Intérpretes: Voz: Joaquín Díaz
Zanfona: Germán Díaz
Teclado: Luis Delgado
Productor: Julio Palacios
Técnico de sonido: Luis Delgado
Reedición:
Preso le llevan al Conde,/ preso va y a buen recaudo
no va preso por ladrón/ ni por hombre haber matado,
por violar una doncella/ que venía de Santiago.
No bastó dormir con ella/ sino dióla a su criado.
Acometióla en la sierra/ lejos de lugar poblado
Y la dejó allí por muerta/ sin darle el menor cuidado.
Lloró tres días, tres noches/ y más habría llorado
si no es que Dios siempre acude/ a amparar al desdichado.
Por allí pasara un viejo/ un pobre viejo soldado
sus barbas blancas de nieve/ y su bordón en la mano,
conchas trae en la esclavina/ sombrero de ellas cercado.
Acercóse a la romera/ con amor y con agrado:
-No llores más, hija mia,/ que ya has por demás llorado
que ese villano de Conde/ preso iá y a buen recaudo.
Llevó con él la doncella/ el buen viejo del soldado,
van a presencia del Rey/ donde el Conde era llevado:
-Yo te requiero, buen Rey,/ por el apóstol sagrado,
que en ésta la su romera/ el fuero sea guardado.
De ley divina es casarse/ de humana, ser degollado,
que no valen hidalguías/ donde Dios es agraviado.
Dijo el Rey a su consejo/ con el rostro demudado:
-Sin más demora este hecho/ quiero yo desembargado.
-Visto está el hecho, visto/ juzgado está y bien juzgado
o ha de casarse con ella/ o si no, ser degollado.
-Pues me place, dijo el Rey,/ el verdugo sea llamado
o casa con la romera/ o aquí seá degollado.
-Vengan cuchillo y verdugo,/-respondiera el acusadoantes
muriera mil veces/ que vivir avergonzado.
Allí se oyera al buen viejo/ al buen viejo del soldado:
-Mala justicia hacéis, Rey,/ mal hecho tenéis juzgado;
primero casar con ella/ y después ser degollado.
La honra se lava con sangre/ mas no se lava el pecado.
No había dicho estas palabras/ y la espada había arrojado,
quita insignias de romero/ tira armas de soldado
y en traje de santo obispo/ aparece transformado,
su mitra de piedras finas/ de oro puro su cayado.
La mano de la romera/ con la del Conde ha juntado,
con palabras de presente/ allí los ha desposado.
Lloraban los que lo veían/ lloraba más el culpado,
llorando pedía la muerte/ por no quedar deshonrado.
De allí lo llevan por muerto/ ni el verdugo fue llamado,
justicia de Dios fue aquella:/ antes de una hora es finado,
pero acogió aquella alma/ el apóstol consagrado
que no era otro que el romero/ el obispo y el soldado.