Regimiento de la reina
CD
2005 -
Openfolk
Intérpretes:
Voz: Joaquín Díaz
Piano: Javier Coble
Patxi Pascual: Saxofón
Productor:
Luis Delgado / Javier Coble
Técnico de sonido:
Luis Delgado / Javier Coble / Hugo Westerdahl
Reedición:
Don Narciso Alonso Cortés publica los Cantares Populares de Castilla en la Revue Hispanique en 1914, con la primera guerra mundial ya comenzada. Son casi 5000 cantares que vienen a recordar, así lo hace el propio autor en la introducción, algunas colecciones previas y sobre todo la de Francisco Rodríguez Marín, publicada en Sevilla en 1882, que agrupaba las coplas siguiendo su temática como también lo hizo Emilio Lafuente Alcántara treinta años antes.
Alonso Cortés incluye, como lo hiciera Marín, una pequeña colección de melodías (8, para ser más exactos) de las provincias de Palencia, Santander, Burgos y Valladolid. Previamente remite, a quien se interese por esas y otras melodías, a la música recogida en otros cancioneros por folkloristas conocidos como Rafael Calleja, Federico Olmeda o el Padre agustino Luis Villalba. Para completar las ocho melodías publicadas por Alonso Cortés he seleccionado cuatro más de entre las recogidas por Villalba que se conservan manuscritas.
Los arreglos y la interpretación han pretendido crear un ámbito cercano a la estética de la primera década del siglo XX, pero también –y gracias a los excelentes músicos que han intervenido- dar un toque de libertad artística a la grabación. Se han usado instrumentos, populares y cultos, de los que eran frecuentes en la música de salón de aquella época y muy especialmente el Strohviol o violín con bocina creado por el músico Augusto Stroh para las grabaciones de los cilindros de ebonita. Las canciones reflejan una tendencia, ya observada en la segunda mitad del siglo XIX, de rescatar las cualidades literarias de lo “popular” descubriendo en el “alma” del pueblo cualidades insospechadas por su delicadeza y elevación. Ese descubrimiento, compartido con el lector o el oyente, llevaba a interpretar muchos de los temas recogidos en aldeas perdidas –previo paso por el pentagrama- en las casas particulares y en los bailes de sociedad.