En un pueblo por ahí, cerca de Alar, dicen que el
alcalde y el secretario y el cura, como son los que
no trabajan, siempre andaban juntos, y el alcalde
era tan curioso que le dice al cura:
Digo que... usted sabrá todos los líos de las
mujeres, y eso, y se loo confesarán.
Dice:
Pues sí, sí.
Dígamelo usted.
Uy, no, no.
Bueno, pues nada más ponemos en la puerta el
domingo y según vayan pasando, si es que sí,
me dice <>. Así que según pasaba, el cura
decía <>, o <>. Conque ya, llega la
mujer del alcalde y dice
Indica.
Y dice el alcalde:
¡Señor cura que es mi Anica!
Y dice el cura:
Pues Indica, Indica, e Indica.