Intérpretes: Voz y guitarra: Joaquín Díaz
Productor: Eduardo Paniagua
Técnico de sonido: Luis Delgado / Hugo Westerdahl
Reedición: Pneuma PN140 2009
Por aquel postigo viejo
que nunca fuera cerrado,
vi venir pendón bermejo
con trescientos de a caballo.
En medio de los trescientos
viene un monumento armado,
y dentro del monumento
viene un ataúd de palo,
y dentro del ataúd,
venía un cuerpo finado,
que era el de Fernando de Arias,
el hijo de Arias Gonzalo.
Llorábanle cien doncellas,
todas ciento van llorando,
todas eran sus parientas
en tercero y cuarto grado:
las unas le dicen primo,
otras le llaman hermano,
las otras decían tío,
otras le llaman cuñado,
sobre todas lo lloraba
aquella Urraca Hernando.
¡Y cuán bien las consolaba
ese viejo Arias Gonzalo!
-¿Por qué lloráis, mis doncellas?
¿Por qué hacéis tan grande llanto?
que si un hijo me mataran
aquí me quedaban cuatro;
Murió por salvar Zamora
vuestra honra bien guardando;
murió como caballero;
con sus armas peleando.