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La importancia de los números en la cultura tradicional es indiscutible. No sólo en la literatura popular (romances, canciones, cuentos, rimas infantiles), sino en variados aspectos de la vida familiar y social. Entre los números más significativos están el tres y el siete; el tres, número perfecto en la consideración de los pitagóricos y de los cristianos (la Trinidad), ha venido a ser principio y fin en muchas actividades, tanto de la infancia como de la madurez (recuérdense las conocidas frases "a la tercera va la vencida" o "a la una, a las dos y a las tres", con que comienzan la mayoría de los juegos). El siete es otro guarismo presente constantemente en la vida y las costumbres del ser humano: 7 maravillas del mundo, 7 pecados capitales, 7 dolores de la Virgen, 7 vueltas que hay que dar alrededor de algo para conseguirlo, 7 colores del arco iris, 7 notas de la escala musical; por otro lado, el siete, en el orden numérico, poseía propiedades especiales, tal vez por ser el séptimo, según la tradición judeo-cristiana, el día en que Dios descansó de su Creación; así, el séptimo hermano suele tener algún poder o habilidad para curar enfermedades, y el séptimo hijo de un séptimo hermano es capaz de detener una hemorragia.
En cuanto a la literatura, bastaría con recorrer los enunciados de romances y cuentos para comprender la importancia y significación de estos números: "Las tres cautivas", "Las tres comadres borrachas", "Las tres naranjitas de oro", "Los tres deseos", "Los tres cerditos", "Las siete esposas de Barbazul", "Blancanieves y los siete enanitos", "Mata siete", etcétera, etc.
El tres y el siete son, pues, números mágicos o sagrados desde remotos tiempos. Ya Covarrubias escribía en su Tesoro: "El tres es número ternario, de cuya perfección hay escritas grandes sutilezas, sacándole muchos misterios no sólo por los autores católicos, pero aun por los étnicos." Y sobre el siete añadía: "De este número septenario sacan grandes misterios y hay libros particulares escritos de sólo este tema."