Joaquín Díaz

Las faltas de los hombres
Puede realizar una búsqueda en la colección de canciones:          


< Volver al listado de canciones

Las faltas de los hombres

Música en la calle

CD
2003 - Openfolk
Intérpretes: Voz y guitarra: Joaquín Díaz
Violín: Werner Glaser

Productor: Fundación Joaquín Díaz
Técnico de sonido: Michel Lacomba

Reedición: 0


Desde tiempo inmemorial
Los hombres a su placer
Han dicho de la mujer
Lo que han querido de mal.

Serpiente, arpía infernal
La llaman, y otros mil nombres,
Así es que ahora no te asombres
Noble auditorio al oir
Saquemos a relucir
Los defectos de los hombres.

Ingratos, falsos, arteros,
Inconstantes, bailarines
Son Danieles, Valentines
Vitorianos y Valeros.

Los Juanes y Baldomeros,
Andreses y Celestinos
Son amigos de los vinos,
Aguardientes y licores
Y también los Salvadores,
Los Modestos y Rufinos.

Para tiranos crueles
Los Guillermos y Eduardos
Y amigos de picos pardos
Serafines y Manueles.

Los Donatos y Migueles,
Benitos y Simeones
Son fulleros, valentones,
Propensos a embriagarse
Y capaces de jugarse
La camisa y los calzones.

Los agapitos y Amaros
Son de maneras muy bruscas;
Y si buenas piezas buscas,
hallarás que son los Blases,
los Antonios y Tomases
amigos de pelanduscas.

Remolones los Mateos
Y si tú auditorio quieres
Hallarás, si les siguieres,
Que son los Jaimes muy malos
Y amigos de dar de palos
A menudo a sus mujeres.

Son los Silvestres ariscos
Los Dionisios embusteros
Los Lázaros callejeros,
Los Serapios basiliscos.

Martines y Fructuosos
Son de condición extraña;
Los pedros tienen gran maña
En la baraja y el taco
Y se fuman más tabaco
Que fabricar puede España.

Los Bautistas son zamarros
Los Nicolases tunantes
Los Joaquines muy amantes
De chicas, copas, cigarros.

Los Julios, los despilfarros
Anhelan y los placeres
Y olvidando sus deberes,
Los Magines y Ramones
Se la pegan los bribones
A menudo a sus mujeres.

Los Bernardos y los Titos
Gustan de beaterías
Y de andar por cofradías
Con Fortunatos y Vitos.

Los Anselmos y Matías
Son calaverones tales
Que nunca se han visto iguales
En el mundo como ellos
Y por estos atropellos
Mueren en los hospitales.

Son personas mal miradas
Estébanes y Javieres
Pues de todos sus placeres
El más común y mayor
es el de hacer el amor
A amigas de sus mujeres.

Estas son, aunque os asombre,
niñas llenas de inocencia
Las faltas que la experiencia
Ha descubierto en el hombre.
Así que os digo en mi nombre
A las que queráis casaros
Que no tenéis que fiaros
Al verlos de amor rendidos
Pues cuando ya son maridos
Se ven sus defectos claros.