Edición digital: Fundación Joaquín Díaz • 2023
577 páginas
Puede descargarse gratuitamente en formato PDF 27MB
Hará unos treinta años que compré, en la librería Relieve de Valladolid, un curioso manuscrito firmado y titulado Album de Atanasio Tomillo. Algunas someras indagaciones me llevaron pronto a conocer que el autor de las pulcras y hermosamente caligrafiadas poesías había pasado su infancia en Pozaldez y había sido apadrinado nada menos que por Atanasio Pérez Cantalapiedra, quien fue Rector de la Universidad de Valladolid y rico propietario rural. Parece que la madre de Tomillo sirvió en casa de Cantalapiedra y que éste se encariñó con el niño que además padecía una sordera que habría de impedirle después realizar estudios superiores. Probablemente fue el propio Cantalapiedra quien le recomendó que entrara como auxiliar en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios (éstos añadidos en 1867 a las secciones de archivos, bibliotecas y arqueología), donde tuvo que observar pacientemente cómo otros compañeros con menos méritos que él ascendían en el escalafón y le superaban en remuneración.
Sus esfuerzos, sin embargo, pronto serían reconocidos. En 1885, cuando Manuel Danvila se propone escribir una Memoria sobre El poder civil en España, visita el Archivo de Simancas y entra en contacto con Atanasio Tomillo que ya trabajaba allí; incluso, en un arranque de osadía, le pide que le facilite las fichas y el material que éste había recopilado durante el tiempo que había estado de auxiliar en el Archivo. Tomillo tenía la pretensión de escribir «una nueva historia de las Comunidades de Castilla, rectificando documentalmente los muchos errores» que, según el propio Tomillo y Danvila, contenían las anteriores. El archivero entregó a Danvila tan solo dos documentos y no sería sino diez años después cuando, siendo ya archivero jefe Tomillo en la Biblioteca Universitaria de Santa Cruz (donde estaría hasta 1900), volverían a encontrarse, teniendo entonces más suerte Danvila en su pretensión y recibiendo por fin más de 3.800 documentos copiados por Tomillo en 17.000 folios que cedería en 1895 a la Real Academia de la Historia.
Poco después Atanasio Tomillo y Cristóbal Pérez Pastor firmarían conjuntamente el Proceso de Lope de Vega por libelos contra unos cómicos, obra que se publicaría en 1901 en Madrid y que contendría los juicios por los que pasó el Fénix a causa de los libelos escritos contra Gerónimo Velázquez, actor y director de teatro, de cuya hija, al parecer, estuvo enamorado y a la que dedicó ardientes poemas. Gracias a la publicación de Tomillo y Pérez Pastor se dio a conocer el caso que salpicó a Lope por sus amores con la tal Elena Osorio, la Filis «de serenos ojos» por quien moría el poeta que se escondía bajo el seudónimo de Belardo.
Varias publicaciones más acreditan el trabajo minucioso de Tomillo en el Archivo de Simancas, lugar en el que pasó muchos años y que le produjo más sinsabores que alegrías según se desprende de la lectura de algunos de sus poemas.
Estamos seguros de que la lectura de este poemario suscitará interés en aficionados e investigadores y será de gran ayuda para conocer mejor la biografía de un vallisoletano cuya vida y trabajos empiezan a ser justamente valorados.