Propietario:
Salustiano Santos
Actividad:
Hostelería / Pastelería
Dirección:
Santiago, esquina Claudio Moyano
Periodo:
Funciona desde 1922 hasta 1947
Historia:
En la década de los años 20, el Gran Café Royalty, situado en la esquina de las calles de Santiago y Claudio Moyano, contribuyó a hacer más agradable la estancia en el local añadiendo música en directo y evitando ruidos innecesarios. De hecho se prohibía el juego de dominó -durante el siglo anterior también se había seguido la misma tónica en el Café de Calderón- para evitar el golpe triunfal de la ficha contra el mármol de la mesa. A comienzos de la década de los años 30, el Café Royalty inauguró unas "temporadas de grandes conciertos" que trajeron de Madrid a varios conjuntos importantes, entre ellos la Orquesta Corvino, integrada por músicos de la Sinfónica de Madrid como Abelardo Corvino (violín 1º), Augusto Repullés (violín 2º), Enrique Alcoba (viola), Roberto Coll (violoncello) y Federico Quevedo (piano), quienes tocaban para el público los llamados "días de moda", que eran lunes, miércoles y viernes. La empresa propietaria, dirigiéndose a una "parroquia" ocasional que desconociera los usos del Royalty, advertía: "Interpretando el deseo de nuestra distinguida clientela, la dirección y los artistas rogamos que durante la ejecución de las obras musicales se abstenga de hacer ruido alguno guardando el mayor silencio posible". Dicha actuación incluía todos los días 3 magnos conciertos 3: de dos y media a cuatro, populares y a elección; de seis a ocho y media, clásicos aristocráticos, dedicados a las señoras y a los aficionados a la buena música; por último, de diez a doce de la noche el concierto de gran moda. Como regalo especial, los domingos y días festivos, a las doce, la orquesta Corvino ejecutaba un formidable programa a elección del público. El repertorio abarcaba Oberturas de Rossini, Wagner, Beethoven, Mendelsohn, Mozart o Saint-Saens, obras de Brahms, Listz, Tchaikovsky, Czibulka, Bach o Haëndel pero también composiciones de músicos españoles como Granados, Bretón, Serrano o Montes (la famosa "Negra sombra") y zarzuelas, óperas, operetas, valses y marchas.Si a todo eso se añade que Royalty ofrecía cenas especiales a las salidas de los "otros teatros", que estaba dotado de modernas cámaras frigoríficas "para la esterilización de todos los servicios ad-hoc", que daba picatostes y churros calientes junto a la más refinada pastelería y repostería elaborada en sus propios hornos y que sus "thés", chocolates y cafés no tenían parangón por estar hechos en la famosísima máquina americana "Omega", se explicará el éxito arrollador que tuvo este establecimiento durante varias décadas en Valladolid.