Había una vez un pescador que iba todos los días a
pescar al río, y un día pescó un barbo muy grande y
cuando le iba a echar a la cesta dijo el barbo:
Pescador, si me sueltas, prometo darte todo lo que
me pidas. Y el pescador, aunque pensaba que no
necesitaba nada, le echó al río.Cogió la cestay se
marchó a su casa y le dijo su mujer:
¿Qué me traes hoy?
Y dice:
Nada, porque he cogido un barbo que me ha dicho
que si le soltaba me daría todo lo que le pidiese.
¿Y tú que le pediste?
Yo, nada.
Pues márchate ahora mismo y le dices que
queremos otra casa en vez de esta cabaña tan vieja
y tan fea que tenemos.
Con que fue el hombre, se asomó a la orilla del río
y dijo:
Barbo, mi querido barbo, mi mujer quiere una
cosa.
Salió el barbo y le dijo:
Y ¿qué quiere tu mujer?
Quiere una casa nueva.
Pues bien; vete a casa y la encontrarás.
El hombre volvió y encontró a su mujer en una
casa muy bonita. Pero cuando pasó una semana le
dice su mujer:
Oye, ¿por qué no vas a decirle al barbo que nos
dé un palacio?
Conque el hombre se marchó y dice:
Barbo, mi querido barbo, mi mujer muy a pesar
mío pide otra cosa.
Y, ¿qué quiere tu mujer?
Pues quiere un palacio.
Vete a tu casa y encontrarás el palacio.
Así que se fue a su casa, y efectivamante, encontró
el palacio y dentro a su mujer. Pero a la semana
siguiente la mujer le dijo al pescadorque quería ser
reina, y el pescador tuvo que volver al río y decir:
Barbo, mi querido barbo, mi mujer muy a pesar
mío pide otra cosa.
Y ¿qué quiere tu mujer?
Pues ahora quiere sesr reina.
Bueno, vuelve a tu casa y así será.
El hombre volvió a su casa y encontró a su mujer
con la corona y la capa, pero al cabo de una
semana, la mujer, que lo quería tod, le dice:
Vuelve al río y dile al barbo que quiero ser como
Dios.
Mujer ¿cómo voy a decir eso?
Vete y se lo dices.
Bueno, pues el hombre fue a la orilla del río y dijo:
Barbo, mi querido barbo, mi mujer muy a pesar
mío pide otra cosa.
Y ¿qué quiere ahora tu mujer?
Pues quiere ser como Dios.
Y dijo el barbo:
Bueno, vuelve a casa.
Conque el hombre se marchó a su casa todo triste y
se encontró a su mujer llorando en la misma
cabaña que tenía al principio y dijo:
El barbo te ha dado lo que merecías por
egoista y por ansiosa; en la vida hay que
conformarse con lo que Dios le da a uno.