Joaquín Díaz

Editorial cuarto trimestre 2023


Editorial cuarto trimestre 2023

Parpalacio

El estudio de la tradición

30-12-2023



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La maldita y mil veces recordada pandemia se llevó las ilusiones y fuerzas de un mundo en decadencia. Entre los muchos actos y reuniones que no pudieron celebrarse por esa causa o que quedaron difuminados por las precauciones que hubo que tomar, algunos tuvieron que ver con la tradición y la etnografía. Recuerdo en especial la celebración de los 50 años de la investigación etnográfica en Vasconia, aniversario que se conmemoró con la edición de un libro en el que colaboramos diversos investigadores que empezábamos a formarnos en aquella época y que llegábamos al mundo de la etnografía gracias al Padre Barandiarán. La primera vez que escuché hablar de él fue en 1965. Acababa de matricularme en el primer curso de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Navarra después de haber suspendido todas las asignaturas de primero de Derecho en Valladolid, y mi padre me preguntó muy seriamente si sería capaz de enderezar mi vida empezando sin ir más lejos por los estudios. Aceptó como solución que me fuera a estudiar a Pamplona, donde el prestigio de algunos de los profesores de su Universidad como Juan de Contreras (Marqués de Lozoya), Alvaro D`Ors o Antonio Fontán, parecían representar una garantía para sus exigencias y un acicate para mi curiosidad. Fue precisamente Fontán quien, conociendo mi interés por el estudio de la tradición, me recomendó alguna de las sesiones que Barandiarán había iniciado un año antes en la Universidad y para las que no era necesario estar matriculado, siendo de libre asistencia. Pasado algún tiempo y tras algunas experiencias interesantes, salpicadas con viajes esporádicos a Isaba, en el Valle del Roncal, Fontán me preguntó si las clases habían resultado positivas a lo que respondí con entusiasmo agradecido —le dije que pensaba asistir en julio del año siguiente al tributo de las tres vacas—, siquiera en aquella época estuviese más interesado por la interpretación de la música popular que por el estudio de su contexto, de sus fuentes o de su historia. Concluido el curso y aprobada la asignatura de Fontán “Lengua y Literatura Latinas” con un notable, comencé a demostrar mi impaciencia por acudir a Madrid y empezar una carrera como cantante, cosa que sucedió al año siguiente abandonando definitivamente la Universidad y las clases de Etnología del Pueblo Vasco.

Padre Barandiarán

Antonio Fontán

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Casi cinco años más tarde y en casa de Don Julio Caro Baroja frente al Retiro volví a escuchar de boca del académico encendidos elogios dedicados a Don José Miguel, a quien consideraba maestro en tantas materias, aunque esto lo dijera Don Julio con su voz monótonamente inexpresiva y como pidiendo disculpas por expresarse tan categóricamente. Solía añadir que estar cerca de Barandiarán le había proporcionado la oportunidad de acercarse a la ciencia desde una posición novedosa y privilegiada que no había conocido en todos los años de su experiencia universitaria. El universo urbanita barojiano, intelectual y un poco falso, se había engrandecido al entrar en contacto con la visión natural y humanista del cura de Ataun. La cultura —es decir el cultivo de la propia personalidad y del entorno— había que vivirla para comprenderla.

Mi siguiente “encuentro” con la obra de Barandiarán se produjo en 1980, al tener ocasión de crear una revista dedicada a los saberes tradicionales. El gabinete jurídico de la entidad de ahorros que apoyaba la idea con su patrocinio (la Caja de Ahorros Popular de Valladolid) me informó de que, al intentar registrar el nombre de la publicación, “Revista de Folklore”, se les había comunicado desde la oficina de la propiedad industrial que existía un boletín con el mismo nombre. Al solicitar más información comprobé que se trataba de Eusko Folklore, y, si bien no mostraba la publicación una especial actividad en esa época, me pareció una oportunidad espléndida de revisar algunos de sus números y rendir un homenaje personal al maestro manteniendo la palabra “folklore” en el título. Su “Cuestionario para una investigación etnográfica de la vida popular”, publicado en 1934, había sido durante mucho tiempo mi lectura favorita cuando iba a emprender un trabajo de campo, y el repaso a las 1147 cuestiones que se planteaban al estudiar una población, sus habitantes, sus costumbres, sus relaciones, sus creencias y sus prácticas más habituales me daban, cada vez que volvía sobre esas líneas, la dimensión inmensa y pormenorizada del entorno rural , así como la altura intelectual y humana de quien las redactó con tanta curiosidad y con tanto amor a la propia tierra y a sus habitantes.

El proyecto Etniker se propuso exactamente eso: partiendo de una guía que distintos grupos utilizarían como patrón común, hacer una serie de encuestas concienzudas y sistemáticas que abarcarían todos los aspectos de la vida en las diferentes localidades y zonas elegidas. De ese modo se completaría el Atlas etnográfico de Vasconia y se publicarían los resultados de las encuestas en generosas monografías que tendrían carácter exhaustivo y ejemplar. Los alumnos y colaboradores de Barandiarán hicieron posible este milagro ordenado, silencioso, que ha quedado como paradigma de trabajo bien hecho. Mi admiración por alguno de los participantes en esa inmensa obra, como en el caso de la recientemente fallecida Gurutzi Arregi (con la emoción de recibir en mano en Urueña alguno de sus trabajos) o de Ander Manterola, me obligarían a ser más preciso y más objetivo pero este tipo de misiones se califican solas por sus resultados y por la trascendencia de su mismo carácter. Cualquiera que haya echado un vistazo a los impresionantes tomos publicados por el Instituto Labayru sabrá que el estudio de Euskalerria —de su tierra y sus gentes— ya tiene su gran enciclopedia y que ello ha sido posible gracias a la visión universal de un gran amante de su cultura que supo transmitir su fe y su entusiasmo a un grupo modélico de investigadores perseverantes, incluso en una época tan cambiante y difícil como la que nos ha tocado vivir.


Julio Caro Baroja

Eusko Folklore

Gurutzi Arregi