Era un señor que tenía un huerto en Villardefrades, y tenía dos higueras, y el hombre, pues nunca probaba los higos. Y le daban guerra en la taberna:
-Pero oye, qué buenos higos tienes.
-Cago en tal, si yo no los pruebo... Me los comen antes que los quiera probar...
Y dice:
Pero este año no va a ver quién se atreva. Voy a coger la escopeta cuando tengan la madurez, me meto debajo de la higuera yo y a ver qué pasa. Y al tiempo, le daban guerra ya:
-Que ya van madurando.
-Ah ¿sí? Pues esta noche voy ya con la escopeta.
Y van y se visten unos de marimantas, cogen unas esquilas, y se van al huerto a la noche. Y empiezan:
-Antes, cuando éramos vivos veníamos a esta higuera a comer higos. Y ahora que somos muertos venirnos a por el Tío Pelostuertos.
Tiró la escopeta y corriendo debe estar todavía.