grados. Por Valero Izquierdo Saiz. 8ª edición. Hijos de Santiago Rodríguez. Burgos.
GRANDEZAS DE LA VIDA HUMANA. Libro de Lectura manuscrita. Por José Osés Larumbe. 7ª edición. Ilustraciones de Mena. Editorial Monserrat de José Cantero. Barcelona 1918.
EL CAMARADA. Método completo de Lectura. Libro Primero. Por José Dalmáu Carles. Dalmáu Carles, Pla, S. A. Editores. Gerona 1930.
DERECHO Y UBARNIDAD. Cursos Graduados Ortiz. Grado Preparatorio. Editorial Saturnino Calleja, S. A. Madrid 1924.
VIRTUD Y PATRIA. Primer Grado de Lectura manuscrita. Por Juan Ruiz Romero y Mª. de los Ángeles Muncunill. Juan Ruiz Romero, Editor. Zaragoza-Barcelona 1931.
MI SENDERO. Primer manuscrito para niños y niñas. Por Mariano Lampreave Compáins. Dibujos de P. Antequera Azpiri. Imprenta, Casa Editorial y Librería de Hijos de Santiago Rodríguez. Burgos 1929.
LA ESTRELLA. Iniciación a la Lectura. Por Juan Junquera Muné. Ilustraciones de Cervelló y Fernández.
Librería Monserrat Salvador Santomá. Barcelona.
VIAJES POR ESPAÑA. Manuscrito. Por Federico Torres. Miguel A. Salvatella, Editor. Barcelona.
Pizarras y pizarrines duros y blandos.
Guardacuadernos, cuaderno y secante (años 20).
CUADERNO DE VACACIONES. Primer grado. Por Luis Alabart Ballesteros. Librería Bastinos. Barcelona 1933.
Cuaderno de Antonina Iglesias con las asignaturas del curso 1929-1930.
TIERRAS Y PUEBLOS. Tercer manuscrito. Por Alberto Montana. Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona 1949.
EUROPA Y SUS GRANDES CIUDADES. Por Alberto Montana. Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona 1958.
EL PRIMER LIBRO ESCOLAR. Segunda parte. Método de enseñanza de la lectura por la escritura y el dibujo.
Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona.
MI MANUSCRITO. Por Darío Mistral. Librería y casa Editorial Hernando, S. A. Madrid 1945.
CARTAS DE NIÑAS. Manuscrito escolar. Por Federico Torres. Editorial Magisterio Español. Madrid.
LECTURAS MANUSCRITAS. Por Alberto Montana. Editorial Miguel A. Salvatella. Barcelona 1958.
PALOMA. El manuscrito del párvulo. Texto e ilustraciones de Marisa Villardefrancos. Editorial Escuela Española. Madrid 1959.
MANUSCRITO INFANTIL. Por Mª. Luisa Ramos. Editorial Estudio. Madrid.
PEPE TERCERO. El siglo de los niños. Tercera parte. Por Raimundo Gómez Tutor. 20ª edición.
Librería Escolar Hijos de Antonio Pérez. Madrid 1949.
RAYAS. Método de enseñanza de la Lectura por la Escritura. Segunda parte. Por Ángel Rodríguez Álvarez. 16ª edición.
Tipografía y Librería de “El Cronista”. Serradilla.
TRAZOS. Método para aprender a leer por medio de la escritura y el dibujo. Por J. Demuro. Imprenta Torrent. Madrid 1929.
LECTURAS Y DIBUJOS. Libro de Lectura. Por José M. Sancho Castro. 23ª edición. Librería Ferrandis. Valencia.
EL CHIQUITIN (La lectura por la escritura y el dibujo). Por Federico Torres. 5ª edición.
Librería y casa Editorial Hernando, S. A. Madrid 1951.
RASGOS. Enseñanza de la lectura por la escritura y el dibujo. Por J. Demuro. Editorial Estudio. Madrid
ENCICLOPEDIA ESCOLAR. Grado 1º. (Mis terceros pasos). Por M. Antonio Arias. Ilustraciones de Julio Algora. 16ª edición.
Editorial Hijos de Santiago Rodríguez. Burgos 1965.
ENCICLOPEDIA ESCOLAR “ESTUDIO”. Libro Amarillo. Por Pla-Dalmáu. Editorial Dalmáu Carles, Pla, S. A. Gerona 1958.
NUEVA CARTILLA. 2ª parte. Método pedagógico de enseñanza de la lectura por el dibujo y la escritura. Por M. Trillo Torija. Ediciones Afrodisio Aguado. Madrid 1947
YO LEO Y JUEGO. Juego educativo para la enseñanza de la lectura. Por Senén Corroto Gutiérrez.
Instituto «San José de Calasanz» de Pedagogía. C.S.I.C. Madrid.