Fundación Joaquín Díaz

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Marazuela, grabaciones inéditas. Realizadas por Eugenio Urrialde en 1959 y 1969

Segovia, Ávila y Valladolid

Fundación Joaquín Díaz. 2020

Libro-CD con 4 discos

136 páginas. | 14,7 x 24,9 cm.

Este libro está AGOTADO



«Marazuela, grabaciones inéditas» es una obra editada en gran formato de disco libro como producción de la fundación Joaquín Díaz en colaboración con el Instituto González Herrero de la Diputación Provincial de Segovia y bajo la coordinación de Carlos Porro. Quedamos a la espera, dada la situación actual, de una pronta y pública presentación que reconozca este genial estudio de Marazuela y el agradecimiento por la guarda y custodia de Eugenio Urrialde de las grabaciones aquí presentadas. La obra se acompaña de numerosos textos documentales y las correcciones que venían siendo reclamadas de tiempo atrás de los errores del Cancionero junto a un CD biográfico donde el propio Maestro relata algunos de los acontecimientos de su vida en una de las entrevistas que su discípulo y amigo Eugenio Urrialde realizara en 1969. Se incluyen además otros tres cds con 82 temas de dulzaina, canto, guitarra, pandereta, zambomba y almirez extraídos de las grabaciones realizadas en 1959, veinte partituras y un estudio de dulzaina de Alfredo Ramos. Al margen de entender la obra como un estudio costumbrista, histórico o musical deseamos que sirva, ahora más que nunca, para que la voz de Marazuela reconforte y acalme nuestro ánimo como siempre sucedió con el canto de la tradición y la memoria.


Escribir sobre Agapito Marazuela es, en todos los casos, una maravillosa búsqueda de ilusiones desconocidas, mejor dicho olvidadas, porque existían arraigadas en el alma sin saber cómo. Los que por imperativo del tiempo no nos ha tocado convivir en su época nos damos cuenta al verle, al oírle o al estudiarle, de la importancia que tiene esta tradición recuperada. Gracias a él reconocemos mejor y sabemos más de nuestros mayores. Tenemos una visión más exacta y hermosa de nuestro pueblo. Su meritoria labor guitarrística, su dedicación folklórica y su vida, son algo que no se deben olvidar, por el esfuerzo y tenacidad que representan, por su interés eterno y su generoso gesto. Impagable deuda. Si importante es la labor realizada, magnífica su condición humana y es que no debemos olvidar que el artista deber ser no un superhombre, sino un hombre mucho más humano.

Si Marazuela supo ganarse la admiración de unas provincias como dulzainero y las mejores ovaciones en las más destacadas salas de concierto con su guitarra, como folklorista le debemos devoción eterna, por su aportación, una de las más exquisitas e importantes de nuestra geografía musical hispana.

Eugenio Urrialde, 1969. Extraido del libro «Apuntes sobre el maestro»


Durante unos años fui responsable del sector de música en el PCE. Al partido y a mi nos importaba más la agitación que la música en aquellos años convulsos de la Transición. Los camaradas que conocían por experiencia mucho mejor que yo, quién era quién dentro de la militancia, me hablaron de Agapito y su peripecia vital. Había oído hablar de él, porque lo mencionaban frecuentemente Joaquín Díaz, también Nuevo Mester de Juglaría, en aquellos años de intensa actividad musical y todo lo que transmitían acerca de él dibujaba un perfil intachable musical y humanamente.

Fui a conocerlo a Segovia acompañado por un amigo suyo y camarada y le hablé de la posibilidad de grabar en un estudio de Madrid lo que le apeteciera. Estaba a punto de cumplir 85 años. Conversamos toda la tarde, tenía una memoria extraordinaria, como demuestra en el impagable «Agapito Marazuela o el despertar del alma castellana», de Manuel González Herrero. Al decirle que era asturiano me habló con admiración de Eduardo Martínez Torner, musicólogo, compositor, concertista; le dije que acababa de grabar un disco con canciones populares asturianas extraídas de su Cancionero.

Qué excelente idea que la Fundación Joaquín Díaz edite cuatro CDs con 80 grabaciones y una conversación con el maestro de tantos maestros. Y qué país tan ingrato el nuestro, lo que debería ser obligación del Estado, como garante cultural, finalmente tiene que hacerlo la iniciativa personal de gente que le admira y reconoce su trabajo, su valía intelectual y moral y la huella que nos dejó para siempre. Irrepetible Marazuela.

Víctor Manuel


No voy a negar que el placer que experimento al ver acabada esta obra, suple con demasía las dos décadas de espera y sueño aguardando para oír fresca la voz de Marazuela, la voz segoviana. Más de veinticinco años han pasado desde que leyera la biografía escrita por Eugenio Urrialde donde daba noticia de unas grabaciones realizadas por él al Maestro Marazuela en el magnetófono de su hermano Miguel en 1959. Fueron muchas las pesquisas en su tiempo para localizar este fondo. Preguntas a los especialistas por los registros inéditos del maestro –ávidos como estamos de estas grandes voces y repertorios–, revisión de archivos, bibliotecas y fondos sonoros, las otras ocupaciones laborales en la vida de Eugenio años ha y la pérdida final de las grabaciones originales. Di por olvidada la empresa o por lo menos arrinconada hasta la aparición de la cineasta Lidia Martín Merino con un proyecto sentido y elegante sobre una película acerca de la figura de nuestro folklorista, su dolor y su trabajo, su vida y sus quehaceres en una revisión de su obra llevada a la gran pantalla.

Lidia había emprendido la ingente tarea de realizar un documental actual de la figura del maestro que tituló «Agapito Marazuela. La estatua partida» y que estrenó en febrero de 2019. El exquisito trabajo debió de parecer a su vez cumplido y cuidado al querido alumno y amigo de Marazuela, y le cedió algunos documentos, fotografías y grabaciones sobre la figura del maestro para tal fin. Entre estos documentos se hallaba una copia de las grabaciones de 1959 que, como propietario generosamente entregó a la Fundación Joaquín Díaz para su guarda con el encargo de su edición.

Carlos Porro