En un pueblo tenían que escoger alcalde y resulta
que sólo había dos que pudieran serlo, pero siempre
que votaban quedaban empatados y no había
manera de resolver aquello. Por fín, después de
mucho pensar y pensar dijo uno:
¿Por qué no le pedimos al Cridto de la iglesia que
decían?
Bueno, pues aunque algunos decían que no, al
final, por mayoría fue que sí, pero Don Juan le dijo
al sacristán:
Tú súbete al coro, y le atas un cordel a la cabeza
del Cristo, y cuando el cura pregunte que si quiere
a Don Juan, tiras del cordel pa que parezca que
dice que sí.
Conque se reunió todo el pueblo en la iglesia, y
después de decir misa y todas esas cosas, pues se
puso el señor cura delante del Cristo, y le dijo:
Santo Cristo, ¿queréis por alcalde de este
pueblo a Don Juan?
Y el Cristo quieto.
Santo Cristo, ¿queréis por alcalde de este
pueblo a Don Manuel?
Y el Cristo, quieto.
¿Queréis a Don Juan?
Y nada.
¿Queréis a Don Manuel?
Tampoco se movía el Cristo. Y volvía:
¿Queréis a Don Juan? ¿Queréis a Don Manuel?
Y ya, salta el sacristán desde el coro:
Ni Don Juan, ni Don Manuel, que se me ha roto el
cordel.